Los habitantes de Cádiz, que son imaginativos, creativos y tienen mucha gracia, han otorgado la "independencia" al cava catalán.
Han creado una imagen (la que ilustra esta información) que está inundando las redes sociales y que circula como un bólido por Internet, en la que declaran la "independencia" de los cavas catalanes y presentan, como alternativa al cava catalán, un espumoso de buena calidad, hecho en Sanlúcar de Barrameda.
La iniciativa es elegante y fina, no agresiva, aunque en el fondo sea una respuesta digna y ciudadana a los múltiples chantajes, extorsiones y apuestas catalanas por el odio y el desprecio al resto de los españoles.
Las investigaciones y datos demuestran que los españoles no están realizando un boicot serio y sistemático a los productos catalanes, a pesar de que en esa comunidad se percibe un creciente odio y desprecio a todo lo que sea español, estimulado por los políticos y por grupos muy radicales, adictos al odio y la tensión. Por el contrario, en amplios sectores de Cataluña si se practica un boicot intenso a los productos de España, también estimulado por el nacionalismo radical.
Por ahora, los españoles no están trasladando a los supermercados su indignación ante las ofensas y tensiones catalanas, pero todo tiene un límite.
Han creado una imagen (la que ilustra esta información) que está inundando las redes sociales y que circula como un bólido por Internet, en la que declaran la "independencia" de los cavas catalanes y presentan, como alternativa al cava catalán, un espumoso de buena calidad, hecho en Sanlúcar de Barrameda.
La iniciativa es elegante y fina, no agresiva, aunque en el fondo sea una respuesta digna y ciudadana a los múltiples chantajes, extorsiones y apuestas catalanas por el odio y el desprecio al resto de los españoles.
Las investigaciones y datos demuestran que los españoles no están realizando un boicot serio y sistemático a los productos catalanes, a pesar de que en esa comunidad se percibe un creciente odio y desprecio a todo lo que sea español, estimulado por los políticos y por grupos muy radicales, adictos al odio y la tensión. Por el contrario, en amplios sectores de Cataluña si se practica un boicot intenso a los productos de España, también estimulado por el nacionalismo radical.
Por ahora, los españoles no están trasladando a los supermercados su indignación ante las ofensas y tensiones catalanas, pero todo tiene un límite.