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La tiranía china se lanza a conquistar el mundo



Ayudada por la pandemia, China está ya muy cerca de ser ya la primera potencia mundial, relegando a los Estados Unidos a un segundo puesto. El coronavirus ha destrozado a sus principales competidores y adversarios, mientras China sigue creciendo y haciéndose más fuerte. La izquierda mundial apoya su avance y mima al admirado sistema político y social vigente en China, una tiranía despiadada que esclaviza a los ciudadanos desde el poder de un Estado tan fuerte que parece invencible. Los expertos dicen que el chino es el sistema del futuro porque así lo quiere el gran capital mundial, pero millones de ciudadanos en todo el mundo se resisten a ser "chinizados" y están dispuestos a luchar.

La derrota de Trump frente a Biden representa una victoria crucial para China y una derrota para el mundo libre, pero todavía no está dicha la última palabra en esa guerra sin sangre pero con miles de cuchilladas bajo la mesa, zancadillas y agresiones subterráneas entre la tiranía y la libertad.
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La batalla entre China y Estados Unidos por el liderazgo mundial es la verdadera "Tercera Guerra Mundial"
Es evidente que Estados Unidos, primera potencia mundial, retrocede, mientras que China, el país que aspira a sucederle como lider mundial, avanza de manera imparable.

Estados Unidos está postrado y se debilita, víctima de dos pandemias: la del coronavirus, que destruye su población y su economía, y la del enfrentamiento político, que divide y debilita el país. China, en apariencia, está detrás de las dos. Trump y Biden no son únicamente dos candidatos enfrentados, sino dos concepciones del mundo en la que Trump representa la resistencia ante el modelo autoritario y esclavizante "made in China", apoyado por el gran capital mundial y los poderes ocultos que mueven los hilos desde la oscuridad, mientras que Biden es una admirador del orden, la disciplina y el poder del Estado centralizado chino, ese modelo que tal vez acabe con la democracia y el Estado de Derecho y consiga imponerse en el mundo del futuro, apoyado por las gran cantidad de tiranos disfrazados de demócratas que gobiernan hoy el mundo, que temen a sus propios pueblos, a los que quieren doblegar y someter a cualquier precio.

El poder de China se basa en su control de las masas desde un gobierno fuerte e implacable y en su espectacular crecimiento económico, conseguido gracias a su capacidad para producir barato. Gran parte del mundo ha cerrado sus fábricas para encargar la producción a China y eso, desde el punto de vista del poder, ha sido un terrible error porque ha entregado a Pekín poder, secretos y una capacidad tecnológica que, sin las transferencias realizadas desde el mundo desarrollado, habría tardado décadas en conseguir por sus propios medios.

La última gran victoria de China en su avance hacia el dominio mundial ha sido la firma, esta semana, en Hanoi, capital de Vietnam, de un pacto entre China y 14 países del Asia-Pacífico que constituye el mayor acuerdo comercial de la Historia, todo un éxito para Pekín y un serio revés para Estados Unidos.

El pacto de los 14 incluye a países tradicionalmente amigos de Estados Unidos, como Japón, Corea del sur y Nueva Zelanda, entre otros. Representa a 2.200 millones de personas y casi un tercio de la producción económica mundial y reduce los aranceles, establece reglas comerciales comunes, facilita las cadenas de suministro e incluye comercio, servicios, inversión, comercio electrónico, telecomunicaciones y derechos de autor.

China es prácticamente el único gran país del mundo que está creciendo en medio de la pandemia. Todos sus competidores retroceden, mientras que Pekín avanza hacia el soñado liderazgo mundial. Ese fenómeno alimenta la tesis de que el coronavirus es realmente una obra de laboratorio "made in China" que fue ideado para acelerar el avance chino hacia el dominio del mundo.

La gran derrotada con el avance de China hacia la hegemonía es la libertad, que China ha aprendido a domesticar, como está haciendo en Hong Kong, donde los últimos reductos de libertad están siendo reprimidos por las huestes de Pekín, que también está incrementando últimamente su control represivo sobre los corresponsales extranjeros y los escasos disidentes.

El gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez en España es uno de los más entusiastas partidarios del modelo chino y adversario de la democracia y la libertad que defienden Trump y buena parte del mundo libre.

Francisco Rubiales

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Sábado, 21 de Noviembre 2020
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