El hombre, rey de la creación y señor de su mundo, no debería ser gobernado por otros. El autogobierno es el destino natural del ser más poderoso del planeta y con más razón todavía si se es cristiano, una religión que inyecta al hombre la dignidad suprema de ser hijo de Dios y príncipe del Universo. Ser gobernado por otros siempre es un fracaso, una humillación y una insoportable opresión que se ha justificado en la Historia aludiendo a las bajas pasiones e instintos del ser humano, algo que está por demostrar. Si, para colmo, como ocurre en España, nos dejamos gobernar por una casta política elitista y arrogante, plagada de corruptos y canallas sin escrúpulos, la humillación se convierte en indignidad, fracaso y atentado contra las leyes supremas de la razón y de la vida.
Sin embargo, eso es lo que está ocurriendo en nuestro mundo, donde los gobernantes no están a la altura y donde la política se degrada día a día, aunque la indecencia que padecen en otras latitudes casi nunca se asemeja a la nauseabunda que se vive en España.
La mayor tragedia de nuestro tiempo, silenciada por los poderosos y los medios de comunicación serviles, es que no podemos ejercer el autogobierno, que es el destino de la estirpe humana, y, sin embargo, estamos permitiendo que nos gobiernen sátrapas, muchas veces corruptos, indeseables e ineptos, carentes de todo mérito e incapaces de gobernar a seres libres.
El número de pensadores que han descubierto que el gobierno es un mal terrible es inmenso. Algunos afirman que, dada la naturaleza del hombre, el gobierno es un mal necesario, pero otros muchos creen que los gobiernos envilecen al hombre adrede, para demostrar que son necesarios, que estimulan lo peor que existe en cada uno de nosotros, que nos convierten en rebaño para justificar su posición privilegiada de pastores. Nosotros, junto a miles de pensadores y filósofos honrados, creemos que, autogobernados, los humanos serían más responsables, felices y mejores personas.
El filósofo español Ortega y Gasset argumentaba que si Dios se ha hecho hombre, nada puede haber en el mundo más importante y digno que ser hombre.
Hasta un conservador acérrimo como J.L. Borges dijo: "Espero que el hombre algún día alcance a merecer no ser gobernado".
El filósofo JJ Rouseau decía que la voluntad política del ser humano es indelegable y que aquellos que la delegan en sus representantes pierden la condición de ciudadanos libres y se convierten en esclavos.
Nosotros, en Voto en Blanco, creemos en la inmensa dignidad del ser humano y pensamos que ser gobernados por otros es una imposición "contra natura" de los depredadores sobre sus víctimas, un abuso y una opresión que debe terminar lo antes posible. Como consecuencia de ese abuso, el mundo está esclavizado por unas castas poderosas usurpadoras del poder y de la dignidad humana.
Desde esa óptica, siempre soñando con la libertad perdida, vigilamos a los gobiernos y procuramos descubrir y airear sus abusos, carencias e inmundicias, siempre con la esperanza de que el ser humano despierte y afronte el gran reto de la Creación, que es el autogobierno. Sólo entonces seremos realmente libres y nos comportaremos como lo que somos: seres inteligentes y reyes del Universo.
Sin embargo, eso es lo que está ocurriendo en nuestro mundo, donde los gobernantes no están a la altura y donde la política se degrada día a día, aunque la indecencia que padecen en otras latitudes casi nunca se asemeja a la nauseabunda que se vive en España.
La mayor tragedia de nuestro tiempo, silenciada por los poderosos y los medios de comunicación serviles, es que no podemos ejercer el autogobierno, que es el destino de la estirpe humana, y, sin embargo, estamos permitiendo que nos gobiernen sátrapas, muchas veces corruptos, indeseables e ineptos, carentes de todo mérito e incapaces de gobernar a seres libres.
El número de pensadores que han descubierto que el gobierno es un mal terrible es inmenso. Algunos afirman que, dada la naturaleza del hombre, el gobierno es un mal necesario, pero otros muchos creen que los gobiernos envilecen al hombre adrede, para demostrar que son necesarios, que estimulan lo peor que existe en cada uno de nosotros, que nos convierten en rebaño para justificar su posición privilegiada de pastores. Nosotros, junto a miles de pensadores y filósofos honrados, creemos que, autogobernados, los humanos serían más responsables, felices y mejores personas.
El filósofo español Ortega y Gasset argumentaba que si Dios se ha hecho hombre, nada puede haber en el mundo más importante y digno que ser hombre.
Hasta un conservador acérrimo como J.L. Borges dijo: "Espero que el hombre algún día alcance a merecer no ser gobernado".
El filósofo JJ Rouseau decía que la voluntad política del ser humano es indelegable y que aquellos que la delegan en sus representantes pierden la condición de ciudadanos libres y se convierten en esclavos.
Nosotros, en Voto en Blanco, creemos en la inmensa dignidad del ser humano y pensamos que ser gobernados por otros es una imposición "contra natura" de los depredadores sobre sus víctimas, un abuso y una opresión que debe terminar lo antes posible. Como consecuencia de ese abuso, el mundo está esclavizado por unas castas poderosas usurpadoras del poder y de la dignidad humana.
Desde esa óptica, siempre soñando con la libertad perdida, vigilamos a los gobiernos y procuramos descubrir y airear sus abusos, carencias e inmundicias, siempre con la esperanza de que el ser humano despierte y afronte el gran reto de la Creación, que es el autogobierno. Sólo entonces seremos realmente libres y nos comportaremos como lo que somos: seres inteligentes y reyes del Universo.