La rendición de España, representada por Pedro Sánchez, ante Puigdemont y la escoria delictiva catalana, una imagen que inunda Internet. Es una reproducción del célebre cuadro de Velazque "La rendición de Breda", pero los personajes originales han sido sustituidos por la banda del sanchismo y por los líderes de la escoria nacional.
Quizás en un futuro no muy lejano, miles de españoles que hoy tienen poder, altos cargos, funcionarios, militares, periodistas, catedráticos, etc., en especial aquellos que están al frente de instituciones y grandes corporaciones, sentirán pronto vergüenza y asco de ellos mismos por no haber hecho nada para echar a Sánchez.
La subasta de España que realiza el socialismo putrefacto es repugnante y los que la permiten no lo son menos.
Dicen que el Rey y Sánchez no se soportan, pero ¿en qué se nota? ¿Acaso no ha sido el Rey quien le ha habilitado para que forme gobierno? Sánchez se ufana de tener la bendición del monarca para formar su gobierno de pervertidos.
Dicen que hay una poderosa resistencia, dentro del socialismo, ante la ignominia sanchista, pero ¿de qué nos sirve esa rebelión blanda si ni siquiera consigue que Sánchez abandona la navaja con la que apuñala a España?
Dicen que en las Fuerzas Armadas hay indignación y ruido de sables, pero el pueblo no percibe nada y los altos mandos sanchistas que los socialistas han promocionado consiguen que el Ejército parezca un cordero atolondrado, sometido y humillado ante el pastor cruel que los controla y dirige mientras acuchilla la nación que ellos han jurado defender.
Dicen que los jueces están que trinan porque la amnistía que Sánchez negocia con los desleales y delincuentes de Cataluña margina a la Justicia, humilla al Poder Judicial, viola la Constitución y demuestra que España carece de fuerza y rigor para aplicar la ley.
Dicen que Sánchez es el presidente más odiado y rechazado por el pueblo, ese pueblo que le pita y le abuchean cada vez que pisa las calles, pero no debe ser así cuando hay millones de españoles que han votado al corrupto enemigo de la nación y le han permitido mantenerse en el poder.
Aseguran que en las elecciones del 23 de julio hubo un masivo fraude electoral que "regaló"a Sánchez muchos miles de votos, los suficientes para que la derecha no pudiera gobernar y Sánchez sí, pero los que aseguran que hubo pucherazo no pueden explicarse por qué los partidos víctimas, el PP y VOX, ni siquiera denuncian esa estafa.
La única verdad constatable es que España es un gran fracaso, una tierra que no reacciona ante la banda de malvados que la controla, una nación que permite ser violada y despedazada sin protestar, una tierra donde los delincuentes caminan exhibiendo su triunfo porque los que gobiernan les perdonan sus crímenes y les atiborran de dinero y privilegios, a cambio de seguir en el poder.
Es verdad que durante siglos ser español fue un orgullo por ser hijos de una nación que forjó un imperio, pero ser español, en estos momentos de la Historia, es lo más parecido a una vergüenza.
Francisco Rubiales
La subasta de España que realiza el socialismo putrefacto es repugnante y los que la permiten no lo son menos.
Dicen que el Rey y Sánchez no se soportan, pero ¿en qué se nota? ¿Acaso no ha sido el Rey quien le ha habilitado para que forme gobierno? Sánchez se ufana de tener la bendición del monarca para formar su gobierno de pervertidos.
Dicen que hay una poderosa resistencia, dentro del socialismo, ante la ignominia sanchista, pero ¿de qué nos sirve esa rebelión blanda si ni siquiera consigue que Sánchez abandona la navaja con la que apuñala a España?
Dicen que en las Fuerzas Armadas hay indignación y ruido de sables, pero el pueblo no percibe nada y los altos mandos sanchistas que los socialistas han promocionado consiguen que el Ejército parezca un cordero atolondrado, sometido y humillado ante el pastor cruel que los controla y dirige mientras acuchilla la nación que ellos han jurado defender.
Dicen que los jueces están que trinan porque la amnistía que Sánchez negocia con los desleales y delincuentes de Cataluña margina a la Justicia, humilla al Poder Judicial, viola la Constitución y demuestra que España carece de fuerza y rigor para aplicar la ley.
Dicen que Sánchez es el presidente más odiado y rechazado por el pueblo, ese pueblo que le pita y le abuchean cada vez que pisa las calles, pero no debe ser así cuando hay millones de españoles que han votado al corrupto enemigo de la nación y le han permitido mantenerse en el poder.
Aseguran que en las elecciones del 23 de julio hubo un masivo fraude electoral que "regaló"a Sánchez muchos miles de votos, los suficientes para que la derecha no pudiera gobernar y Sánchez sí, pero los que aseguran que hubo pucherazo no pueden explicarse por qué los partidos víctimas, el PP y VOX, ni siquiera denuncian esa estafa.
La única verdad constatable es que España es un gran fracaso, una tierra que no reacciona ante la banda de malvados que la controla, una nación que permite ser violada y despedazada sin protestar, una tierra donde los delincuentes caminan exhibiendo su triunfo porque los que gobiernan les perdonan sus crímenes y les atiborran de dinero y privilegios, a cambio de seguir en el poder.
Es verdad que durante siglos ser español fue un orgullo por ser hijos de una nación que forjó un imperio, pero ser español, en estos momentos de la Historia, es lo más parecido a una vergüenza.
Francisco Rubiales