El PSOE está en estado de coma, probablemente irreversible, pero el PP está padeciendo una espantosa agonía, disimulada porque está en el poder. Los dos grandes partidos políticos españoles, protagonistas del sistema y acaparadores del poder desde la muerte del dictador, se están muriendo por dos razones principales: porque se han corrompido hasta límites nauseabundos y porque han sido incapaces de adaptarse a la democracia.
Los signos externos de la muerte de los grandes partidos son el abandono del apoyo ciudadano, el aislamiento con respecto a la vida real, la desunión, las delaciones, la rebeldía interna, la corrupción, que ya no puede taparse, la evidencia de la mentira y la caida, por falta de dinero, del clientelismo, un vicio que había sustituido al servicio, al altruismo y a las ideas en el seno de los partidos.
Abandonados por los ciudadanos, a los que ellos mismos han dado la espalda y despreciado, marginándolos de todo el proceso de toma de decisiones y arrebatándoles el derecho a decidir que tienen en democracia, el PSOE y el PP, iu y los poderosos partidos nacionalistas son hoy muertos vivientes de los que nadie se fia y a los que solo votan los descerebrados, los esclavos y aquellos que viven de la política y reciben favores y privilegios de los partidos. No existe un sólo demócrata en España que tenga argumentos para votar a partido alguno que tenga representación parlamentaria porque sus corrupciones y traiciones a la decencia, a la ciudadania y a la misma democracia se lo impiden.
Hay mas de 300 causas abiertas en los tribunales contra los partidos políticos españoles, casi todas por corrupción, es especial robo, cohecho, malversación y falsedad de documentos. Hay, además, mas de un millar de casos que se investigan desde anticorrupción o por los cuerpos policiales. Ninguna otra organización en España, salvo la banda terrorista ETA, tiene tantos crímenes en su haber. Si existiera en España una Justicia democrática y limpia, los grandes partidos políticos españoles habrían sido disueltos y precintados por haberse comportado como asociaciones de malhechores.
Los partidos políticos españoles, incluyendo los nacionalistas, se han autodestruido al cometer el peor de los pecados: anteponer los intereses propios al bien común. A pesar de la eficacia y experiencia de sus aparatos de propaganda y de tener comprados con dinero público a miles de periodistas y líderes de opinión, el ciudadano ha terminado por darse cuenta que los partidos son agrupaciones peligrosas, infectadas de corrupción y enemigas de la democracia y el verdadero progreso.
Hay muchos autores de estudios y análisis de pensamiento político que sostienen que cuando un partidos traspasa la linea roja y se acostumbra a anteponer sus intereses al interés general, se envilece tanto que su enfermedad se hace incurable y la única solución es disolverlo por vía judicial.
El italinao Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, vencedor en las últimas elecciones generales de Italia con el voto de uno de cada cuatro votantes, a pesar de que su grupo no contaba con subvenciones públicas ni con otros recursos al alcance de los políticos tradicionales, ha conseguido atraerse a los demócratas y a los descontentos con el abuso y la corrupción afirmando sin temor que el gran error de los italianos ha sido poner la democracia en manos de criminales.
Su movimiento promete regenerar la política desde sus raices, sometiendo a los cargos públicos a exámenes durísimos de ética y conocimientos, además de crear controles efcientes para impedir el abuso de poder, la corrupción, la financiación ilegal y otras monstruosidades vigentes en la actualidad en países como Italia y España, donde la democracia ha sido asesinada por los partidos políticos, que han instaurado en su lugar una dicstadura camuflada de políticos profesionales, y donde la corrupción política ha alcanzado niveles alarmantes.
Si Grillo aguanta y mantiene sus ideas democráticas, anticorruptas y decentes, se convertirá pronto en el faro que inspirará a todos los demócratas del mundoa para que, encabezados por los jóvenes y con métodos pácidicos, sea barrida la política corrupta que anida hoy en casi todos los grandes partidos del mundo desarrollado, sobre todo en España, que ostenta el vergonzoso liderazgo europeo en corrupción, abuso de poder y exterminio de la democracia.
Los viejos partidos intentan convencernos de que el mundo es como es y que no puede ser mejor, pero es una afirmación vil y falsa porque el mundo puede y debe ser mejor que el que ellos han construido, cargado de desigualdad, miseria, hambre, desempleo, explotación e injusticia a raaudales. Mientras, ellos, amparados en ese criterio derrotista y canalla, saquean las arcas públicas, colocan a sus familiares y amigos con sueldos públicos, atiborran el Estado con cargas innecesarias, se atiborran de privilegios, permiten a los bancos que estafen y saqueen, se enriquecen, acribillan a los ciudadanos con impuestos injustos e insoportables y se perpetuan en el poder mediante el engaño, la compra de medios de comunicación y el servilismo forzado de policías, jueces y periodistas, muchos de los cuales están tan envilecidos que ni siquiera son conscientes de que traicionan la Constitución, violan los derechos humanos básicos y en realidad sirven mas al poder que a la ley y a la Justicia.
Los signos externos de la muerte de los grandes partidos son el abandono del apoyo ciudadano, el aislamiento con respecto a la vida real, la desunión, las delaciones, la rebeldía interna, la corrupción, que ya no puede taparse, la evidencia de la mentira y la caida, por falta de dinero, del clientelismo, un vicio que había sustituido al servicio, al altruismo y a las ideas en el seno de los partidos.
Abandonados por los ciudadanos, a los que ellos mismos han dado la espalda y despreciado, marginándolos de todo el proceso de toma de decisiones y arrebatándoles el derecho a decidir que tienen en democracia, el PSOE y el PP, iu y los poderosos partidos nacionalistas son hoy muertos vivientes de los que nadie se fia y a los que solo votan los descerebrados, los esclavos y aquellos que viven de la política y reciben favores y privilegios de los partidos. No existe un sólo demócrata en España que tenga argumentos para votar a partido alguno que tenga representación parlamentaria porque sus corrupciones y traiciones a la decencia, a la ciudadania y a la misma democracia se lo impiden.
Hay mas de 300 causas abiertas en los tribunales contra los partidos políticos españoles, casi todas por corrupción, es especial robo, cohecho, malversación y falsedad de documentos. Hay, además, mas de un millar de casos que se investigan desde anticorrupción o por los cuerpos policiales. Ninguna otra organización en España, salvo la banda terrorista ETA, tiene tantos crímenes en su haber. Si existiera en España una Justicia democrática y limpia, los grandes partidos políticos españoles habrían sido disueltos y precintados por haberse comportado como asociaciones de malhechores.
Los partidos políticos españoles, incluyendo los nacionalistas, se han autodestruido al cometer el peor de los pecados: anteponer los intereses propios al bien común. A pesar de la eficacia y experiencia de sus aparatos de propaganda y de tener comprados con dinero público a miles de periodistas y líderes de opinión, el ciudadano ha terminado por darse cuenta que los partidos son agrupaciones peligrosas, infectadas de corrupción y enemigas de la democracia y el verdadero progreso.
Hay muchos autores de estudios y análisis de pensamiento político que sostienen que cuando un partidos traspasa la linea roja y se acostumbra a anteponer sus intereses al interés general, se envilece tanto que su enfermedad se hace incurable y la única solución es disolverlo por vía judicial.
El italinao Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, vencedor en las últimas elecciones generales de Italia con el voto de uno de cada cuatro votantes, a pesar de que su grupo no contaba con subvenciones públicas ni con otros recursos al alcance de los políticos tradicionales, ha conseguido atraerse a los demócratas y a los descontentos con el abuso y la corrupción afirmando sin temor que el gran error de los italianos ha sido poner la democracia en manos de criminales.
Su movimiento promete regenerar la política desde sus raices, sometiendo a los cargos públicos a exámenes durísimos de ética y conocimientos, además de crear controles efcientes para impedir el abuso de poder, la corrupción, la financiación ilegal y otras monstruosidades vigentes en la actualidad en países como Italia y España, donde la democracia ha sido asesinada por los partidos políticos, que han instaurado en su lugar una dicstadura camuflada de políticos profesionales, y donde la corrupción política ha alcanzado niveles alarmantes.
Si Grillo aguanta y mantiene sus ideas democráticas, anticorruptas y decentes, se convertirá pronto en el faro que inspirará a todos los demócratas del mundoa para que, encabezados por los jóvenes y con métodos pácidicos, sea barrida la política corrupta que anida hoy en casi todos los grandes partidos del mundo desarrollado, sobre todo en España, que ostenta el vergonzoso liderazgo europeo en corrupción, abuso de poder y exterminio de la democracia.
Los viejos partidos intentan convencernos de que el mundo es como es y que no puede ser mejor, pero es una afirmación vil y falsa porque el mundo puede y debe ser mejor que el que ellos han construido, cargado de desigualdad, miseria, hambre, desempleo, explotación e injusticia a raaudales. Mientras, ellos, amparados en ese criterio derrotista y canalla, saquean las arcas públicas, colocan a sus familiares y amigos con sueldos públicos, atiborran el Estado con cargas innecesarias, se atiborran de privilegios, permiten a los bancos que estafen y saqueen, se enriquecen, acribillan a los ciudadanos con impuestos injustos e insoportables y se perpetuan en el poder mediante el engaño, la compra de medios de comunicación y el servilismo forzado de policías, jueces y periodistas, muchos de los cuales están tan envilecidos que ni siquiera son conscientes de que traicionan la Constitución, violan los derechos humanos básicos y en realidad sirven mas al poder que a la ley y a la Justicia.