El Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, la persona designada por el gobierno para que garantice el "juego limpio" en la bolsa española y en la compraventa de las grandes empresas, ha tenido que presentar la dimisión porque desde la Moncloa, sede de la presidencia del gobierno de España, le han hecho "juego sucio".
Esa es la esencia y la verdad de lo sucedido. Lo demás, incluyendo la afirmación de que el gobierno ha actuado de manera "impecable", hecha por Diego López Garrido, el apagafuegos oficial del PSOE, es pura farfolla y material destinado a confundir a los ciudadanos.
Conthe compareció ayer ante el Congreso para despedirse y lo hizo implicando directamente a la Moncloa en dos grandes escándalos financieros de la etapa Zapatero, el asalto fallido al banco BBVA, en 2005, y el asalto exitoso a ENDESA, primera empresa eléctrica española, perpetrado, según dijo, desde la Moncloa, directamente por el equipo de asesores económicos del presidente Zapatero, cuyos cabezas han sido Miguel Sebastian y David Taguas.
El presidente de la CNMV, órgano regulador del juego limpio en los mercados españoles, puso a Zapatero y a su gobierno en un gravísimo aprieto al desvelar que la apertura de un expediente sancionador a la empresa italiana Enel y a la española Acciona por sus actuaciones irregulares en la OPA a ENDESA era una decisión que estaba tomada y sólo la estrecha relación entre Carlos Arenillas, vicepresidente de la CNMV, y la oficina económica de Moncloa evitó que se llevara a cabo.
Esta intervención gubernamental en el organismo regulador de los mercados constituye un claro escándalo que afecta al gobierno Zapatero, el cual siempre ha mantenido que su postura era neutral y que no tenía nada que decir porque se trataba de una operación entre empresas. Si las palabras de Conthe son ciertas, esta afirmación del Ejecutivo quedaría en entredicho.
Conthe se remontó al pasado reciente y definió como la "triangulación perturbadora" al contubernio integrado por el vicepresidente Arenillas, la oficina económica del Gobierno (Miguel Sebastián) y un medio de comunicación (la SER), a los que acusó de haber urdido "a mis espaldas" uno de los capítulos principales del asalto al BBVA, en el año 2005.
Lo denunciado por Conthe tendrá graves repercusiones en los mercados de valores internacionales y hará bajar muchos enteros el prestigio, la solvencia y la seguridad jurídica del mercado español. En términos políticos, lo denunciado por Conthe traería consigo, en cualquier democracia real de Occidente, la dimisión automática al menos del ministro de Economía, Pedro Solbes, responsable del nombramiento de Conthe, pero salpicaría de corrupción y sospecha a todo el gobierno.
Esa es la esencia y la verdad de lo sucedido. Lo demás, incluyendo la afirmación de que el gobierno ha actuado de manera "impecable", hecha por Diego López Garrido, el apagafuegos oficial del PSOE, es pura farfolla y material destinado a confundir a los ciudadanos.
Conthe compareció ayer ante el Congreso para despedirse y lo hizo implicando directamente a la Moncloa en dos grandes escándalos financieros de la etapa Zapatero, el asalto fallido al banco BBVA, en 2005, y el asalto exitoso a ENDESA, primera empresa eléctrica española, perpetrado, según dijo, desde la Moncloa, directamente por el equipo de asesores económicos del presidente Zapatero, cuyos cabezas han sido Miguel Sebastian y David Taguas.
El presidente de la CNMV, órgano regulador del juego limpio en los mercados españoles, puso a Zapatero y a su gobierno en un gravísimo aprieto al desvelar que la apertura de un expediente sancionador a la empresa italiana Enel y a la española Acciona por sus actuaciones irregulares en la OPA a ENDESA era una decisión que estaba tomada y sólo la estrecha relación entre Carlos Arenillas, vicepresidente de la CNMV, y la oficina económica de Moncloa evitó que se llevara a cabo.
Esta intervención gubernamental en el organismo regulador de los mercados constituye un claro escándalo que afecta al gobierno Zapatero, el cual siempre ha mantenido que su postura era neutral y que no tenía nada que decir porque se trataba de una operación entre empresas. Si las palabras de Conthe son ciertas, esta afirmación del Ejecutivo quedaría en entredicho.
Conthe se remontó al pasado reciente y definió como la "triangulación perturbadora" al contubernio integrado por el vicepresidente Arenillas, la oficina económica del Gobierno (Miguel Sebastián) y un medio de comunicación (la SER), a los que acusó de haber urdido "a mis espaldas" uno de los capítulos principales del asalto al BBVA, en el año 2005.
Lo denunciado por Conthe tendrá graves repercusiones en los mercados de valores internacionales y hará bajar muchos enteros el prestigio, la solvencia y la seguridad jurídica del mercado español. En términos políticos, lo denunciado por Conthe traería consigo, en cualquier democracia real de Occidente, la dimisión automática al menos del ministro de Economía, Pedro Solbes, responsable del nombramiento de Conthe, pero salpicaría de corrupción y sospecha a todo el gobierno.