El proyecto de Zapatero de aprobar un catálogo de sanciones para los Estados miembros que no cumplan con los objetivos que se fijen en Europa acaba de ser rechazado por Alemania, donde consideran incoherente y torpe que Zapatero pretenda aplicar en Europa lo que es incapaz de aplicar en España.
De hecho, Zapatero debería haber aplicado sanciones por incumplimiento de los objetivos y normas económicas a su propio gobierno y, sobre todo, a las comunidades autónomas, muchas de las cuales han sobrepasado con creces los niveles de endeudamiento público permitidos, pero no lo ha hecho.
Zapatero, en apenas una semana de presidencia europea efectiva, ha comprobado que en Europa no goza, como en España, de impunidad y que los errores se pagan. En Europa no cuenta Zapatero, como en España, con medios de comunicación sometidos y con periodistas controlados que apoyen sus iniciativas y oculten sus errores y fracasos. Europa no está dispuesta a tolerar las "pamplinas" de quien está llevando a su propio país hacia la ruína.
El Ministerio de Economía germano emitió este fin de semana un comunicado en el que rechaza abiertamente la propuesta de Zapatero de fijar objetivos de política económica y penalizar a los países que no los cumplan. «Considero que la propuesta de sancionar a los Estados miembros, si no cumplen los objetivos, no es sensata», señala el comunicado, firmado por el ministro Rainer Brüderle, en la primera respuesta negativa que recibe Zapatero a su ambicioso programa. «Hasta ahora, la Estrategia de Lisboa está basada en un enfoque de alianza sin sanción, que deberíamos proseguir», añade el comunicado.
Otro proyecto de Zapatero que se derrumba es el de brillar como un cometa al lado del emperador Obama, plasmando la ridícula "conjunción planetaria" de Leire Pajín en una foto memorable de los dos presidentes juntos, el de Europa y el de América, porque el presidente permanente de la Unión, el belga Van Rompuy, le ha arrebatado el protagonismo. Por eso, los servicios diplomáticos españoles mendigan con intensidad una entrevista bilateral Obama-Zapatero en la Casa Blanco, que tendría que celebrarse antes de la prevista cumbre Europa-USA.
El rechazo del ministro de Economía germano a las propuestas de Zapatero se suma a una andanada de críticas que viene publicando la prensa alemana sobre su gestión al frente del Gobierno español y sus propuestas para la presidencia de turno de la UE. El sábado, el prestigioso Frankfurter Allgemeine Zeitung lo acusaba de querer interferir en la soberanía nacional alemana.
Las críticas a Zapatero de la prensa europea más prestigiosa están volviendo loco al ejército de asesores de La Moncloa, que no saben como parar el bambardeo, en el que participa también nada menos que el Financial Times, la "biblia" económica europea. Lo peor de todo es que las críticas coinciden en el mismo sentido y hacen daño porque aportan verdad, señalando a Zapatero como un gobernante poco preparado y torpe, incapaz de haber solucionado los graves problemas de su propio país, España.
El drama para Zapatero es que la propaganda y la capacidad de su gobierno para comprar voluntades no tienen alcance europeo.
Pero hay otra razón todavía más poderosa, aunque más lenta: la realidad termina siempre por imponerse y la mentira termina por diluirse. Está ocurriendo con la "estafa" del "cambio climático" y del "calentamiento global", tesis favoritas de los "progres" de todo el mundo, vapuleadas hoy, una vez más, por el invierno más frío en medio siglo y por una Europa cubierta de hielo.
Lo cierto es que la presidencia europea de Zapatero parece estar dominada por el infortunio, desmintiendo la tesis, defendida por el propio Zapatero, de que él es un hombre "de suerte". Tradicionalmente, la presidencia rotatoria representaba para los gobiernos una importante oportunidad de lucimiento, necesaria para el gobierno de Zapatero, que, como consecuencia de la mala gestión de la crisis, pierde prestigio y votos en el ámbito interno, pero el mecanismo no está funcionando porque el presidente permanente, Van Rompuy, le arrebata protagonismo y porque los europeos, libres de esa propaganda y presión de la Moncloa que amordaza a los medios de comunicación españoles, están criticando libremente la mediocre y deficiente figura política de Zapatero.
Desde su arrogancia, los expertos de La Moncloa no había evaluado justamente la fuerza demoledora de la paradoja de que el país económicamente peor gestionado y más enfermo de Europa presida la Unión. Los centenares de asesores del presidente no han sido capaces de ver que la credibilidad de su jefe en Europa, después del fracaso de su gestión económica, estaba por los suelos.
La afirmación de que España había sobrepasado a Italia y estaba a punto de hacer lo mismo con Francia, formulada por Zapatero con escaso tino y oportunidad, le hizo antipático en Europa. La "entrada" de Mr. Bean en la página oficial de Zapatero como presidente europeo, hizo reir al continente entero y convirtió la figura del dirigente español en una diana para el chiste y el sarcasmo.
En ese ambiénte de desprestigio y devaluación, la propuesta de Zapatero de sancionar a los que no cumplan las normas ha caído como un jarro de agua fría y ha sido percibida como una estupidez, sobre todo si se tiene en cuenta que Zapatero no ha sido capaz de sancionar a su propio gobierno y a las autonomías, cuyo despilfarro ha convertido a España en el país que se endeuda más veloz y temerariamente de toda la Europa común.
De hecho, Zapatero debería haber aplicado sanciones por incumplimiento de los objetivos y normas económicas a su propio gobierno y, sobre todo, a las comunidades autónomas, muchas de las cuales han sobrepasado con creces los niveles de endeudamiento público permitidos, pero no lo ha hecho.
Zapatero, en apenas una semana de presidencia europea efectiva, ha comprobado que en Europa no goza, como en España, de impunidad y que los errores se pagan. En Europa no cuenta Zapatero, como en España, con medios de comunicación sometidos y con periodistas controlados que apoyen sus iniciativas y oculten sus errores y fracasos. Europa no está dispuesta a tolerar las "pamplinas" de quien está llevando a su propio país hacia la ruína.
El Ministerio de Economía germano emitió este fin de semana un comunicado en el que rechaza abiertamente la propuesta de Zapatero de fijar objetivos de política económica y penalizar a los países que no los cumplan. «Considero que la propuesta de sancionar a los Estados miembros, si no cumplen los objetivos, no es sensata», señala el comunicado, firmado por el ministro Rainer Brüderle, en la primera respuesta negativa que recibe Zapatero a su ambicioso programa. «Hasta ahora, la Estrategia de Lisboa está basada en un enfoque de alianza sin sanción, que deberíamos proseguir», añade el comunicado.
Otro proyecto de Zapatero que se derrumba es el de brillar como un cometa al lado del emperador Obama, plasmando la ridícula "conjunción planetaria" de Leire Pajín en una foto memorable de los dos presidentes juntos, el de Europa y el de América, porque el presidente permanente de la Unión, el belga Van Rompuy, le ha arrebatado el protagonismo. Por eso, los servicios diplomáticos españoles mendigan con intensidad una entrevista bilateral Obama-Zapatero en la Casa Blanco, que tendría que celebrarse antes de la prevista cumbre Europa-USA.
El rechazo del ministro de Economía germano a las propuestas de Zapatero se suma a una andanada de críticas que viene publicando la prensa alemana sobre su gestión al frente del Gobierno español y sus propuestas para la presidencia de turno de la UE. El sábado, el prestigioso Frankfurter Allgemeine Zeitung lo acusaba de querer interferir en la soberanía nacional alemana.
Las críticas a Zapatero de la prensa europea más prestigiosa están volviendo loco al ejército de asesores de La Moncloa, que no saben como parar el bambardeo, en el que participa también nada menos que el Financial Times, la "biblia" económica europea. Lo peor de todo es que las críticas coinciden en el mismo sentido y hacen daño porque aportan verdad, señalando a Zapatero como un gobernante poco preparado y torpe, incapaz de haber solucionado los graves problemas de su propio país, España.
El drama para Zapatero es que la propaganda y la capacidad de su gobierno para comprar voluntades no tienen alcance europeo.
Pero hay otra razón todavía más poderosa, aunque más lenta: la realidad termina siempre por imponerse y la mentira termina por diluirse. Está ocurriendo con la "estafa" del "cambio climático" y del "calentamiento global", tesis favoritas de los "progres" de todo el mundo, vapuleadas hoy, una vez más, por el invierno más frío en medio siglo y por una Europa cubierta de hielo.
Lo cierto es que la presidencia europea de Zapatero parece estar dominada por el infortunio, desmintiendo la tesis, defendida por el propio Zapatero, de que él es un hombre "de suerte". Tradicionalmente, la presidencia rotatoria representaba para los gobiernos una importante oportunidad de lucimiento, necesaria para el gobierno de Zapatero, que, como consecuencia de la mala gestión de la crisis, pierde prestigio y votos en el ámbito interno, pero el mecanismo no está funcionando porque el presidente permanente, Van Rompuy, le arrebata protagonismo y porque los europeos, libres de esa propaganda y presión de la Moncloa que amordaza a los medios de comunicación españoles, están criticando libremente la mediocre y deficiente figura política de Zapatero.
Desde su arrogancia, los expertos de La Moncloa no había evaluado justamente la fuerza demoledora de la paradoja de que el país económicamente peor gestionado y más enfermo de Europa presida la Unión. Los centenares de asesores del presidente no han sido capaces de ver que la credibilidad de su jefe en Europa, después del fracaso de su gestión económica, estaba por los suelos.
La afirmación de que España había sobrepasado a Italia y estaba a punto de hacer lo mismo con Francia, formulada por Zapatero con escaso tino y oportunidad, le hizo antipático en Europa. La "entrada" de Mr. Bean en la página oficial de Zapatero como presidente europeo, hizo reir al continente entero y convirtió la figura del dirigente español en una diana para el chiste y el sarcasmo.
En ese ambiénte de desprestigio y devaluación, la propuesta de Zapatero de sancionar a los que no cumplan las normas ha caído como un jarro de agua fría y ha sido percibida como una estupidez, sobre todo si se tiene en cuenta que Zapatero no ha sido capaz de sancionar a su propio gobierno y a las autonomías, cuyo despilfarro ha convertido a España en el país que se endeuda más veloz y temerariamente de toda la Europa común.
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