La todavía secretaria general del PSOE de Andalucía y el alcalde de Sevilla
La batalla es emocionante, aunque la mayoría da por perdedora a Susana, pero los más románticos todavía creen que es posible la reacción final y la victoria del viejo socialismo, aquel que a pesar de su afición a la corrupción, el clientelismo y el abuso de poder, en todas sus vertientes, conserva algunos restos de ideas socialdemócratas, amor a España y apego a las libertades democráticas.
No es una guerra entre buenos y malos porque ninguno de los bandos es ejemplar, ni esperanzador. Es sólo una batalla entre malos y peores. El viejo socialismo, con todas sus miserias y carencias, es menos peligroso y destructivo que el sanchismo y por lo menos tenía algo de lo que carecen los actuales seguidores de Sánchez: respeto a la unidad de España y a las libertades y derechos.
El tercer candidato es el profesor universitario y exdiputado en el Congreso, Luis Ángel Hierro, un luchador nato que representa a los muchos socialistas andaluces que no se sienten a gusto ni con Susana ni con Espadas, ni con el sanchismo ni con el socialismo corrompido que ha gobernado Andalucía durante décadas. Sus avales han sido conseguidos con gran esfuerzo porque el candidato ha sido acosado por el sanchismo oficial y por el susanismo, que querían una confrontación entre sólo los dos grandes bandos.
Lo que es indiscutible es que los tres candidatos están implicados en la terrible corrupción socialista que ha azotado Andalucía durante décadas.
Los expertos dicen que Hierro quitará votos a Espadas y que su presencia en las primarias forzara una segunda vuelta porque impedirá que ninguno de los dos alcance más del 50 por ciento.
La batalla andaluza de los socialistas es de gran importancia no sólo para el partido, sino para toda España, porque si el sanchismo fuera derrotado en estas tierras del sur, donde funciona la agrupación socialista mas nutrida y poderosa de España, perderá también el poder en el socialismo español y mas tarde perderá también la Moncloa.
Sin conquistar Andalucía, nadie puede ser auténtico líder del socialismo español y será siempre alguien marcado por la derrota y la división.
Por esa razón, las primarias andaluzas tienen alcance nacional y tanta emoción como una final de la Copa del Rey.
Susana era una perdedora condenada y sentenciada hasta hace pocos días porque el sanchismo ha movido sus piezas contra ella, ha logrado forjar relevantes alianzas y cuenta con fuertes apoyos orgánicos e institucionales en Andalucía –cuatro presidentes de Diputación de los seis que tiene el PSOE en la Comunidad–, además del decisivo respaldo de Ferraz y del presidente Pedro Sánchez, pero la ex presidenta andaluza, contra todo pronóstico, resiste y saca la cabeza porque es consciente que las circunstancias le han convertido en un ariete contra el sanchismo, al igual que lo fue Isabel Díaz Ayuso en Madrid.
Si Susana logra convertir las primarias en un plebiscito contra el sanchismo invasor y depredador, maltratador de los españoles y asesino del socialismo español, podría hasta derrotar al poderoso aparato del "doctor" y su corte de brujos y estrategas de la mentira y el miedo. Por lo pronto, Susana cuenta con el apoyo silencioso de la vieja guardia socialista, desde Felipe González a los recientemente expulsados Leguina y Redondo Terreros, además de la multitud heridos y de cadáveres vivientes que el sanchismo ha ido dejado en las cunetas de la política española, lo que no es poco.
Francisco Rubiales
No es una guerra entre buenos y malos porque ninguno de los bandos es ejemplar, ni esperanzador. Es sólo una batalla entre malos y peores. El viejo socialismo, con todas sus miserias y carencias, es menos peligroso y destructivo que el sanchismo y por lo menos tenía algo de lo que carecen los actuales seguidores de Sánchez: respeto a la unidad de España y a las libertades y derechos.
El tercer candidato es el profesor universitario y exdiputado en el Congreso, Luis Ángel Hierro, un luchador nato que representa a los muchos socialistas andaluces que no se sienten a gusto ni con Susana ni con Espadas, ni con el sanchismo ni con el socialismo corrompido que ha gobernado Andalucía durante décadas. Sus avales han sido conseguidos con gran esfuerzo porque el candidato ha sido acosado por el sanchismo oficial y por el susanismo, que querían una confrontación entre sólo los dos grandes bandos.
Lo que es indiscutible es que los tres candidatos están implicados en la terrible corrupción socialista que ha azotado Andalucía durante décadas.
Los expertos dicen que Hierro quitará votos a Espadas y que su presencia en las primarias forzara una segunda vuelta porque impedirá que ninguno de los dos alcance más del 50 por ciento.
La batalla andaluza de los socialistas es de gran importancia no sólo para el partido, sino para toda España, porque si el sanchismo fuera derrotado en estas tierras del sur, donde funciona la agrupación socialista mas nutrida y poderosa de España, perderá también el poder en el socialismo español y mas tarde perderá también la Moncloa.
Sin conquistar Andalucía, nadie puede ser auténtico líder del socialismo español y será siempre alguien marcado por la derrota y la división.
Por esa razón, las primarias andaluzas tienen alcance nacional y tanta emoción como una final de la Copa del Rey.
Susana era una perdedora condenada y sentenciada hasta hace pocos días porque el sanchismo ha movido sus piezas contra ella, ha logrado forjar relevantes alianzas y cuenta con fuertes apoyos orgánicos e institucionales en Andalucía –cuatro presidentes de Diputación de los seis que tiene el PSOE en la Comunidad–, además del decisivo respaldo de Ferraz y del presidente Pedro Sánchez, pero la ex presidenta andaluza, contra todo pronóstico, resiste y saca la cabeza porque es consciente que las circunstancias le han convertido en un ariete contra el sanchismo, al igual que lo fue Isabel Díaz Ayuso en Madrid.
Si Susana logra convertir las primarias en un plebiscito contra el sanchismo invasor y depredador, maltratador de los españoles y asesino del socialismo español, podría hasta derrotar al poderoso aparato del "doctor" y su corte de brujos y estrategas de la mentira y el miedo. Por lo pronto, Susana cuenta con el apoyo silencioso de la vieja guardia socialista, desde Felipe González a los recientemente expulsados Leguina y Redondo Terreros, además de la multitud heridos y de cadáveres vivientes que el sanchismo ha ido dejado en las cunetas de la política española, lo que no es poco.
Francisco Rubiales