Desde la muerte de Carrero Blanco, España es un país débil. Franco estaba ya demasiado viejo para impedir las maniobras de la CIA y de los británicos para entregar a Marruecos el Sahara español y asegurar un futuro de España sometida a los anglosajones y a su estrategia mundial de dominio, incluyéndola en la OTAN y convirtiéndola en enemiga de Rusia.
Carrero Blanco, empeñado en que España fuera un país con bombas atómicas, fue eliminado por ETA, que fue una creación de los servicios secretos anglosajones, para castrar la independencia española.
Carrero Blanco fue eliminado porque era el defensor tozudo de la independencia española y el impulsor del Proyecto Islero, uno de los planes más secretos del franquismo, que tenía como objetivo dotar a España de los medios para una política exterior y de defensa independiente. Esta visión era inseparable de la ideología nacionalista del régimen, que, aunque poco atlantista, se había visto obligado en 1953 a pactar con Estados Unidos por razones de supervivencia.
El proyecto Islero incluía dotar a España de armamento nuclear porque Carrero estaba convencido de que poseer armas atómicas sería lo que distinguiría a las potencias de los países irrelevantes y débiles. Ese proyecto contaba con el apoyo de la Francia del general De Gaulle.
Pedro Sánchez ha logrado lo que parecía imposible: debilitar aún más a unas Fuerzas Armadas que, durante el franquismo, fueron un pilar de la independencia y la defensa nacional. Hoy, los militares se han transformado en un grupo de funcionarios uniformados, sensibles al dinero y las prebendas, que el gobierno ha distribuido generosamente para neutralizarlos y someterlos, especialmente a los altos mandos. Desde hace años, los ascensos a coronel y más allá están teñidos de influencias políticas; llegar al generalato parece reservado casi exclusivamente a quienes se pliegan al socialismo gobernante.
Nada ilustra mejor este declive que la figura de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Ataviada con uniforme, su porte marcial recuerda más a una cacatúa que a un líder militar, y su actitud, tan combativa como la de un caracol, la ha convertido en objeto de burla en todo el país.
Nadie duda de que Marruecos es la peor amenaza exterior de España y son cientos de miles los españoles que creen que tarde o temprano estallará una guerra entre los dos países. Sin embargo la influencia anglosajona, protectora de Marruecos, ha impuesto que España considere a Rusia como su peor enemigo y que a Marruecos lo proteja y colme de ayuda y regalos, incluyendo equipos y armamento.
Francisco Rubiales
Carrero Blanco, empeñado en que España fuera un país con bombas atómicas, fue eliminado por ETA, que fue una creación de los servicios secretos anglosajones, para castrar la independencia española.
Carrero Blanco fue eliminado porque era el defensor tozudo de la independencia española y el impulsor del Proyecto Islero, uno de los planes más secretos del franquismo, que tenía como objetivo dotar a España de los medios para una política exterior y de defensa independiente. Esta visión era inseparable de la ideología nacionalista del régimen, que, aunque poco atlantista, se había visto obligado en 1953 a pactar con Estados Unidos por razones de supervivencia.
El proyecto Islero incluía dotar a España de armamento nuclear porque Carrero estaba convencido de que poseer armas atómicas sería lo que distinguiría a las potencias de los países irrelevantes y débiles. Ese proyecto contaba con el apoyo de la Francia del general De Gaulle.
Pedro Sánchez ha logrado lo que parecía imposible: debilitar aún más a unas Fuerzas Armadas que, durante el franquismo, fueron un pilar de la independencia y la defensa nacional. Hoy, los militares se han transformado en un grupo de funcionarios uniformados, sensibles al dinero y las prebendas, que el gobierno ha distribuido generosamente para neutralizarlos y someterlos, especialmente a los altos mandos. Desde hace años, los ascensos a coronel y más allá están teñidos de influencias políticas; llegar al generalato parece reservado casi exclusivamente a quienes se pliegan al socialismo gobernante.
Nada ilustra mejor este declive que la figura de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Ataviada con uniforme, su porte marcial recuerda más a una cacatúa que a un líder militar, y su actitud, tan combativa como la de un caracol, la ha convertido en objeto de burla en todo el país.
Nadie duda de que Marruecos es la peor amenaza exterior de España y son cientos de miles los españoles que creen que tarde o temprano estallará una guerra entre los dos países. Sin embargo la influencia anglosajona, protectora de Marruecos, ha impuesto que España considere a Rusia como su peor enemigo y que a Marruecos lo proteja y colme de ayuda y regalos, incluyendo equipos y armamento.
Francisco Rubiales