Es evidente que la liberación de Ingrir Betancourt no interesa a nadie en este momento y por eso sigue secuestrada, a pesar de que su salud está al borde del colapso. El regreso vacío del avión enviado por Francia para su liberación es una mala noticia que obliga a desvelar las grandes y obscenas verdades ocultas sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo terrorista (no guerrillero) duro y despiadado que resume en su historia muchos de los grandes dramas y frustraciones de América Latina.
Las cosas se le están poniendo difíciles a las FARC, a las que no ha ayudado mucho la presencia del venezolano Hugo Chávez en el conflicto. La secuestrada Betancourt se ha convertido en una "patata caliente" para todas las partes. Su secuestro, conocido en todo el mundo, desvela el rostro cruel e inhumano de los guerrilleros colombianos de "Tirofijo". Si la liberan aparecerían como débiles, pero si se les muere en cautiverio, habrán perdido definitivamente la batalla de la imagen y serán ya claramente reconocidos como una banda de terroristas, no como un "Ejército de Liberación".
Otra verdad que ya no es posible ocultar es que el éxito militar de las FARC sólo se entiende asumiendo que países vecinos como Venezuela y Ecuador les han prestado ayuda, por lo menos ficilitándole durante años un refugio tranquilo en sus respectivos territorios, garantizándole una retaguardia sin hostilidad y plenamente operativa.
Otra verdad poco conocida es que la opinión pública mundial, en gran medida dominada por ex marxistas, ha otorgado a las FARC los inmerecidos calificativos de “Grupo Guerrillero” u “Organización Revolucionaria”, cuando sólo merece la calificación de “Grupo Terrorista”.
Tampoco es suficientemente conocido el hecho comprobado de que la prisionera Ingrid Betancourt pudo haber sido liberada en el año 2002, pero la operación no puedo culminarse porque su familia y el gobierno de Francia se opusieron. El ex ministro Fernando Londoño ha declarado que en el invierno de 2002 las fuerzas especiales tenían perfectamente localizado el campamento donde se encontraban retenidas Ingrid Betancourt y Clara Rojas y que era fácilmente conquistable, sin peligro para los rehenes, porque estaba mal defendido. La familia de Clara Rojas dio su permiso para el asalto, pero la de Ingrid Betancourt y el gobierno francés lo negaron.
También es importante tener presente que el narcotráfico es la fuente básica de financiación de la fuerza militar de la FARC, como también es cierto que la ideología de ese grupo se ha ido diluyendo y pervirtiendo con el tiempo, quedando reducida hoy a poco más que la ideología que comparten las mafias y los cárteles mundiales de la droga.
No es menos cierto que muchos creadores de opinión colombianos, latinoamericanos y, sobre todo, europeos son culpables de haber ocultado durante demasiados años a la opinión pública las atrocidades cometidas por las FARC, que son el lado opuesto de lo que han sido revoluciones pacíficas como las de Birmania o el Tibet. ¿Alguien sabe que las FARC han asesinado a miles de campesinos para culpar de esos crímenes a los paramilitares o al ejército colombiano o que en sus filan combaten más de 14.000 niños reclutados a la fuerza?
Es cierto que la existencia de las FARC también es consecuencia de la injusticia reinante en Colombia y en toda América Latina y de la corrupción e ineficacia tradicional de sus gobiernos y oligarquías dirigentes, pero no es menos cierto que la existencia de una guerrilla armada tiene un impacto paralizante en el desarrollo de otros movimientos políticos y sociales capaces de concienciar a la sociedad y de movilizarla exigiendo más justicia, igualdad, eficiencia y democracia.
La existencia de las FARC ha polarizado a la sociedad colombiana, dividiéndola en dos bandos irreconciliables, los favorables y los contrarios, sin que quede espacio para los demócratas y los ciudadanos comprometidos con el cambio positivo y la regeneración democrática, que es el único camino de salvación para el país.
Hay muchas otras verdades ocultas en torno a las FARC, como el apoyo y sostén que le han prestado algunos dirigentes y familias colombianas, que papel desempeña actualmente en el poder interno de las FARC el mítico "Tirofijo", prácticamente desaparecido desde hace años, el verdadero papel desempeñado por el venezolano Hugo Chávez, que tal vez sea el dirigente que más sepa de las oscuras FARC en todo el mundo, o los negocios y movidas que se han realizado en todo el continente a la sombra de ese nutrido, aguerrido y vetusto grupo armado, que más bien parece una reliquia de un pasado ya desaparecido que una apuesta viable de futuro en América Latina.
Las cosas se le están poniendo difíciles a las FARC, a las que no ha ayudado mucho la presencia del venezolano Hugo Chávez en el conflicto. La secuestrada Betancourt se ha convertido en una "patata caliente" para todas las partes. Su secuestro, conocido en todo el mundo, desvela el rostro cruel e inhumano de los guerrilleros colombianos de "Tirofijo". Si la liberan aparecerían como débiles, pero si se les muere en cautiverio, habrán perdido definitivamente la batalla de la imagen y serán ya claramente reconocidos como una banda de terroristas, no como un "Ejército de Liberación".
Otra verdad que ya no es posible ocultar es que el éxito militar de las FARC sólo se entiende asumiendo que países vecinos como Venezuela y Ecuador les han prestado ayuda, por lo menos ficilitándole durante años un refugio tranquilo en sus respectivos territorios, garantizándole una retaguardia sin hostilidad y plenamente operativa.
Otra verdad poco conocida es que la opinión pública mundial, en gran medida dominada por ex marxistas, ha otorgado a las FARC los inmerecidos calificativos de “Grupo Guerrillero” u “Organización Revolucionaria”, cuando sólo merece la calificación de “Grupo Terrorista”.
Tampoco es suficientemente conocido el hecho comprobado de que la prisionera Ingrid Betancourt pudo haber sido liberada en el año 2002, pero la operación no puedo culminarse porque su familia y el gobierno de Francia se opusieron. El ex ministro Fernando Londoño ha declarado que en el invierno de 2002 las fuerzas especiales tenían perfectamente localizado el campamento donde se encontraban retenidas Ingrid Betancourt y Clara Rojas y que era fácilmente conquistable, sin peligro para los rehenes, porque estaba mal defendido. La familia de Clara Rojas dio su permiso para el asalto, pero la de Ingrid Betancourt y el gobierno francés lo negaron.
También es importante tener presente que el narcotráfico es la fuente básica de financiación de la fuerza militar de la FARC, como también es cierto que la ideología de ese grupo se ha ido diluyendo y pervirtiendo con el tiempo, quedando reducida hoy a poco más que la ideología que comparten las mafias y los cárteles mundiales de la droga.
No es menos cierto que muchos creadores de opinión colombianos, latinoamericanos y, sobre todo, europeos son culpables de haber ocultado durante demasiados años a la opinión pública las atrocidades cometidas por las FARC, que son el lado opuesto de lo que han sido revoluciones pacíficas como las de Birmania o el Tibet. ¿Alguien sabe que las FARC han asesinado a miles de campesinos para culpar de esos crímenes a los paramilitares o al ejército colombiano o que en sus filan combaten más de 14.000 niños reclutados a la fuerza?
Es cierto que la existencia de las FARC también es consecuencia de la injusticia reinante en Colombia y en toda América Latina y de la corrupción e ineficacia tradicional de sus gobiernos y oligarquías dirigentes, pero no es menos cierto que la existencia de una guerrilla armada tiene un impacto paralizante en el desarrollo de otros movimientos políticos y sociales capaces de concienciar a la sociedad y de movilizarla exigiendo más justicia, igualdad, eficiencia y democracia.
La existencia de las FARC ha polarizado a la sociedad colombiana, dividiéndola en dos bandos irreconciliables, los favorables y los contrarios, sin que quede espacio para los demócratas y los ciudadanos comprometidos con el cambio positivo y la regeneración democrática, que es el único camino de salvación para el país.
Hay muchas otras verdades ocultas en torno a las FARC, como el apoyo y sostén que le han prestado algunos dirigentes y familias colombianas, que papel desempeña actualmente en el poder interno de las FARC el mítico "Tirofijo", prácticamente desaparecido desde hace años, el verdadero papel desempeñado por el venezolano Hugo Chávez, que tal vez sea el dirigente que más sepa de las oscuras FARC en todo el mundo, o los negocios y movidas que se han realizado en todo el continente a la sombra de ese nutrido, aguerrido y vetusto grupo armado, que más bien parece una reliquia de un pasado ya desaparecido que una apuesta viable de futuro en América Latina.