Una de las muchas imágenes que circulan por Internet sobre el golpe de Estado de Puigdemont
Si el gobierno de Rajoy consiguiera neutralizar la actual revuelta catalana sin derramar sangre, sería la primera incruenta de la Historia y se apuntaría un gran éxito.
La primera revuelta catalana, conocida como la del "Segador", en referencia al actual himno de Cataluña, tuvo lugar en tiempos del rey Felipe IV, entre 1640 y 1652. El motivo principal fue el proyecto centralizador del Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, resumido en su aforismo "muchos reinos, pero una ley", a lo que se sumaba el descontento de los rebeldes con el ejército real. La sublevación estalla el 7 de junio de 1640, en el conocido como Corpus de Sangre, debido a que la fecha coincidía con la festividad del Corpus Christi. Ese día se produce una explosión de violencia en Barcelona, durante la cual campesinos, segadores y otros rebeldes entremezclados atacan mortalmente a funcionarios reales y castellanos.
Una de estas víctimas es el virrey de Cataluña, Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma, que es alcanzado y asesinado en la playa, cuando intentaba escapar.
Durante esta rebelión, Pau Claris, político y eclesiástico que presidía la Generalitat, proclamó la República catalana el 17 de enero de 1641. Seis días más tarde, el 23 de enero, rectifica y decide proclamar al rey Luis XIII de Francia como Conde de Barcelona, poniendo así el Principado de Cataluña bajo la soberanía del país galo. De 1643 a 1652 le sucedería en este puesto su hijo Luis XIV, el Rey Sol.
Es importante remarcar que en 1640 España se hallaba inmersa en la Guerra de los Treinta Años, que la enfrentaba precisamente contra el reino de Francia y otras potencias europeas.
La revuelta catalana finalmente es sofocada y sellada con la Paz de los Pirineos, firmada el 7 de noviembre de 1659 entre las monarquías española y francesa. Por este Tratado se ceden a Francia los hasta entonces territorios catalanes del Rosellón, el Conflent, el Vallespir y una parte de la Cerdaña. La frontera entre las dos potencias queda fijada prácticamente por los Pirineos. Por este motivo, cada 7 de noviembre un grupo de catalanistas se manifiesta en Perpiñán.
Después de esta proclamación y antes de la siguiente de las reseñadas en este artículo sucedió el famoso 11 de septiembre de 1714, que daría lugar muchos años más tarde a la Diada. Esta fecha puso fin al sitio de Barcelona, en una de las batallas finales de la guerra de sucesión. Pero a pesar de que la mayoría de los catalanes se decantaron a favor del archiduque Carlos de Austria, no proclamaron la independencia del resto de España.
Si la primera independencia de Cataluña duró seis días, la segunda duró solo dos días. Se produjo en el marco de la I República Española, proclamada el 11 de febrero de ese mismo año.
El 5 de marzo de 1873, un grupo de políticos, dirigidos por José García Viñas y Paul Brousse (francés) y apoyados por "unos 16.000 voluntarios", según La correspondencia de España, proclamaron en el ayuntamiento de Barcelona el "Estado catalán federado con la República española". Es decir, en este caso no era una independencia total.
Tras dos días de negociaciones con el Gobierno central, se revocó la proclamación. El ejército fue abolido en Cataluña y el presidente de la República, el catalán Estanislao Figueras, dimitió. Le sucedió Francisco Pi i Margall, también catalán.
El 14 de abril de 1931, mismo día de la proclamación de la II República española, Francesc Macià proclama la República Federada Catalana dentro de la República española. Macià era el líder de ERC, que dos días antes había ganado las elecciones municipales en Cataluña.
El 17 de abril el Gobierno provisional de la República envía a Barcelona a los ministros Fernández de los Ríos, Marcelino Domingo y Lluis Nicolau d'Olwer a negociar.
Tras las intensas negociaciones, se acuerda que el consejo de Barcelona actúe como gobierno de la Generalidad de Cataluña. Un año más tarde, en 1932, sería aprobado el primer Estatuto de Autonomía catalán, el Estatuto de Nuria, que le dotaba de gobierno y parlamento propios.
Macià murió en 1933 y le sucedió al frente de la Generalitat y de ERC Lluis Companys, hasta entonces presidente del parlamento catalán.
El 6 de octubre, aprovechando el estallido de la Revolución de Asturias un día antes y la proclamación del estado de guerra por el presidente de la República, Alejandro Lerroux, Companys proclama el Estado catalán de la República federal española.
El general Batet, siguiendo instrucciones de Lerroux, proclama el estado de guerra también en Cataluña. Tras una noche de enfrentamientos, que dejaron 46 muertos, y a pesar de la defensa de los Mossos de Esquadra al gobierno catalán, el ejército detuvo en la mañana del día 7 a Companys, a todo su gobierno y a algunos diputados.
Se clausuró el parlamento autonómico, se suspendió el Estatuto de Nuria y se retiró a muchos alcaldes. Companys fue condenado a 30 años de cárcel, pero se le liberó dos años más tarde, cuando el Frente Popular ganó las elecciones en 1936. Con la victoria de Franco en la guerra civil, Companys se exilió en Francia, pero fue capturado por la Gestapo, entregado a las autoridades franquistas y fusilado el 15 de octubre de 1940 en el castillo de Montjuic.
La última revuelta es la que está en curso, la de la independencia unilateral proclamada por Puigdemont, tras un periplo independentista alocado que no consiguió ningún apoyo internacional destacado y que generó una importante fuga de empresas (casi 2.000 hasta el momento).
Francisco Rubiales
(Se han utilizado párrafos del artículo "Los intentos de conseguir la independencia de Cataluña: precedentes históricos", publicado por Europa Press).
La primera revuelta catalana, conocida como la del "Segador", en referencia al actual himno de Cataluña, tuvo lugar en tiempos del rey Felipe IV, entre 1640 y 1652. El motivo principal fue el proyecto centralizador del Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, resumido en su aforismo "muchos reinos, pero una ley", a lo que se sumaba el descontento de los rebeldes con el ejército real. La sublevación estalla el 7 de junio de 1640, en el conocido como Corpus de Sangre, debido a que la fecha coincidía con la festividad del Corpus Christi. Ese día se produce una explosión de violencia en Barcelona, durante la cual campesinos, segadores y otros rebeldes entremezclados atacan mortalmente a funcionarios reales y castellanos.
Una de estas víctimas es el virrey de Cataluña, Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma, que es alcanzado y asesinado en la playa, cuando intentaba escapar.
Durante esta rebelión, Pau Claris, político y eclesiástico que presidía la Generalitat, proclamó la República catalana el 17 de enero de 1641. Seis días más tarde, el 23 de enero, rectifica y decide proclamar al rey Luis XIII de Francia como Conde de Barcelona, poniendo así el Principado de Cataluña bajo la soberanía del país galo. De 1643 a 1652 le sucedería en este puesto su hijo Luis XIV, el Rey Sol.
Es importante remarcar que en 1640 España se hallaba inmersa en la Guerra de los Treinta Años, que la enfrentaba precisamente contra el reino de Francia y otras potencias europeas.
La revuelta catalana finalmente es sofocada y sellada con la Paz de los Pirineos, firmada el 7 de noviembre de 1659 entre las monarquías española y francesa. Por este Tratado se ceden a Francia los hasta entonces territorios catalanes del Rosellón, el Conflent, el Vallespir y una parte de la Cerdaña. La frontera entre las dos potencias queda fijada prácticamente por los Pirineos. Por este motivo, cada 7 de noviembre un grupo de catalanistas se manifiesta en Perpiñán.
Después de esta proclamación y antes de la siguiente de las reseñadas en este artículo sucedió el famoso 11 de septiembre de 1714, que daría lugar muchos años más tarde a la Diada. Esta fecha puso fin al sitio de Barcelona, en una de las batallas finales de la guerra de sucesión. Pero a pesar de que la mayoría de los catalanes se decantaron a favor del archiduque Carlos de Austria, no proclamaron la independencia del resto de España.
Si la primera independencia de Cataluña duró seis días, la segunda duró solo dos días. Se produjo en el marco de la I República Española, proclamada el 11 de febrero de ese mismo año.
El 5 de marzo de 1873, un grupo de políticos, dirigidos por José García Viñas y Paul Brousse (francés) y apoyados por "unos 16.000 voluntarios", según La correspondencia de España, proclamaron en el ayuntamiento de Barcelona el "Estado catalán federado con la República española". Es decir, en este caso no era una independencia total.
Tras dos días de negociaciones con el Gobierno central, se revocó la proclamación. El ejército fue abolido en Cataluña y el presidente de la República, el catalán Estanislao Figueras, dimitió. Le sucedió Francisco Pi i Margall, también catalán.
El 14 de abril de 1931, mismo día de la proclamación de la II República española, Francesc Macià proclama la República Federada Catalana dentro de la República española. Macià era el líder de ERC, que dos días antes había ganado las elecciones municipales en Cataluña.
El 17 de abril el Gobierno provisional de la República envía a Barcelona a los ministros Fernández de los Ríos, Marcelino Domingo y Lluis Nicolau d'Olwer a negociar.
Tras las intensas negociaciones, se acuerda que el consejo de Barcelona actúe como gobierno de la Generalidad de Cataluña. Un año más tarde, en 1932, sería aprobado el primer Estatuto de Autonomía catalán, el Estatuto de Nuria, que le dotaba de gobierno y parlamento propios.
Macià murió en 1933 y le sucedió al frente de la Generalitat y de ERC Lluis Companys, hasta entonces presidente del parlamento catalán.
El 6 de octubre, aprovechando el estallido de la Revolución de Asturias un día antes y la proclamación del estado de guerra por el presidente de la República, Alejandro Lerroux, Companys proclama el Estado catalán de la República federal española.
El general Batet, siguiendo instrucciones de Lerroux, proclama el estado de guerra también en Cataluña. Tras una noche de enfrentamientos, que dejaron 46 muertos, y a pesar de la defensa de los Mossos de Esquadra al gobierno catalán, el ejército detuvo en la mañana del día 7 a Companys, a todo su gobierno y a algunos diputados.
Se clausuró el parlamento autonómico, se suspendió el Estatuto de Nuria y se retiró a muchos alcaldes. Companys fue condenado a 30 años de cárcel, pero se le liberó dos años más tarde, cuando el Frente Popular ganó las elecciones en 1936. Con la victoria de Franco en la guerra civil, Companys se exilió en Francia, pero fue capturado por la Gestapo, entregado a las autoridades franquistas y fusilado el 15 de octubre de 1940 en el castillo de Montjuic.
La última revuelta es la que está en curso, la de la independencia unilateral proclamada por Puigdemont, tras un periplo independentista alocado que no consiguió ningún apoyo internacional destacado y que generó una importante fuga de empresas (casi 2.000 hasta el momento).
Francisco Rubiales
(Se han utilizado párrafos del artículo "Los intentos de conseguir la independencia de Cataluña: precedentes históricos", publicado por Europa Press).