El "Gran Friki"
El vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, ha calificado de "frikis' y “anarcoides" a los dirigentes del Partido Popular por criticar la medida de limitar a 110 kilómetros por hora la velocidad en autopistas y autovías, adoptada, según dijo, para ahorrar en la factura del petróleo.
Muchos demócratas que no somos del PP, ante la acusación de Pepiño, nos sentimos más “frikis”” y “anarcoides” porque estamos en contra de esa nueva prohibición, cuyo único fin último es recaudar más dinero para sustentar el despilfarro del gobierno y, en general, de la política inepta de Zapatero, una verdadera plaga para España, que nos está llevando hacia la pobreza, la infelicidad y la derrota.
Nada hay más “Friki” que un gobierno que fabrica desempleados, que se atrinchera en el poder, a pesar de ser rechazado por el 80 por ciento de la población y que está conduciendo al país hacia el desastre.
Zapatero y su gobierno son una auténtica y eficaz fábrica de anarquistas, de gente que ya no cree en el gobierno y que ha perdido el respeto a un Estado que, bajo el mandato socialista, exhibe su rostro más indigno y rastrero.
Zapatero y sus adláteres están promoviendo en España sentimientos “anarcoides” masivos, como el desprestigio a la política y a los políticos gobernantes, responsables de la actual decadencia y hundimiento de una España que, bajo el mandato de Zapatero, está llenando las calles y plazas de desempleados, nuevos pobres y personas frustradas por la injusticia, la corrupción de los poderosos y el asesinato de los valores y de la democracia.
La acusación de Pepiño, junto con los comportamiento ineptos y corruptos del socialismo en Andalucía y en muchas otras tierras de España, empuja a muchos ciudadanos hacia el PP. A muchos demócratas españoles el PP no nos gusta porque se parece demasiado al PSOE de Zapatero y porque también convive fácilmente con la corrupción, la antidemocracia y la injusticia, pero, ante la acusación de Pepiño, nos acercamos más al PP. Cualquier cosa menos estar cerca de los que están liquidando a España con indecente tozudez.
La fábrica socialista de anarcoides funciona a pleno pulmón y cada día son más los españoles que desprecian el mal gobierno y que rechazan la mentira institucionalizada y ese divorcio entre el Estado y los ciudadanos, que han sido expulsados de la política por esas bandas de políticos profesionales que están convirtiendo a España en un vertedero. La mentira reiterada del poder, la corrupción galopante, los privilegios inmerecidos de la casta política, el enriquecimiento inexplicable de muchos altos cargos y el apalancamiento en el poder de unos políticos rechazados por su pueblo es lo que produce masivamente frikis, anarcoides y gente indignada.
Muchos demócratas que no somos del PP, ante la acusación de Pepiño, nos sentimos más “frikis”” y “anarcoides” porque estamos en contra de esa nueva prohibición, cuyo único fin último es recaudar más dinero para sustentar el despilfarro del gobierno y, en general, de la política inepta de Zapatero, una verdadera plaga para España, que nos está llevando hacia la pobreza, la infelicidad y la derrota.
Nada hay más “Friki” que un gobierno que fabrica desempleados, que se atrinchera en el poder, a pesar de ser rechazado por el 80 por ciento de la población y que está conduciendo al país hacia el desastre.
Zapatero y su gobierno son una auténtica y eficaz fábrica de anarquistas, de gente que ya no cree en el gobierno y que ha perdido el respeto a un Estado que, bajo el mandato socialista, exhibe su rostro más indigno y rastrero.
Zapatero y sus adláteres están promoviendo en España sentimientos “anarcoides” masivos, como el desprestigio a la política y a los políticos gobernantes, responsables de la actual decadencia y hundimiento de una España que, bajo el mandato de Zapatero, está llenando las calles y plazas de desempleados, nuevos pobres y personas frustradas por la injusticia, la corrupción de los poderosos y el asesinato de los valores y de la democracia.
La acusación de Pepiño, junto con los comportamiento ineptos y corruptos del socialismo en Andalucía y en muchas otras tierras de España, empuja a muchos ciudadanos hacia el PP. A muchos demócratas españoles el PP no nos gusta porque se parece demasiado al PSOE de Zapatero y porque también convive fácilmente con la corrupción, la antidemocracia y la injusticia, pero, ante la acusación de Pepiño, nos acercamos más al PP. Cualquier cosa menos estar cerca de los que están liquidando a España con indecente tozudez.
La fábrica socialista de anarcoides funciona a pleno pulmón y cada día son más los españoles que desprecian el mal gobierno y que rechazan la mentira institucionalizada y ese divorcio entre el Estado y los ciudadanos, que han sido expulsados de la política por esas bandas de políticos profesionales que están convirtiendo a España en un vertedero. La mentira reiterada del poder, la corrupción galopante, los privilegios inmerecidos de la casta política, el enriquecimiento inexplicable de muchos altos cargos y el apalancamiento en el poder de unos políticos rechazados por su pueblo es lo que produce masivamente frikis, anarcoides y gente indignada.