Alfredo Pérez Rubalcaba, líder del socialismo español, no ha podido pronunciar una conferencia en Granada porque las víctimas del sistema, indignadas y cabreadas, le han abucheado y pitado hasta que el acto tuvo que ser anulado. Rubalcaba tuvo que suspender la conferencia que tenía previsto impartir en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada ante una protesta de medio centenar de personas, la mayoría integrantes del movimiento 15M de Granada.
El secretario general del PSOE ha tenido que salir por la puerta de atrás del Aula Magna de Ciencias tras ser sorprendido por dos manifestaciones paralelas, una de Stop Desahucios y otra de Asamblea UGR, cuando estaba a punto de impartir una charla sobre química y política.
Rubalcaba ha sido víctima de su propia estrategia, pues su partido se ha dedicado a estimular la protesta y el boicot a la derecha y a sus actos. Pero él, ahora, también se ha convertido en víctima de la estrategia de lucha de los oprimidos y damnificados por el injusto sistema político español, que genera demasiados desempleados, pobres, desahuciados y mucha gente triste y sin esperanza, mientras que la clase política sigue viviendo en su burbuja de poder, riqueza, privilegios e impunidad corrupta, sin respeto a los ciudadanos ni a las reglas básicas de la verdadera democracia.
El boicot a los políticos y a las urnas es la estrategia popular que se está imponiendo en España para hacer frente a los abusos del poder político y a las injusticias de la clase política, culpable de que España esté hundida, desprestigiada, degradada, empobrecida e infectada de corrupción y abuso de poder.
Algunos condenan lo ocurrido esgrimiendo el argumento de que a todos debería permitírsele exponer sus ideas con libertad y que la universidad debe ser un templo de libre pensamiento donde pueda expresarse cualquier persona, incluso Rubalcaba y otros políticos culpables del hundimiento de España. Pero otros opinan que, aunque a todos nos gustaría vivir en una sociedad justa, decente y civilizada, donde cada cual pudiera exponer sus ideas con libertad y respeto, la realidad es que vivimos en una sociedad injusta y depauperada, víctima de la clase política sin valores ni respeto a la democracia, con los ciudadanos oprimidos y en un país empobrecido, endeudado y degradado por culpa de sus malos gobernantes. Ante esa realidad, los oprimidos y las víctimas del mal gobierno reaccionan abucheando al político que nos ha hundido y arrebatado la prosperidad y la dignidad e impedirle que nos engañe no sólo es lícito sino necesario.
Tal vez la única defensa del desamparado ciudadano frente a los abusos del poder y las injusticias del sistema imperante sea la protesta en las calles y el boicot a los políticos en aquellos lugares donde acudan. Rubalcaba, en Granada, aunque no nos gusten esas manifestaciones que obstaculizan la libertad ajena y la libre expresión, fue víctima de una acto explicable desde la indignación popular y la resistencia ciudadana frente a los abusos e injusticias de la clase política española.
El secretario general del PSOE ha tenido que salir por la puerta de atrás del Aula Magna de Ciencias tras ser sorprendido por dos manifestaciones paralelas, una de Stop Desahucios y otra de Asamblea UGR, cuando estaba a punto de impartir una charla sobre química y política.
Rubalcaba ha sido víctima de su propia estrategia, pues su partido se ha dedicado a estimular la protesta y el boicot a la derecha y a sus actos. Pero él, ahora, también se ha convertido en víctima de la estrategia de lucha de los oprimidos y damnificados por el injusto sistema político español, que genera demasiados desempleados, pobres, desahuciados y mucha gente triste y sin esperanza, mientras que la clase política sigue viviendo en su burbuja de poder, riqueza, privilegios e impunidad corrupta, sin respeto a los ciudadanos ni a las reglas básicas de la verdadera democracia.
El boicot a los políticos y a las urnas es la estrategia popular que se está imponiendo en España para hacer frente a los abusos del poder político y a las injusticias de la clase política, culpable de que España esté hundida, desprestigiada, degradada, empobrecida e infectada de corrupción y abuso de poder.
Algunos condenan lo ocurrido esgrimiendo el argumento de que a todos debería permitírsele exponer sus ideas con libertad y que la universidad debe ser un templo de libre pensamiento donde pueda expresarse cualquier persona, incluso Rubalcaba y otros políticos culpables del hundimiento de España. Pero otros opinan que, aunque a todos nos gustaría vivir en una sociedad justa, decente y civilizada, donde cada cual pudiera exponer sus ideas con libertad y respeto, la realidad es que vivimos en una sociedad injusta y depauperada, víctima de la clase política sin valores ni respeto a la democracia, con los ciudadanos oprimidos y en un país empobrecido, endeudado y degradado por culpa de sus malos gobernantes. Ante esa realidad, los oprimidos y las víctimas del mal gobierno reaccionan abucheando al político que nos ha hundido y arrebatado la prosperidad y la dignidad e impedirle que nos engañe no sólo es lícito sino necesario.
Tal vez la única defensa del desamparado ciudadano frente a los abusos del poder y las injusticias del sistema imperante sea la protesta en las calles y el boicot a los políticos en aquellos lugares donde acudan. Rubalcaba, en Granada, aunque no nos gusten esas manifestaciones que obstaculizan la libertad ajena y la libre expresión, fue víctima de una acto explicable desde la indignación popular y la resistencia ciudadana frente a los abusos e injusticias de la clase política española.