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Las campanas repican a "miedo" en el bipartidismo español



El miedo a la venganza de los ciudadanos en las urnas paraliza a los partidos políticos, sobre todo a los viejos partidos que han gobernado España en las últimas décadas. Los políticos, por fin, temen al ciudadano, algo que es saludable en democracia. La presidenta en funciones de Andalucía, la socialista Susana Díaz, ha paralizado en seco el proceso de adjudicación minera de Aznalcoyar, después de que los jueces apreciaran irregularidades en la concesión. Detrás de la decisión está el miedo a una ciudadanía que ya no quiere ser engañada, marginada y saqueada por una casta política que ha gobernado con demasiado poder y con escaso tacto y respeto a la ciudadanía.
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Las encuestas son cada día mas claras e implacables a medida que se acercan las elecciones municipales y autonómicas, indicando que los dos grandes partidos (PP y PSOE) van a perder cientos o quizás miles de alcaldías y muchos cargos y privilegios en la estructura del poder político español, lo que podría equivaler a una sentencia de muerte para unos partidos que hace mucho que abandonaron los ideales y las ideologías y que sólo están unidos y cohesionados por el reparto de poder y privilegios.

El terror se está apoderando de las "bases". La mayoría de los alcaldes de ciudades tienen miedo a no conseguir la alcaldía y a tener que buscarse la vida, toda una tragedia para una clase política española muchos de cuyos miembros no han trabajado nunca y en esta situación de paro generalizado, es muy complicado encontrar un trabajo. Los alcaldes de pueblo son los que tienen mas miedo a tener que volver a su vida anterior de mileurista, en el mejor de los casos, y a tener que "doblar el espinazo".

La irrupción con fuerza de partidos como Podemos y Ciudadanos en el panorama político español está provocando que las campanas del miedo estén tocando a toda pastilla y que cada político amenazado tome medidas de cara a un futuro problemático y amenazante.

Algunos, los mas osados, optan por llenar las alforjas para la travesía del desierto que se avecina, pero la mayoría tiene miedo a hacerlo ahora, cuando prebostes como Rodrigo Rato, Manuel Chaves, José Antonio Griñán y cientos de compañeros de partido con altos cargos están sentándose en el banquillo de los acusados y pisando las cárceles españolas. Otros, los mas listos, están fraguando alianzas y amistades con empresarios, en espera de que les reciban en sus empresas cuando los votos de los ciudadanos indignados les expulsen del poder.

El miedo hace estragos en todas partes y ese miedo pone en peligro a los dos grandes partidos españoles, el PSOE y el PP, cuyo poder, desde hace décadas, se ha basado únicamente en el reparto de cargos y privilegios.

Las cúpulas de esos partidos tienen mas miedo todavía porque saben que tras las municipales todos los alcaldes cesados se lanzarán al cuello de los que mandan y no saben que puede ocurrir. El mayor miedo es a que se produzcan filtraciones y confesiones de grandes secretos y suciedades, movidas por la venganza y el resentimiento, lo que pondría en peligro hasta la supervivencia de los partidos.

Para los demócratas españoles, la situación que puede producirse después de las elecciones municipales y, posteriormente, de las generales, cuando se consume el hundimiento del PP y del PSOE, como consecuencia de la furia indignada ciudadana, es sumamente interesante y esperanzadora porque, con un poco de suerte, la podredumbre interior hará saltar la coraza y el sistema y los grandes partidos quedarán muy tocados y situados frente a un dilema dramático: o se regeneran de verdad o mueren.


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Jueves, 14 de Mayo 2015
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