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Los Kirchners, ¿el peor cáncer de Argentina?





Argentina es un país que parece tocado por el infortunio, al menos en lo que se refiere a los dirigentes políticos que, sin descanso, malgobiernan y conducen el país hacia el fracaso. No hay historiador o analista político mundial solvente que no se sorprenda ante el insólito celo que han demostrado casi todos los líderes políticos recientes de Argentina en la tarea de destruir el país e impedir la felicidad de sus ciudadanos. La gran nación del cono sur padece ahora la plaga de los esposos Kirchners, gente insuperable en capacidad para convertir la democracia y el liderazgo en un garito.

Ni la comunidad internacional ni los mismos argentinos saben lo que piensan los Kirchners, ni qué ideología profesan, aunque todos sospechan que en lo único que creen es en el propio provecho y en cómo extraer del poder político beneficios, privilegios y ventajas.

Pero el espejismo de los poderosos esposos parece que empieza a derrumbarse si se tiene en cuenta que Nestor Kirchner, según muchos indicios, entre ellos la más reciente encuesta del periódico La Nación, podría ser derrotado en los próximos comicios legislativos por el empresario de origen colombiano Francisco de Narvaez, hasta hace pocas semanas un desconocido.

El hecho de que Nestor Kirchner no tienga asegurado el triunfo en Buenos Aires es una buena noticia porque anticipa un cambio de ciclo en la política argentina que solo puede ser positivo.

Ahora, cuando los Kirchner vislumbran por el horizonte el fantasma de su derrota, es cuando se percibe con más claridad las trampas, trucos y recursos autoritarios y sin escrúpulos con los que gobiernan Argentina desde 2003, cuando Néstor asumió la Presidencia de la Nación.

Ante una ciudadanía argentina por desgracia ya acostumbrada al abuso y al despojo, el matrimonio de Cristina y Néstor Kirchner está echando mano de todo el arsenal a disposición de cualquier gobernante sin escrúpulos y decidido a dejar a un lado todo recato en el manejo del poder.

Uno de sus instrumentos preferidos es el empleo de la propaganda y de la publicidad oficial con fines proselitistas. Sólo durante el 2008, el gobierno federal argentino gastó 125 millones de dólares en anuncios del Estado, un gasto que le abre las puertas de muchos medios y que les hace ganar apoyos y amistades compradas.

Cuando uno mira cualquier canal de televisión en Argentina descubre con rapidez la enorme cantidad de propaganda a favor del gobierno que proyectan hacia los ciudadanos, un fenómeno que sólo se percibe con similar intensidad en algunas dictaduras alejadas de la democracia y en la España de Zapatero, el modelo en el que los esposos argentinos parecen inspirarse.

No contentos con los apoyos que obtienen a través de la inversión publicitaria, el pasado 27 de mayo, Cristina, la esposa de Néstor, que ocupa ahora la Presidencia, recurrió al concepto de la “prensa libre”, en el que no cree, para cancelar las deudas impositivas que cinco grandes empresas de medios de comunicación mantenían con el Estado, un gesto disfrazado de ayuda ante la crisis que en realidad oculta una movida estratégica para "comprar" espacios y apoyos mediáticos.

El caracter nada noble ni desinteresado de la "jugada" se hizo evidente cuando se reveló que las cinco empresas saldarían sus deudas con espacios para publicidad oficial, donde se mostrarán ante la audiencia las facetas “positivas” del matrimonio presidencial.

El audaz y sagaz Zapatero, en España, donde ha creado una densa red de intereses y de cadenas de televisión aliadas o concedidas "a dedo" a sus amigos, debe estar envidiando a Cristina Kirchner por haber dado el paso que él no se atreve a dar. El presidente español lleva más de un año intentando prestar la ayuda multimillonaria que muchos medios de comunicación españoles, asfixiados por la crisis, le están demandando. Si no se atreve a entregar el dinero que las empresas mediáticas le piden es porque el país está ya endeudado hasta las cejas, porque la oposición está vigilante y porque cada día hay más ciudadanos hastiados de tragar parcialidad y propaganda progubernamental en casi todas las cadenas de televisión del país.

Argentina y España no sólo se parecen en la osadía dudosamente democrática de sus respectivos dirigentes políticos y en la progresiva ruina económica y ética de ambas naciones, sino también en que la sociedad civil de ambos paises comienzan a despertar, a querer sacudirse el engaño y a incrementar la pésima calidad democrática de los gobiernos que padecen. Zapatero acaba de sufrir una derrota en las elecciones europeas del 7 de junio y en Argentina faltan pocos días para saber si el pueblo argentino va a continuar avalando el esquema de corrupción patrocinado por el matrimonio Kirchner o si la parte honrada y decente del país reaccionará expulsando a la pareja de los ámbitos del poder político y de la Casa Rosada.


   
Lunes, 15 de Junio 2009
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