Los nacionalistas secesionistas no paran de alimentar la maquinaria de agravios, reivindicaciones y lamentos, el combustible que el nacionalismo necesita para prosperar en un ambiente de tensión, división, odio y ruptura, mientras que el gobierno de Rajoy guarda silencio y evita el enfrentamiento, una actitud cobarde y sin grandeza que permite que las tesis encanalladas de los que odian a España se asienten en la opinión pública catalana.
La pasividad de Rajoy ante los abusos del nacionalismo y el odio a España desatado no gusta a los españoles, ni siquiera al propio Partido Popular. El ex presidente José María Aznar se ha hecho eco de ese descontento al afirmar que "No hay moderación en aceptar la ilegalidad" y ha exigido que se ponga fin "al desfalco de soberanía nacional" que está llevando a cabo el nacionalismo.
La tesis oficial de Artur Mas es que "España roba a los catalanes" y que Cataluña aporta mas de lo que recibe del Estado. Esa reivindicación, utilizada para estimular el odio a España y potenciar el sentimiento independentistas, es falsa, como también lo son los principales argumentos históricos, culturales y políticos que sustentan ese odio antiespañol, detrás del cual sólo existe el ansia de dominio y poder de unas castas políticas catalanas acostumbradas al expolio, el juego con ventaja, la corrupción y los privilegios.
Para rebatir esa falsa "deuda" de España con Cataluña, reproducimos algunos párrafos de un artículo publicado el República.com, titulado "Cataluña debe dinero a España".
"Ya sabemos que en todas las naciones del mundo, e incluso en el seno de la Unión Europea, las regiones más ricas, industrializadas o dotadas de mejores recursos naturales, aportan más dinero a las cuentas públicas en beneficio solidario de las regiones que son más pobres, tienen menos recursos o generan menos riqueza, y que además suelen ser clientes muy especiales del comercio industrial y financieros de la regiones más ricas. Se ve con gran facilidad en la UE donde Alemania es la nación que más aporta al Presupuesto europeo."
"En España ocurre lo mismo, y esa situación ha sido utilizada por el nacionalismo catalán como un argumento ‘infame’ a favor de su independencia. El que vimos en la Diada de 2012 con aquella pancarta indecente de “España nos roba”, que en su día no recibió la merecida respuesta del presidente del Gobierno Mariano Rajoy (a quien por cierto Aznar leyó ayer la cartilla si es que no le ha firmado el finiquito en ‘diferido’, que diría Cospedal)."
"Pero ocurre, además, que lo que dice Cataluña sobre su presunto déficit fiscal de 16.000 millones de euros es absolutamente falso y una cuenta manipulada e incompleta. Para empezar porque en ella se incluye el IVA que las empresas y bancos catalanes recaudan fuera de su territorio regional y que debería quedarse en el lugar donde se produce. Además, porque los catalanes han utilizado un método contable que no se corresponde con la realidad. Y en tercer lugar porque la relación económica de Cataluña con el Estado y el resto de España debe ser analizada de manera global y completa y no solo por el lado fiscal. De manera que si se hace la cuenta llegaremos a la conclusión de que Cataluña le debe dinero a España porque en su relación total y económica con el Estado y el resto de España gana mucho más de lo que aporta."
"Para empezar en la balanza comercial, donde las ventas de los productos catalanes al resto de España es muy beneficiosa para los catalanes. Recuérdese lo ocurrido en la llamada ‘guerra del cava’ y añádase que el mercado comercial, financiero y de los servicios del resto de España y del que disfrutan las empresas catalanas es imposible de sustituir, y menos aún en tiempos de crisis del consumo. Y constituye una inmensa fuente de riqueza para Cataluña."
"Para seguir por la balanza de servicios, incluido el turismo -de invierno y verano- que también es muy favorable a los catalanes. También hay que añadir las aportaciones oficiales del Estado en innovación, obras públicas y mantenimiento a todos los activos del Estado español en Cataluña como las carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, así como la parte que le corresponde a los catalanes de servicios generales del Estado como son gastos de la política Exterior, Defensa, Seguridad, gobierno de la nación, etcétera."
"Es, por lo tanto, la cuenta global la que cuenta y no la parcial del ámbito fiscal, por lo que asistimos a una gran mentira, otra más, del nacionalismo catalán, que encierra el riesgo de una gran guerra comercial que imaginamos que no desean en Cataluña. Porque de la misma manera que sustituir el mercado y la clientela española para Cataluña es algo imposible, el sustituir en el resto de España los productos y servicios catalanes es, en su gran mayoría, algo bastante fácil de llevar a cabo si llegara el caso. Y además en el caso de guerra comercial muchas serían las empresas catalanas y entidades financieras que se marcharían del territorio catalán porque se juegan un mercado de 40 millones de españoles no catalanes, frente a 7 de catalanes. Y el mundo de las empresas y del dinero -máxime en Cataluña- no hace distingos ideológicos y menos para dar su apoyo a la deriva demencial del nacionalismo."
El artículo no menciona otros datos y argumentos de gran importancia para evaluar quien debe a quien. Las plusvalías de la economía española generadas en el siglo XIX y primera mitad del XX fueron invertidas en Cataluña, donde fue creada una trama industrial con el dinero ganado por los andaluces y otras regiones agrícolas exportadoras. Sería justo que ese dinero, con sus intereses y plusvalías, revierta a los que lo aportaron si Cataluña obtiene esa independencia que tanto anhelan sus políticos. Otro argumento nunca mencionado por la miseria nacionalista catalana es la solidaridad española con la industria y la economía catalana. El imperio colonial español y las distintas regiones de España fueron obligadas a consumir productos catalanes, sobre todo tejidos, mucho mas caros que los fabricados en Inglaterra y Estados Unidos, solo para proteger la economía catalana. Hay quien dice que esa pesada obligación de comprar productos catalanes fue la principal causa de que las viejas colonias, sobre todo Cuba, optase por la independencia.
La pasividad de Rajoy ante los abusos del nacionalismo y el odio a España desatado no gusta a los españoles, ni siquiera al propio Partido Popular. El ex presidente José María Aznar se ha hecho eco de ese descontento al afirmar que "No hay moderación en aceptar la ilegalidad" y ha exigido que se ponga fin "al desfalco de soberanía nacional" que está llevando a cabo el nacionalismo.
La tesis oficial de Artur Mas es que "España roba a los catalanes" y que Cataluña aporta mas de lo que recibe del Estado. Esa reivindicación, utilizada para estimular el odio a España y potenciar el sentimiento independentistas, es falsa, como también lo son los principales argumentos históricos, culturales y políticos que sustentan ese odio antiespañol, detrás del cual sólo existe el ansia de dominio y poder de unas castas políticas catalanas acostumbradas al expolio, el juego con ventaja, la corrupción y los privilegios.
Para rebatir esa falsa "deuda" de España con Cataluña, reproducimos algunos párrafos de un artículo publicado el República.com, titulado "Cataluña debe dinero a España".
"Ya sabemos que en todas las naciones del mundo, e incluso en el seno de la Unión Europea, las regiones más ricas, industrializadas o dotadas de mejores recursos naturales, aportan más dinero a las cuentas públicas en beneficio solidario de las regiones que son más pobres, tienen menos recursos o generan menos riqueza, y que además suelen ser clientes muy especiales del comercio industrial y financieros de la regiones más ricas. Se ve con gran facilidad en la UE donde Alemania es la nación que más aporta al Presupuesto europeo."
"En España ocurre lo mismo, y esa situación ha sido utilizada por el nacionalismo catalán como un argumento ‘infame’ a favor de su independencia. El que vimos en la Diada de 2012 con aquella pancarta indecente de “España nos roba”, que en su día no recibió la merecida respuesta del presidente del Gobierno Mariano Rajoy (a quien por cierto Aznar leyó ayer la cartilla si es que no le ha firmado el finiquito en ‘diferido’, que diría Cospedal)."
"Pero ocurre, además, que lo que dice Cataluña sobre su presunto déficit fiscal de 16.000 millones de euros es absolutamente falso y una cuenta manipulada e incompleta. Para empezar porque en ella se incluye el IVA que las empresas y bancos catalanes recaudan fuera de su territorio regional y que debería quedarse en el lugar donde se produce. Además, porque los catalanes han utilizado un método contable que no se corresponde con la realidad. Y en tercer lugar porque la relación económica de Cataluña con el Estado y el resto de España debe ser analizada de manera global y completa y no solo por el lado fiscal. De manera que si se hace la cuenta llegaremos a la conclusión de que Cataluña le debe dinero a España porque en su relación total y económica con el Estado y el resto de España gana mucho más de lo que aporta."
"Para empezar en la balanza comercial, donde las ventas de los productos catalanes al resto de España es muy beneficiosa para los catalanes. Recuérdese lo ocurrido en la llamada ‘guerra del cava’ y añádase que el mercado comercial, financiero y de los servicios del resto de España y del que disfrutan las empresas catalanas es imposible de sustituir, y menos aún en tiempos de crisis del consumo. Y constituye una inmensa fuente de riqueza para Cataluña."
"Para seguir por la balanza de servicios, incluido el turismo -de invierno y verano- que también es muy favorable a los catalanes. También hay que añadir las aportaciones oficiales del Estado en innovación, obras públicas y mantenimiento a todos los activos del Estado español en Cataluña como las carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, así como la parte que le corresponde a los catalanes de servicios generales del Estado como son gastos de la política Exterior, Defensa, Seguridad, gobierno de la nación, etcétera."
"Es, por lo tanto, la cuenta global la que cuenta y no la parcial del ámbito fiscal, por lo que asistimos a una gran mentira, otra más, del nacionalismo catalán, que encierra el riesgo de una gran guerra comercial que imaginamos que no desean en Cataluña. Porque de la misma manera que sustituir el mercado y la clientela española para Cataluña es algo imposible, el sustituir en el resto de España los productos y servicios catalanes es, en su gran mayoría, algo bastante fácil de llevar a cabo si llegara el caso. Y además en el caso de guerra comercial muchas serían las empresas catalanas y entidades financieras que se marcharían del territorio catalán porque se juegan un mercado de 40 millones de españoles no catalanes, frente a 7 de catalanes. Y el mundo de las empresas y del dinero -máxime en Cataluña- no hace distingos ideológicos y menos para dar su apoyo a la deriva demencial del nacionalismo."
El artículo no menciona otros datos y argumentos de gran importancia para evaluar quien debe a quien. Las plusvalías de la economía española generadas en el siglo XIX y primera mitad del XX fueron invertidas en Cataluña, donde fue creada una trama industrial con el dinero ganado por los andaluces y otras regiones agrícolas exportadoras. Sería justo que ese dinero, con sus intereses y plusvalías, revierta a los que lo aportaron si Cataluña obtiene esa independencia que tanto anhelan sus políticos. Otro argumento nunca mencionado por la miseria nacionalista catalana es la solidaridad española con la industria y la economía catalana. El imperio colonial español y las distintas regiones de España fueron obligadas a consumir productos catalanes, sobre todo tejidos, mucho mas caros que los fabricados en Inglaterra y Estados Unidos, solo para proteger la economía catalana. Hay quien dice que esa pesada obligación de comprar productos catalanes fue la principal causa de que las viejas colonias, sobre todo Cuba, optase por la independencia.