El entrenador de la selección italiana de fútbol, Marcello Lippi, ha anunciado, tres días después de ganar la Copa del Mundo, que dimite del cargo porque "ha agotado" su papel, mientras que el selecionador español, Luis Aragonés, cuyo fracaso en el Mundial fue sonado, se aferra al sillón y a sus privilegios, a pesar de que había prometido irse.
El "ejemplo" de Luis Aragonés ilustra lo que hoy es España en el mundo: un país diferente, sorprendente por su energías y sus carencias, insólito, casi exótico, chapucero, demócrata pero tambien oligátquico, donde los políticos y dirigentes nunca dimiten, aunque fracasen o cometan errores graves, donde los ciudadanos, libres y, a l mismo tiempo, sometidos y manipulados, apenas cuentan, con los viejos valores relajados, poblado por gente formidable, pero dominado por una enorme manada de mediocres.
El "ejemplo" de Luis Aragonés ilustra lo que hoy es España en el mundo: un país diferente, sorprendente por su energías y sus carencias, insólito, casi exótico, chapucero, demócrata pero tambien oligátquico, donde los políticos y dirigentes nunca dimiten, aunque fracasen o cometan errores graves, donde los ciudadanos, libres y, a l mismo tiempo, sometidos y manipulados, apenas cuentan, con los viejos valores relajados, poblado por gente formidable, pero dominado por una enorme manada de mediocres.