Destacados

La verdadera corrupción está en el alma de los partidos





Dice Rubalcaba que el PSOE ya no es corrupto, que ellos han aprendido del pasado, concretamente de FILESA, aquel sucio escándalo de financiación ilegal del socialismo que conmovió la sociedad española en tiempos de Felipe González, pero es mentira porque ellos, al igual que sus "colegas" del PP, ni siquiera saben ya qué es corrupto y qué es limpio. La corrupción la tienen grabada a fuego en el alma y ya no pueden desprenderse de ella, salvo que diluyan sus partidos en ácido.

Los superficiales y frívolos creen que la corrupción consiste en robar el dinero público, cuando eso es sólo la consecuencia de vivir en un ambiente indecente, corrupto e inmoral. La verdadera corrupción, la que practican hasta el abuso los grandes partidos políticos españoles con representación parlamentaria, consiste en estigmas, vicios y comportamientos depravados muy anteriores, con manifestaciones diarias en la vida de los partidos. Cada político, cada joven que ingresa en la política, se forma rodeado de corrupción, sin percibirla, como si esa corrupción fuera el hábitat natural de la política. No tienen ni idea de lo que es democracia y nadie les hablará jamás de la decencia.

Hay mas corrupción en las dos décadas de Manolo Chaves al frente del Ejecutivo andaluz que en los falsos EREs porque los EREs son consecuencia de esa permanencia demasiado larga en el poder, sin controles ni frenos democrático. La verdadera corrupción está en los partidos y sus dirigentes y militantes viven tan a gusto en ella que ni siquiera perciben que estén nadando en un basurero. Corrupción es renunciar al debate interno, esconder siempre la verdad y decir "si bwuana" al líder, una y otra vez, si se quiere prosperar. Corrupción es entrar en la política para "hacer carrera", para medrar y permanecer siempre en ella. Corrupción pura y dura es dinamitar la democracia, maniatar a la Justicia, anteponer los intereses propios a los del pueblo, despilfarrar, someter a la prensa libre, comprar voluntades, trucar concursos públicos, pervertir la concesión de subvenciones, ayudas, licencias y concesiones, aplastar al pueblo con impuestos injustos, beneficiar a los amigos y marginar a los adversarios y neutrales, haber convertido el Parlamento en una manada esclava de representantes de los partidos, no de los ciudadanos, haber ocupado la sociedad civil, privándola de la libertad y la independencia que requiere en democracia, practicar a diario el abuso de poder, mentir, acumular privilegios con avaricia y haber arrebatado a los ciudadanos el protagonismo que le corresponde en democracia.

El robo del dinero público, la acumulación ilícita de patrimonio, las cuentas en paraísos fiscales, los sobres de dinero negro, los EREs truculentos, el nepotismo y otros vicios repugnantes que constituyen el día a día de la partitocracia española son únicamente la consecuencia lógica de vivir en un ambiente sucio y degradado, donde el servicio al pueblo ha sido sustituido por el egoísmo y donde los partidos, blindados con impunidad y un poder casi absoluto, se han transformado en maquinarias que destruyen los valores, esparcen la degradación, saquean las arcas públicas y humillan al ciudadano, que es el soberano teórico de la democracia.

Solo ETA supera a los grandes partidos como asociaciones que agrupan a malhechores. Las aproximadamente 800 causas abiertas contra miembros de partidos políticos por corrupción representan apenas el 10 por ciento de la realidad porque la inmensa mayoría de los delincuentes políticos se escapan sin pagar por sus fechorías, sin devolver lo que han robado al erario público.

Si organismos especializados en el análisis y evaluación de la corrupción, como Transparencia Internacional, tuvieran en cuenta que la corrupción en España está concentrada en la perversión del mismo sistema y en las prácticas políticas depravadas del día a día, España ocuparía uno de los puestos de cabeza en el ranking mundial de la delincuencia política, sólo precedida por estados semifallidos como Somalia, Haití y unos pocos mas.

Para evaluar la corrupción en España es mas importante ver cómo los gobiernos indultan a delincuentes, ladrones y torturadores, que descubrir el escándalo del saqueo impune de las cajas de ahorro. Incide mas en la corrupción de España cómo los partidos han liquidado todo atisbo de democracia, suprimiendo la separación de poderes, la igualdad ante la ley, la libertad en la sociedad civil, el respeto a la verdad y el castigo de los delincuentes políticos que el robo practicado por los socialistas andaluces con los EREs mafiosos.

Los robos, desfalcos y saqueos se eliminan fácilmente endureciendo las leyes y metiendo el miedo en el cuerpo a los políticos, pero la suciedad del alma que ha llevado a la clase política a asesinar la democracia no tiene cura y requiere que la política española sea "reseteada" y comience de cero, con otra gente a la que los ciudadanos vigilen y exijan decencia, valores y nobleza de alma.


- -
Jueves, 24 de Enero 2013
Artículo leído 1829 veces

También en esta sección: