Información y Opinión

Las olimpiadas que de verdad necesita España





Organizar unos juegos olímpicos representa el esfuerzo supremo de una sociedad, que debe unirse y luchar duro para afrontar ese desafío mientras el mundo entero la contempla. España, como han afirmado algunos miembros del COI, tiene ya unas grandes Olimpiadas que organizar: la de su supervivencia como país, un esfuerzo descomunal que incluye salir de la quiebra económica, recomponer su unidad rota, regenerar su falsa democracia, eliminar el terrible desempleo masivo que padece y erradicar la corrupción que pudre sus instituciones y su convivencia.

Las olimpiadas que realmente le interesa organizar a España son las que premian el esfuerzo y la victoria en asuntos como la prosperidad, el empleo, la limpieza, la educación, la justicia, la democracia, la decencia y otros grandes valores, por desgracia ausentes de la política y de la vida de los españoles.

Pero esas olimpiadas por la justicia, la decencia y el verdadero progreso no interesan a nuestros partidos políticos ni a nuestros políticos profesionales porque no representan gastos y comisiones, son demasiado grises y requieren una capacidad de liderazgo y un esfuerzo profesional y técnico que escapa a sus posibilidades y miserias.

Realizar un enorme esfuerzo de alcance nacional para organizar unos juegos olímpicos cuando el país está arruinado, en peligro de desmembrarse, con seis millones de desempleados, con sus jóvenes emigrando porque carecen de trabajo, con su clase política desptrestigiada, despilfarrando y divorciada de una ciudadanía que cada día le desprecia mas, es una frivolidad y un despropósito que el COI ha captado y castigado con una derrota rotunda, a pesdar de que el proyecto español, técnicamente, no lo mereciera.

Para España es mil veces mas importante y prioritario que el esfuerzo Olímpico el de regenerar su democracia y conseguir un liderazgo limpio y decente que sea capaz de unir a los españoles en torno a proyectos comunes, como corresponde a una verdadera nación. La gran debilidad de España es haber querido utilizar las Olimpiadas como proyecto ilusionante de unidad y esfuerzo, sin afrontar previamente los grandes dramas y lacras que atenazan a la nación, entre ellas su gran ruina económica, el desprestigio creciente de su clase política y la degradación de su convivencia y de su democracia.

Antes de organizar unos Juegos Olímpicos, España tiene que adelgazar su obeso e irracional Estado, restar grandes cantidades de poder y de impunidad a los partidos y a sus políticos profesionales, devolver el vigor a la economía, recomponer la unidad nacional, resquebrajada y dañada seriamente, restablecer el juego limpio entre los poderes del Estado, dejar de nombrar jueces desde los partidos, conseguir que los partidfos se retiren de la sociedad civil, que han ocupado como si fuera territorio enemigo, otorgar al ciudadano el protagonismo que le corresponde en democracia, dejar de cobrar impuestos confiscatorios e injustos, los mas desproporcionados y lamentables de toda Europa, cumplir las promesas electorales, dejar de mentir a los ciudadanos desde el poder y aprender, desde los partidos, a respetar la democracia y a servir, en lugar de "servirse" del pueblo.

La derrota olímpica de España ha sido dura, pero mas duro y lamentable es comprobar que los políticos no aprenden y que siguen buscando proyectos artificiales y grandiosos, antes de hacer frente a los grandes dramas de un país en el que vivir ya ha dejado de ser un privilegio y se ha convertido en un tormento para millones de ciudadanos insatisfechos y frustrados.

Por desgracia, hay demasiados políticos en España que prefieren unas Olimpiadas del deporte que las olimpiadas vitales por la supervivencia, mas crucial y necesaria. Son políticos sin grandeza, obsesionados siempre en "ganar" las próximas elecciones para seguir disfrutando del poder y sus privilegios, gente que cierra los ojos ante la España derrotada e injusta que ellos mismos están construyendo desde el poder político, sean del color que sean. No merecen liderar el país, sino ser señalados por el dedo acusador de la ciudadanía y repudiados como incompetentes e irresponsables enemigos del pueblo y de la nación.


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Martes, 10 de Septiembre 2013
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