Los rostros hablan: Pedro exultante y Susana humillada
Dicen que se avecina una purga memorable, que Pedro Sánchez va a acercarse a Podemos y que pronto presentará una moción de censura contra Rajoy para ser fiel a ese "No es No" que le ha conducido hasta la victoria, pero si hace eso, Pedro Sánchez cavará su tumba política y será también el sepulturero del socialismo español.
La única política que puede salvar al PSOE es precisamente la que patrocinaba la derrotada Gestora, la moderación, el centrismo, la lucha contra la corrupción, la cautela ante Podemos y la firmeza en la defensa de España ante el riesgo de ruptura que representa el independentismo catalán.
No es fácil, pero Pedro Sánchez debería demostrar su madurez entendiendo que más que una victoria suya, lo que él ha cosechado es fruto de la derrota de Susana Díaz, una mujer que no reunía las condiciones mínimas para ser candidata a secretaria general del PSOE por tres razones principales: por ser andaluza, por ser escasamente atractiva como líder y porque representa a un socialismo andaluz que es rechazado en el resto de España porque su modelo, corrupto, intervencionista y con una presencia densa y casi soviética en la sociedad, es caduco y digno de rechazo.
El pasado diez de mayo, hace menos de dos semanas, publiqué un artículo titulado Sánchez está cada día más cerca de derrotar a Susana y el PSOE arderá si eso ocurre, en el que vaticinaba la victoria de Sánchez y la derrota clara de Susana, exponiendo las razones de la derrota, entre las que destacaba la pésima campaña desarrollada por la andaluza y la hábil conexión de Sánchez con la rebeldía y el espíritu de revancha que siempre anida en las bases socialistas.
Ahora, tras la victoria de Pedro, el PSOE está a punto de arder, salvo que el nuevo secretario general sepa interpretar lo que realmente ha ocurrido y tome las decisiones oportunas, que son: nada de represalias, nada de grandes cambios, suavizar su odio hacia Rajoy, cautela ante Podemos y una clara apuesta por el centrismo y por la "E" de España, justo lo contrario de lo que él predicaba, porque más que una victoria suya y de su ideología, lo ocurrido en las primarias ha sido una derrota de la mediocre Susana y un rechazo de las bases al aparato.
Si Pedro Sánchez se modera, aprende a convivir con los barones, renuncia a la purga, se mantiene lejos de Podemos y conecta con el centrismo, quizás pueda salvar el barco socialista, desarbolado y medio hundido, pero si se radicaliza, practica la venganza, se acerca a Podemos y une el destino del socialismo a la "chusma" independentista que odia a España, el barco se irá pronto a pique y sus votantes, mas moderados y razonables que los militantes, se marcharan con sus votos hacia Ciudadanos y el PP, provocando una derrota socialista en las próximas elecciones que podría ser brutal.
Francisco Rubiales
La única política que puede salvar al PSOE es precisamente la que patrocinaba la derrotada Gestora, la moderación, el centrismo, la lucha contra la corrupción, la cautela ante Podemos y la firmeza en la defensa de España ante el riesgo de ruptura que representa el independentismo catalán.
No es fácil, pero Pedro Sánchez debería demostrar su madurez entendiendo que más que una victoria suya, lo que él ha cosechado es fruto de la derrota de Susana Díaz, una mujer que no reunía las condiciones mínimas para ser candidata a secretaria general del PSOE por tres razones principales: por ser andaluza, por ser escasamente atractiva como líder y porque representa a un socialismo andaluz que es rechazado en el resto de España porque su modelo, corrupto, intervencionista y con una presencia densa y casi soviética en la sociedad, es caduco y digno de rechazo.
El pasado diez de mayo, hace menos de dos semanas, publiqué un artículo titulado Sánchez está cada día más cerca de derrotar a Susana y el PSOE arderá si eso ocurre, en el que vaticinaba la victoria de Sánchez y la derrota clara de Susana, exponiendo las razones de la derrota, entre las que destacaba la pésima campaña desarrollada por la andaluza y la hábil conexión de Sánchez con la rebeldía y el espíritu de revancha que siempre anida en las bases socialistas.
Ahora, tras la victoria de Pedro, el PSOE está a punto de arder, salvo que el nuevo secretario general sepa interpretar lo que realmente ha ocurrido y tome las decisiones oportunas, que son: nada de represalias, nada de grandes cambios, suavizar su odio hacia Rajoy, cautela ante Podemos y una clara apuesta por el centrismo y por la "E" de España, justo lo contrario de lo que él predicaba, porque más que una victoria suya y de su ideología, lo ocurrido en las primarias ha sido una derrota de la mediocre Susana y un rechazo de las bases al aparato.
Si Pedro Sánchez se modera, aprende a convivir con los barones, renuncia a la purga, se mantiene lejos de Podemos y conecta con el centrismo, quizás pueda salvar el barco socialista, desarbolado y medio hundido, pero si se radicaliza, practica la venganza, se acerca a Podemos y une el destino del socialismo a la "chusma" independentista que odia a España, el barco se irá pronto a pique y sus votantes, mas moderados y razonables que los militantes, se marcharan con sus votos hacia Ciudadanos y el PP, provocando una derrota socialista en las próximas elecciones que podría ser brutal.
Francisco Rubiales