Su último gran error ha sido demoledor: al convertirse en el gran aliado de Pedro Sánchez, sosteniendo su gobierno al lado de los partidos nacionalistas que odian España y los proetarras de BILDU, Podemos ha roto sus últimas amarras con la España de las clases medias, el patriotismo en alza y la regeneración democrática. El camino emprendido por Podemos les conduce a ser un partido importante, pero siempre lejos de las mayorías, con un techo que difícilmente superará el 20 por ciento de los votos, con tendencia a reducirse si la economía va bien y a crecer un poco si la economía está en crisis y si aumentan la crispación y el deterioro.
Algún día, los dirigentes de Podemos se darán cuenta de que Pablo iglesias ha sido un mal líder, que ha arruinado un partido que acogía muchas sensibilidades, lejos del radicalismo marxista, que tenía su gran valor en la apertura y el interclasismo. Con demasiada prisa para alcanzar el poder, Pablo Iglesias ha transformado el partido en "Izquierda Unida 2.0", un grupo sectario, limitado a la izquierda radical, marxista, comunista y populista, un modelo rechazado por esas clases medias, sin las cuales es imposible ganar unas elecciones en España.
Pablo Iglesias se ha cargado la transversalidad inicial de Podemos y lo ha hecho tan vertical como el viejo Partido Comunista, con un líder-tirano en la cúspide, que, como los antiguos prebostes del Kremlin, está instalado en el dogma y el poder absoluto.
Después de haber comenzado su andadura como líder de un partido trasversal, con rasgos asamblearios y muy democrático en sus debates, el torpe Pablo Iglesias no es hoy más que el nuevo líder del comunismo español, poca cosa comparado con lo que fue y pudo haber sido. Su política, errónea, ha dejado enormes espacios a su derecha e izquierda, para que los descontentos se incorporen a Ciudadanos y a VOX.
Francisco Rubiales
Algún día, los dirigentes de Podemos se darán cuenta de que Pablo iglesias ha sido un mal líder, que ha arruinado un partido que acogía muchas sensibilidades, lejos del radicalismo marxista, que tenía su gran valor en la apertura y el interclasismo. Con demasiada prisa para alcanzar el poder, Pablo Iglesias ha transformado el partido en "Izquierda Unida 2.0", un grupo sectario, limitado a la izquierda radical, marxista, comunista y populista, un modelo rechazado por esas clases medias, sin las cuales es imposible ganar unas elecciones en España.
Pablo Iglesias se ha cargado la transversalidad inicial de Podemos y lo ha hecho tan vertical como el viejo Partido Comunista, con un líder-tirano en la cúspide, que, como los antiguos prebostes del Kremlin, está instalado en el dogma y el poder absoluto.
Después de haber comenzado su andadura como líder de un partido trasversal, con rasgos asamblearios y muy democrático en sus debates, el torpe Pablo Iglesias no es hoy más que el nuevo líder del comunismo español, poca cosa comparado con lo que fue y pudo haber sido. Su política, errónea, ha dejado enormes espacios a su derecha e izquierda, para que los descontentos se incorporen a Ciudadanos y a VOX.
Francisco Rubiales