La pregunta en España no es qué pueden hacer nuestros políticos sino que es lo que no pueden hacer porque, en la práctica, pueden hacer todo lo que les apetezca. Europa y el llamado mundo Occidental, en el que la democracia es una carta imprescindible para jugar, deberia darse cuenta de la enorme estafa política española e intervenir para que los españoles sean rescatados porque se trata de un pueblo literalmente secuestrado por su clase política, que gobierna sin frenos ni límites.
Valgan como ejemplo las cinco grandes reivindicaciones del pueblo español, todas insatisfechas por expresa voluntad de la clase política:
1.- Los españoles quieren un Estado menos pesado y costoso, con menos políticos viviendo a sueldo del Estado, pero los políticos lo mantienen, en contra de la voluntad popular.
2.- Los españoles quieren que los políticos ladrones no salgan de la cárcel hasta que no devuelvan lo robado, pero los políticos no quieren esa reforma de la ley.
3.- Los españoles no quieren que los partidos políticos y sindicatos se financien con el dinero procedente de los impuestos, pero los políticos cada año incrementan más las partidas destinadas a mantener a los partidos políticos con dinero público.
4.- Los ciudadanos exigen que los mandatos de los políticos se limiten, pero los políticos no.
5.- Los españoles quieren que se establezcan exigencias y controles para los altos cargos, pero los políticos lo impiden. Al mundo entero le sorprende que España sea un país donde los arquitectos e ingenieros trabajan de camareros, mientras para ser político, presidente del gobierno o ministro ni siquiera se exige poseer el certificado de estudios primarios.
Pero hay muchas reivindicaciones más insatisfechas por los políticos dictadores españoles, enfrentados al pueblo y despectivos con la voluntad popular, desde una bajada de impuestos, que son abusivos y desproporcionados, a reformas de la ley electoral, pera que todos los votos valgan lo mismo, sin olvidar que la Justicia sea independiente y los poderes del Estado funcionen por separado, como exige la democracia, además de otros muchos, todos insatisfechos por una casta política que funciona como dictadura sustituta del Franquismo.
El sistema, cuando sustituyó al Franquismo agonizante, ya nació con escasos controles y frenos, porque más que la instauración de una democracia aquello fue un reparto de poder con un Constitución permisiva que convertía a los partidos políticos y a sus dirigentes en los amos del país. Pero, desde entonces, los partidos han ampliado sus poderes y han eliminado los escasos frenos y controles que establecía la Constitución de 1978, no cambiándola pero si interpretándola de manera artera y aprobando leyes que ampliaban el poder del ejecutivo a costa de los poderes Legislativo y Judicial y de los ciudadanos, cada día mas aplastados y sin defensas frente al poder.
Por ejemplo: es urgente limitar la capacidad de endeudamiento de las administraciones y el tamaño del Estado, que ya es el mayor de Europa, con más políticos viviendo del erario que los que tienen Francia, Alemania e Inglaterra juntos.
España es un país desenfrenado porque sus frenos han sido dinamitados por la clase política ha arrebatado al ciudadano sus derechos básicos y destrozado las limitaciones, contrapesos y frenos legales que son propios de toda democracia.
España es un país sin sociedad civil porque los partidos la han ocupado por completo, infectando sus pilares y controlando hasta sus mas pequeñas células, desde las universidades a las instituciones financieras, colegios profesionales, medios de comunicación, asociaciones culturales, religiones, sindicatos, etc., etc. Todo ha sido puesto bajo control del Estado, directa o indirectamente.
Que nadie se extrañe de que, al ser los ciudadanos incapaces de generar la riqueza suficiente para alimentar el Estado monstruoso que ellos han construido y para satisfacer sus despilfarros, privilegios y lujos, esta oligarquía haya optado por endeudarnos hasta el paroxismo, con una deuda pública muy superior al billón de euros, una de las mayores de Europa y la mayor, si nos atenemos a la estructura económica de España.
Lo más extraño, lo que convierte a España más en un enorme basurero que en una nación de hombres y mujeres libres, es que seguimos votando a los que nos gobiernan sin ética ni decencia, ratificando así sus abusos, corrupciones y expolios, lanzando al mundo el sorprendente mensaje de que los españoles estamos a gusto con la esclavitud, gobernados por sátrapas y corruptos.
Francisco Rubiales
Valgan como ejemplo las cinco grandes reivindicaciones del pueblo español, todas insatisfechas por expresa voluntad de la clase política:
1.- Los españoles quieren un Estado menos pesado y costoso, con menos políticos viviendo a sueldo del Estado, pero los políticos lo mantienen, en contra de la voluntad popular.
2.- Los españoles quieren que los políticos ladrones no salgan de la cárcel hasta que no devuelvan lo robado, pero los políticos no quieren esa reforma de la ley.
3.- Los españoles no quieren que los partidos políticos y sindicatos se financien con el dinero procedente de los impuestos, pero los políticos cada año incrementan más las partidas destinadas a mantener a los partidos políticos con dinero público.
4.- Los ciudadanos exigen que los mandatos de los políticos se limiten, pero los políticos no.
5.- Los españoles quieren que se establezcan exigencias y controles para los altos cargos, pero los políticos lo impiden. Al mundo entero le sorprende que España sea un país donde los arquitectos e ingenieros trabajan de camareros, mientras para ser político, presidente del gobierno o ministro ni siquiera se exige poseer el certificado de estudios primarios.
Pero hay muchas reivindicaciones más insatisfechas por los políticos dictadores españoles, enfrentados al pueblo y despectivos con la voluntad popular, desde una bajada de impuestos, que son abusivos y desproporcionados, a reformas de la ley electoral, pera que todos los votos valgan lo mismo, sin olvidar que la Justicia sea independiente y los poderes del Estado funcionen por separado, como exige la democracia, además de otros muchos, todos insatisfechos por una casta política que funciona como dictadura sustituta del Franquismo.
El sistema, cuando sustituyó al Franquismo agonizante, ya nació con escasos controles y frenos, porque más que la instauración de una democracia aquello fue un reparto de poder con un Constitución permisiva que convertía a los partidos políticos y a sus dirigentes en los amos del país. Pero, desde entonces, los partidos han ampliado sus poderes y han eliminado los escasos frenos y controles que establecía la Constitución de 1978, no cambiándola pero si interpretándola de manera artera y aprobando leyes que ampliaban el poder del ejecutivo a costa de los poderes Legislativo y Judicial y de los ciudadanos, cada día mas aplastados y sin defensas frente al poder.
Por ejemplo: es urgente limitar la capacidad de endeudamiento de las administraciones y el tamaño del Estado, que ya es el mayor de Europa, con más políticos viviendo del erario que los que tienen Francia, Alemania e Inglaterra juntos.
España es un país desenfrenado porque sus frenos han sido dinamitados por la clase política ha arrebatado al ciudadano sus derechos básicos y destrozado las limitaciones, contrapesos y frenos legales que son propios de toda democracia.
España es un país sin sociedad civil porque los partidos la han ocupado por completo, infectando sus pilares y controlando hasta sus mas pequeñas células, desde las universidades a las instituciones financieras, colegios profesionales, medios de comunicación, asociaciones culturales, religiones, sindicatos, etc., etc. Todo ha sido puesto bajo control del Estado, directa o indirectamente.
Que nadie se extrañe de que, al ser los ciudadanos incapaces de generar la riqueza suficiente para alimentar el Estado monstruoso que ellos han construido y para satisfacer sus despilfarros, privilegios y lujos, esta oligarquía haya optado por endeudarnos hasta el paroxismo, con una deuda pública muy superior al billón de euros, una de las mayores de Europa y la mayor, si nos atenemos a la estructura económica de España.
Lo más extraño, lo que convierte a España más en un enorme basurero que en una nación de hombres y mujeres libres, es que seguimos votando a los que nos gobiernan sin ética ni decencia, ratificando así sus abusos, corrupciones y expolios, lanzando al mundo el sorprendente mensaje de que los españoles estamos a gusto con la esclavitud, gobernados por sátrapas y corruptos.
Francisco Rubiales