Hay que impedir que la chusma del Barça pite el himno y humille al Rey en la final de la copa, que se celebrará en el Benito Villamarín
En el pasado, los político españoles tenían huevos y tomaban decisiones valientes y apropiadas, pero hoy sólo saben transigir y ceder, permitiendo que los desleales e irrespetuosos impongan su ley sin que ellos, como es su deber, hagan cumplir la ley y el respeto a los símbolos comunes. Pero los béticos deberían suplir la cobardía del los políticos con su valor, determinación y amor a España, impidiendo que la turba independentista catalana vierta su odio sobre Sevilla y la corrompa.
Espoleados por los políticos independentistas e infiltrados por los CDR y otras organizaciones activistas, los aficionados culés llegarán a Sevilla "calentados" por el juicio del Tribunal Supremo a sus políticos golpistas y con el ánimo de convertir el estadio del Betis en un escaparate mundial para exhibir sus banderas independentistas bajo el grito de "Cataluña no es España" y en una trampa para el Rey, para los españoles de bien y para el anfitrión Betis, un club decente y lleno de dignidad y respeto a lo que representan España y la convivencia en paz.
El Benito Villamarín no debe ser escenario de otro espectáculo de odio, de una humillación al himno nacional y una nueva pitada al Rey de todos los españoles.
El ex ministro del interior, Juan Ignacio Zoido, ya dijo que pitar el himno y al rey era un espectáculo violento, pero no hizo nada por evitarlo. Hoy, por desgracia, los políticos españoles han dejado al lado la dignidad y la decencia y son tan cobardes que permiten que la Constitución sea violada y que los problemas se pudran. Pero no siempre fueron tan cobardes. En 1925 sucedió algo muy distinto porque en aquella época los políticos de España sí eran decentes y dignos.
Hace 87 años también había aficionados del Fútbol Club Barcelona que pitaban cuando sonaba el Himno Nacional o Marcha Real. Por aquel entonces, el presidente del Gobierno era Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, jerezano y, por supuesto, más digno y valiente que nuestra degradada clase política actual.
Aquel año, además, el capitán general de Cataluña se llamaba Joaquín Milans del Bosch y Carrió, abuelo de Jaime Milans del Bosch y Ussía.
Naturalmente, con aquellos pollos las chulerías no salían gratis.
Tras la pitada al Himno Español durante un partido del Barcelona, Primo de Rivera ordenó la clausura del estadio azulgrana durante seis meses...
De nada sirvieron las protestas de la chusma barcelonista.
Y se acabaron las pitadas al himno nacional...
Nota: Que nadie, desde la confusión, la bajeza y el sectarismo reinantes hoy en España, donde se llega al extremo vergonzoso de que el PSOE forme gobierno en alianza con la chusma independentista, diga que este artículo promueve el odio o la violencia porque lo único que promueve y estimula es la defensa ciudadana de la dignidad y de la ley.
Francisco Rubiales
Espoleados por los políticos independentistas e infiltrados por los CDR y otras organizaciones activistas, los aficionados culés llegarán a Sevilla "calentados" por el juicio del Tribunal Supremo a sus políticos golpistas y con el ánimo de convertir el estadio del Betis en un escaparate mundial para exhibir sus banderas independentistas bajo el grito de "Cataluña no es España" y en una trampa para el Rey, para los españoles de bien y para el anfitrión Betis, un club decente y lleno de dignidad y respeto a lo que representan España y la convivencia en paz.
El Benito Villamarín no debe ser escenario de otro espectáculo de odio, de una humillación al himno nacional y una nueva pitada al Rey de todos los españoles.
El ex ministro del interior, Juan Ignacio Zoido, ya dijo que pitar el himno y al rey era un espectáculo violento, pero no hizo nada por evitarlo. Hoy, por desgracia, los políticos españoles han dejado al lado la dignidad y la decencia y son tan cobardes que permiten que la Constitución sea violada y que los problemas se pudran. Pero no siempre fueron tan cobardes. En 1925 sucedió algo muy distinto porque en aquella época los políticos de España sí eran decentes y dignos.
Hace 87 años también había aficionados del Fútbol Club Barcelona que pitaban cuando sonaba el Himno Nacional o Marcha Real. Por aquel entonces, el presidente del Gobierno era Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, jerezano y, por supuesto, más digno y valiente que nuestra degradada clase política actual.
Aquel año, además, el capitán general de Cataluña se llamaba Joaquín Milans del Bosch y Carrió, abuelo de Jaime Milans del Bosch y Ussía.
Naturalmente, con aquellos pollos las chulerías no salían gratis.
Tras la pitada al Himno Español durante un partido del Barcelona, Primo de Rivera ordenó la clausura del estadio azulgrana durante seis meses...
De nada sirvieron las protestas de la chusma barcelonista.
Y se acabaron las pitadas al himno nacional...
Nota: Que nadie, desde la confusión, la bajeza y el sectarismo reinantes hoy en España, donde se llega al extremo vergonzoso de que el PSOE forme gobierno en alianza con la chusma independentista, diga que este artículo promueve el odio o la violencia porque lo único que promueve y estimula es la defensa ciudadana de la dignidad y de la ley.
Francisco Rubiales