Si después de la terrible experiencia de Zapatero los españoles hemos elegido a Pedro Sánchez significa que no hemos aprendido nada.
Nuestros votos nos han llevado hasta la ruina económica social y moral. España es el peor país de Europa en la gestión del virus y ahora los malos gestores dispondrán de un rio de dinero para profundizar en su destrucción de España y en el asesinato del futuro. Los malos han ganado en España con la complicidad de los buenos, que han permitido con sus votos que el país esté en manos de corruptos, indeseables, totalitarios, independentistas y amigos del terrorismo asesino, todos unidos para un triple fin: vivir bien saqueando las arcas públicas, despedazar España y someter a los españoles.
El problema de la "orgía" española que prepara Pedro Sánchez es que, como es habitual en los comunistas, el gasto será gasto y no habrá apenas inversión. Estos tipos totalitarios no le temen al futuro porque si conduce a la ruina a ellos les va bien porque gobernarán lo que ellos sueñan: un pueblo arruinado que dependerá del Estado para comer.
Es la misma receta comunista que ha fracasado ya en todo el mundo y que ha hecho de Cuba, Venezuela y otros países campos de concentración donde reinan la esclavitud y la pobreza: gasto del Estado, dueño del dinero y de todo, una orgía de poder y dictadura que conduce a la pobreza.
Ni un sólo gesto de austeridad o ahorro. Italia acaba de reducir drásticamente su número de políticos a sueldo y otros países rebajan los privilegios de la clase dirigente, pero en España Pedro Sánchez y su banda sólo piensan en dinero y privilegios, gatos y ostentación.
Pedro y su banda son un peligro público para España a los que el coronavirus, la solidaridad europea y la imbecilidad cobarde de los españoles les han dado alas para el despilfarro y les ha abierto las puertas de la locura.
Los expertos calculan que la deuda española, después del 2021 superará con mucho el 120 por ciento del PIB anterior a la crisis, lo que representará una losa de plomo para las generaciones futuras. Pero el comunismo es así: el futuro no cuenta porque si trae la ruina, el Estado proveerá, aunque sólo sea hambre, miseria y sangre, como en Venezuela.
Hay pocas esperanzas en el horizonte y muchos riesgos y amenazas. Para colmo, la educación sigue retrocediendo, de la mano de la ministra Celaa, uno de los peones más torpes del gobierno de Sánchez, fabricante de tontos con tablets, ordenadores y móviles, sin ningún tipo de conciencia política, económica y social, sin apego a la democracia ni deseos de Justicia real, en manos de influencers, followers, tendic topics, hastags y redes sociales transformadas en un patio de vecinos virtual donde lo que más interesa es preguntar al todopoderoso político ¿Qué hay de lo mío?.
Una esperanza es que VOX sea lo que queremos que sea en lugar de lo que amenaza ser y logre hacerse con el poder. Otra esperanza es que gane Trump en Estados Unidos porque aunque esté medio loco es un muro frente a la conspiración del totalitarismo mundial, que aplaude y anima la victoria del candidato socialistoide, el demócrata Biden.
Pero la única esperanza sólida es que los españoles despierten y se sacudan la pandemia de políticos miserables que padecen, sustituyéndolos por personas decentes, responsables y servidoras de la nación, sin partidos mafiosos detrás y sin esas pavorosas tendencias arrogantes, torpes, tiránicas y estúpidas que nos están llevando hasta el abismo.
Arcoiris, uno e los conspicuos comentaristas del brillante y certero blog Voto en Blanco, sentencia de manera admirable lo que se avecina:
"El pueblo (español) no se mueve si no hay líder y organizador, de un lado, y perspectivas de provecho para la organización y un núcleo de intelectuales que son el cerebro de la algarada. El pueblo, esa masa de carne doliente, sigue ciegamente, y ese es su papel en el drama, a la libertad y su bandera, como bien sabe Delacroix, entre otros. Así, pues, un respeto para con el pueblo, que somos todos (¿o acaso alguno de ustedes manda, ni siquiera en casa?). Si no hay acción, dudo que la culpa sea del pueblo; ¿Dónde está la Libertad, dónde su bandera, el gorro frigio… ?"
Francisco Rubiales
Nuestros votos nos han llevado hasta la ruina económica social y moral. España es el peor país de Europa en la gestión del virus y ahora los malos gestores dispondrán de un rio de dinero para profundizar en su destrucción de España y en el asesinato del futuro. Los malos han ganado en España con la complicidad de los buenos, que han permitido con sus votos que el país esté en manos de corruptos, indeseables, totalitarios, independentistas y amigos del terrorismo asesino, todos unidos para un triple fin: vivir bien saqueando las arcas públicas, despedazar España y someter a los españoles.
El problema de la "orgía" española que prepara Pedro Sánchez es que, como es habitual en los comunistas, el gasto será gasto y no habrá apenas inversión. Estos tipos totalitarios no le temen al futuro porque si conduce a la ruina a ellos les va bien porque gobernarán lo que ellos sueñan: un pueblo arruinado que dependerá del Estado para comer.
Es la misma receta comunista que ha fracasado ya en todo el mundo y que ha hecho de Cuba, Venezuela y otros países campos de concentración donde reinan la esclavitud y la pobreza: gasto del Estado, dueño del dinero y de todo, una orgía de poder y dictadura que conduce a la pobreza.
Ni un sólo gesto de austeridad o ahorro. Italia acaba de reducir drásticamente su número de políticos a sueldo y otros países rebajan los privilegios de la clase dirigente, pero en España Pedro Sánchez y su banda sólo piensan en dinero y privilegios, gatos y ostentación.
Pedro y su banda son un peligro público para España a los que el coronavirus, la solidaridad europea y la imbecilidad cobarde de los españoles les han dado alas para el despilfarro y les ha abierto las puertas de la locura.
Los expertos calculan que la deuda española, después del 2021 superará con mucho el 120 por ciento del PIB anterior a la crisis, lo que representará una losa de plomo para las generaciones futuras. Pero el comunismo es así: el futuro no cuenta porque si trae la ruina, el Estado proveerá, aunque sólo sea hambre, miseria y sangre, como en Venezuela.
Hay pocas esperanzas en el horizonte y muchos riesgos y amenazas. Para colmo, la educación sigue retrocediendo, de la mano de la ministra Celaa, uno de los peones más torpes del gobierno de Sánchez, fabricante de tontos con tablets, ordenadores y móviles, sin ningún tipo de conciencia política, económica y social, sin apego a la democracia ni deseos de Justicia real, en manos de influencers, followers, tendic topics, hastags y redes sociales transformadas en un patio de vecinos virtual donde lo que más interesa es preguntar al todopoderoso político ¿Qué hay de lo mío?.
Una esperanza es que VOX sea lo que queremos que sea en lugar de lo que amenaza ser y logre hacerse con el poder. Otra esperanza es que gane Trump en Estados Unidos porque aunque esté medio loco es un muro frente a la conspiración del totalitarismo mundial, que aplaude y anima la victoria del candidato socialistoide, el demócrata Biden.
Pero la única esperanza sólida es que los españoles despierten y se sacudan la pandemia de políticos miserables que padecen, sustituyéndolos por personas decentes, responsables y servidoras de la nación, sin partidos mafiosos detrás y sin esas pavorosas tendencias arrogantes, torpes, tiránicas y estúpidas que nos están llevando hasta el abismo.
Arcoiris, uno e los conspicuos comentaristas del brillante y certero blog Voto en Blanco, sentencia de manera admirable lo que se avecina:
"El pueblo (español) no se mueve si no hay líder y organizador, de un lado, y perspectivas de provecho para la organización y un núcleo de intelectuales que son el cerebro de la algarada. El pueblo, esa masa de carne doliente, sigue ciegamente, y ese es su papel en el drama, a la libertad y su bandera, como bien sabe Delacroix, entre otros. Así, pues, un respeto para con el pueblo, que somos todos (¿o acaso alguno de ustedes manda, ni siquiera en casa?). Si no hay acción, dudo que la culpa sea del pueblo; ¿Dónde está la Libertad, dónde su bandera, el gorro frigio… ?"
Francisco Rubiales