Algo muy grave debe estar ocurriéndole a las antiguas democracias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, cuando en lugar de defender las libertades y la transparencia, como antaño, ahora persiguen.a gente como Edward Snowden, sólo porque ha denunciado abusos de poder y violaciones a los derechos humanos.
Las antiguas democracias que defendieron las libertades y derechos en tiempos de la Guerra Fría están sufriendo serios procesos de deterioro y hasta de envilecimiento, suprimiendo derechos ciudadanos, recortando servicios públicos y llenando de opacidad y mentira sus gobiernos. Por el contrario, gobiernos que antes fueron totalitarios, como China, Rusia y otros, que alardean menos de democracia y libertad, están aprobando leyes que fortalecen los derechos individuales y los valores, protegen a la familia y refuerzan aspectos tan importantes para la civilización como la libertad religiosa y el castigo de los corruptos y de los que violan las leyes. En China acaban de condenar a muerte aplazada (una especie de cadena perpetua) a un ex ministro culpable de corrupción, mientras en países en teoría democráticos, como España, los corruptos disfrutan de una obscena impunidad, reflejo del profundo deterioro moral del sistema y de la clase política.
El caso de Snowden, ex empleado de la CIA, es paradigmático y refleja el profundo deterioro de las libertades y derechos en un país como Estados Unidos, considerado como uno de los más democráticos del planeta. El presidente Obama, en lugar de reconocer que su espionaje a los ciudadanos y a potencias extranjeras amigas es una violación de los derechos fundamentales, esta empeñado en castigar al ex agente que se atrevió a denunciar esos abusos, acostándolo por todo el mundo, cuando debería ser considerado un héroe por haber denunciado la injusticia y el abuso de poder.
Todo Occidente, antiguo espacio de libertades y derechos, se deteriora y pudre porque sus políticos han abandonado el imperio de la ley, el servicio al ciudadano y la primacía de la decencia.
La publicación en el diario El Mundo de "Cuatro horas con Barcenas", un alegato contra la ética del partido gobernante, firmado por el periodista Pedro J. Ramírez, exhibe un comportamiento del PP más propio de banda mafiosa que de partido que rige una democracia occidental, en teoría avanzada, pero trasformada por sus dirigentes en una pocilga.
El caso de España refleja niveles de indecencia muy elevados y difíciles de alcanzar en cualquier otro país del mundo occidental, pero también refleja una tendencia generalizada de deterioro de las democracias y de envilecimiento de las clases políticas, frente a los que los ciudadanos deberían reaccionar con indignación y furia, expulsando a los corruptos del poder, aunque lo hayan alcanzado en las urnas, pues la indecencia les deshabilita y les hace ilícitos.
El cierre del espacio aéreo de varios países europeos al avión que transportaba al presidente de Bolivia, Evo Morales, por sospechar se que en el viajaba Snowden, es otro ejemplo del deterioro de los valores en el mundo occidental y del sometimiento vergonzoso de muchos países al poder, en este caso abusivo y nada democrático, de Estados Unidos.
Las antiguas democracias que defendieron las libertades y derechos en tiempos de la Guerra Fría están sufriendo serios procesos de deterioro y hasta de envilecimiento, suprimiendo derechos ciudadanos, recortando servicios públicos y llenando de opacidad y mentira sus gobiernos. Por el contrario, gobiernos que antes fueron totalitarios, como China, Rusia y otros, que alardean menos de democracia y libertad, están aprobando leyes que fortalecen los derechos individuales y los valores, protegen a la familia y refuerzan aspectos tan importantes para la civilización como la libertad religiosa y el castigo de los corruptos y de los que violan las leyes. En China acaban de condenar a muerte aplazada (una especie de cadena perpetua) a un ex ministro culpable de corrupción, mientras en países en teoría democráticos, como España, los corruptos disfrutan de una obscena impunidad, reflejo del profundo deterioro moral del sistema y de la clase política.
El caso de Snowden, ex empleado de la CIA, es paradigmático y refleja el profundo deterioro de las libertades y derechos en un país como Estados Unidos, considerado como uno de los más democráticos del planeta. El presidente Obama, en lugar de reconocer que su espionaje a los ciudadanos y a potencias extranjeras amigas es una violación de los derechos fundamentales, esta empeñado en castigar al ex agente que se atrevió a denunciar esos abusos, acostándolo por todo el mundo, cuando debería ser considerado un héroe por haber denunciado la injusticia y el abuso de poder.
Todo Occidente, antiguo espacio de libertades y derechos, se deteriora y pudre porque sus políticos han abandonado el imperio de la ley, el servicio al ciudadano y la primacía de la decencia.
La publicación en el diario El Mundo de "Cuatro horas con Barcenas", un alegato contra la ética del partido gobernante, firmado por el periodista Pedro J. Ramírez, exhibe un comportamiento del PP más propio de banda mafiosa que de partido que rige una democracia occidental, en teoría avanzada, pero trasformada por sus dirigentes en una pocilga.
El caso de España refleja niveles de indecencia muy elevados y difíciles de alcanzar en cualquier otro país del mundo occidental, pero también refleja una tendencia generalizada de deterioro de las democracias y de envilecimiento de las clases políticas, frente a los que los ciudadanos deberían reaccionar con indignación y furia, expulsando a los corruptos del poder, aunque lo hayan alcanzado en las urnas, pues la indecencia les deshabilita y les hace ilícitos.
El cierre del espacio aéreo de varios países europeos al avión que transportaba al presidente de Bolivia, Evo Morales, por sospechar se que en el viajaba Snowden, es otro ejemplo del deterioro de los valores en el mundo occidental y del sometimiento vergonzoso de muchos países al poder, en este caso abusivo y nada democrático, de Estados Unidos.