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La verdadera obsesión de Podemos no es controlar los medios, sino las Fuerzas Armadas de España



El verdadero sueño de Podemos no es el declarado de controlar los medios de comunicación, algo que ya está logrando con la ayuda de su tonto útil Pedro Sánchez, sino el oculto de infiltrar y controlar las Fuerzas Armadas de España, eterna obsesión de los comunistas en todo el mundo. En España, los comunistas lo intentan desde hace muchas décadas y Podemos lo está intentando desde 2013 con la ayuda del gran infiltrado Julio Rodriguez, el JEMAD rojo de Zapatero.
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Los comunistas saben que el camino para tomar el poder pasa, inevitablemente, por infiltrar y controlar las Fuerzas Armadas, los medios de comunicación y los demás partidos políticos. Esa estrategia, genuinamente leninista y perfeccionada por Mao, Castro y muchos otros ideólogos, fue puesta en práctica siempre que las revoluciones rojas tomaron el poder, sobre todo en China, Cuba y Venezuela. Desde que el chino Mao dijo aquello de que "el partido es el que apunta el fusil", los comunistas han adoctrinado a los militares y los han encuadrado en la oligocracia del partido para asegurarse la fidelidad de las armas.

En el único país donde esa estrategia falló, aunque estuvo a punto de triunfar, fue en España, donde un grupo de militares, encabezados por Franco, se alzó contra la conspiración comunista, apoyada por un PSOE que era todavía más marxista que el PC, que pretendía hacer de España un satélite de Rusia y la derrotó en 1939, después de una cruenta guerra civil.

Sobre el comunismo de Pablo Iglesias no existen dudas. En un acto reciente, celebrado en Madrid para conmemorar el centenario de la revolución rusa, Iglesias elogió "la capacidad de Vladímir Lenin y del dictador Stalin de convertir lo imposible en real", y de ser "dos grandes lideres y un ejemplo a seguir". En otra ocasión reciente, el líder de Podemos ha ponderado el "genio bolchevique", que ha definido como “la llave política para abrir las puertas de la historia", por ser el mejor legado de la revolución rusa al "construir una teoría política para ganar".

Recuerdo una conversación que mantuve con Fidel Castro, en La Habana, en 1975, cuando Franco ya agonizaba, en la que el Comandante me explicó la manera en que "la revolución triunfaría en España después de la muerte de Franco" y lo razonaba diciendo: "En España hemos corregido los errores de Portugal, donde apostamos por oficiales del Ejercito como Otelo Saraiva de Carvallo, Alba Rosa Coutiño y otros muchos, y hemos apostado por los sargentos y los cabos, que son los que realmente controlan a la tropa". Esa noche, Fidel quiso convencerme de que España, tras la muerte de Franco, abrazaría el comunismo, pero no lo consiguió. Le dije con inquebrantable terquedad que "España sueña con la democracia y será un país democrático occidental".

Pero la conversación con el líder cubano fue muy reveladora, ya que él insistió, sobre todo, en el valor estratégico de los militares para la toma del poder, dejando en segundo lugar a los periodistas y a los políticos.

En Venezuela, lo primero que hizo Hugo Chavez, con la ayuda de la inteligencia cubana, es controlar ferreamente las fuerzas armadas, después de lo cual la revolución bolivariana ya fue irreversible.

En la Rusia de Lenin, los bolcheviques controlaron el poder no gracias al apoyo de las masas, como dijeron, sino gracias a la disciplina del Ejercito Rojo, plagado de comisarios políticos sin misericordia, un sistema implantado por Trosky que sirvió para derrotar a los ejércitos blancos anticomunistas.

Podemos, que no es otra cosa que una reedición del viejo comunismo, ahora disfrazado de populismo, intenta desde hace mucho, incluso antes de que se constituyera como partido, infiltrar a las fuerzas armadas españolas, creando grupos organizados en los cuarteles.

España tiene tiene el terrible estigma de ser el único país de la Europa democrática donde el comunismo es tan fuerte que, coaligado con otros partidos cipayos y sometidos, podría llegar a ganar un día las elecciones, gracias a un pueblo políticamente inculto y sin memoria histórica que ignora que esa doctrina política y económica ha sido la más sangrienta y ruinosa inventada por el ser humano a lo largo de la Historia. En el PSOE, uno de los dos grandes partidos del país, existe una facción marxista muy potente, hoy controlando el partido, encabezada por Zapatero y Pedro Sánchez.

La estrategia de Podemos en España no debe extrañar a nadie porque es la clásica de los partidos comunistas en todo el mundo, que ha sido inspirada por ideólogos y estrategas de Venezuela, Cuba e Irán, pero sorprende su vigor y adhesiones en un país europeo, que quiere ser democrático, occidental y libre.

El mismo Ramón Cotarelo, catedrático y maestro de alguno de los dirigentes de Podemos, admite que esa formación es comunista, pero que se camufla para no asustar al electorado.

Francisco Rubiales

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Viernes, 7 de Septiembre 2018
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