Información y Opinión

La responsabilidad de los medios de comunicación en España





Los medios de comunicación españoles han adquirido una enorme deuda con la ciudadanía y con la democracia, no sólo porque muchos de ellos se han alineado con los partidos políticos, abandonando la búsqueda de la verdad y la defensa de los intereses cívicos, sino porque están silenciando ante la opinión pública asuntos de vital importancia para la convivencia como la degradación de la democracia y el asalto ilegítimo y la ocupación de los poderes y de la sociedad civil por parte de los partidos políticos.

Los medios sometidos y los periodistas españoles que han renunciado a la independencia no son los principales culpables de la degradación de la democracia en curso, pero sí son los principales cómplices, los que encubren el asalto al poder de los partidos políticos y consiguen el objetivo vital de que toda ese envilecimiento del sistema parezca normal.

El poder político español domina ya no sólo los tres poderes tradicionales (ejecutivo, legislativo y judicial), que deben ser independientes y controlarse mutuamente, sino que, además, ha neutralizado el papel fiscalizador que deben desempeñar la prensa independiente y libre en una sociedad democrática.

Muchos de los grandes grupos mediáticos españoles han tirado la independencia por la borda, han dejado de servir los intereses de la ciudadanía, que son, principalmente, la información veraz y la vigilancia al gobierno, y han cerrado alianzas de intereses y poder con los partidos políticos, alineándose con ellos y traicionando así la alianza original con los ciudadanos, sellada cuando la prensa moderna vio la luz junto a los movimientos libertarios que hicieron posible el nacimiento de los Estados Unidos como nación, la Revolución Francesa y la democracia moderna.

Hay medios afines a la izquierda y los hay también alineados con la derecha, pero pueden contarse con los dedos de una mano los que se mantienen fieles a la única doctrina que dignifica al periodismo: la independencia y el servicio a la verdad.

La realidad que proyectan los medios a la sociedad española es arbitraria y falsa: defensa militante del partido aliado y crítica implacable al contrario, pero silencio cómplice y vergonzoso en torno a la degradación de la democracia, que se ha puesto en marcha a través de la ocupación de los poderes del Estado y de la sociedad por partidos políticos desenfrenados que ya han conseguido situar sus tentáculos en espacios que les están explícitamente prohibidos en democracia, como sindicatos, patronal, universidades, medios de comunicación, empresas, asociaciones de vecinos, culturales, fundaciones, cajas de ahorro y decenas de otros espacios vedados de la sociedad civil, sin olvidar que, previamente, han multiplicado más de veinte veces la burocracia, creando gobiernos en pueblos provincias y regiones, además de una densa red de instituciones, organismos y empresas públicas.

Los expertos y observadores europeos y norteamericanos no cesan de advertir desde sus universidades y think tanks que el Estado español está remando en contra de las actuales corrientes y que, mientras los demás Estados democráticos del mundo adelgazan y reactivan las instituciones y empresas de la sociedad civil, el español no para de engordar, mientras que la sociedad civil, vital para que las democracias sean activas y avanzadas, se encuentra en España escuálida y al borde del coma.

Esa complicidad de los medios con los grandes poderes ya se refleja en múltiples signos, entre ellos el descenso en los índices de lectores de los medios tradicionales, la favorable acogida a la liviana prensa gratuita, la pérdida de credibilidad, el desprestigio de los periodistas y un rápido deslizamiento de la audiencia hacia los medios libres y frescos que están naciendo en Internet, más críticos, independientes, libres y próximos a la ciudadanía.

Franky  
Viernes, 2 de Febrero 2007
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