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La prostitución del periodismo español. Los perros del poder traicionan al ciudadano



Los periodistas, junto con los políticos, son los seres más despreciados y rechazados del país. Juntos y aliados integran la punta de lanza del deterioro, la decadencia y la bajeza de la nueva España que han construido, desde la muerte de Franco, el PSOE y el PP, a veces con la sucia ayuda de nacionalistas que odian a España y quieren romperla.

Los políticos, salvo contadas excepciones, se han convertido en verdugos del pueblo, enemigos de la democracia y corruptos que dañan a la nación y a su propio pueblo. Pero los periodistas, salvo unos pocos independientes con ética que se mantienen fieles a la verdad, son sus grandes aliados, traidores que han renunciado a la información veraz para ser mercenarios que cobran por difundir las mentiras del poder.

Hoy, bajo el sanchismo, políticos y periodistas constituyen la vanguardia más nauseabunda y podrida de la pocilga española.
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Hace ya 15 años publiqué el libro "Periodistas Sometidos. Los perros del poder" (Francisco Rubiales, Editorial Almuzara, 2009), destinado a los ciudadanos interesados en conocer la profunda crisis del periodismo en España, el sorprendente sometimiento al poder político de miles de periodistas y de redacciones completas, la agonía del periodismo libre, independiente y crítico y la rotura de la vieja alianza entre periodistas y ciudadanos, sin la cual la democracia deja de existir.

El libro, con prologo del periodista y académico Luis María Ansón, conserva una actualidad rabiosa, estudia los orígenes del periodismo moderno, que nace vinculado a la democracia y a los ciudadanos libres, exalta la vinculación inquebrantable del periodismo con la verdad y la necesidad de que mantenga la independencia y la libertad necesarias para que informe y cree opinión con veracidad, critique y fiscalice a los grandes poderes, tareas indispensables para que funcione la democracia.

El ensayo anticipa el actual desastre del periodismo bajo el socialismo sanchista corruptor, analiza el fenómeno de los numerosos periodistas que rompen su alianza con la democracia y con los ciudadanos, abandonan el servicio a la verdad y se someten al poder a cambio de sueldos, concesiones y premios. Con abundancia de datos y argumentos demuestra que no es lo mismo difundir “la verdad” que "la verdad del poder" y sostiene que del mismo modo que la prensa libre es el pilar de la democracia, la prensa sometida es el pilar de la tiranía.

Tras repasar numerosos ejemplos de periodistas que fueron perseguidos e, incluso, asesinados por defender la verdad, el análisis concluye que aquellos que se alejan de la verdad para servir al poder deberían abandonar las asociaciones profesionales de periodistas para incorporarse a otras asociaciones distintas que congreguen a propagandistas, agitadores de masas, publicistas o policías del pensamiento.

Si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca. Ante el miedo a que los ciudadanos conozcan sus fechorías, las ratas, asustadas, se habrían escondido en sus madrigueras. Pero sin auténticos periodistas que digan la verdad y denuncien los abusos y corrupciones del poder, los miserables se tornan impunes y tienen todo el campo libre para robar, acumular privilegios inmerecidos y cazar ciudadanos.

Si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo en España, la democracia no habría sido asesinada por los partidos políticos y transformada en una oligocracia sin dignidad ni respeto.

El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino las mentiras del poder y que se han hecho traidores a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos. Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son los "perros del poder".

Es un libro de gran interés que analiza el control informativo de los gobiernos, la utilización de los medios para acaparar y conservar el poder, el sometimiento al poder de miles de profesionales, el auge de la policía del pensamiento, el valioso papel de Internet como proveedor de información veraz y crítica y la necesidad de reconstruir la alianza rota entre periodistas y ciudadanos para devolver la dignidad perdida a la política y regenerar la democracia.

En su prólogo, Ansón define el libro como “implacable” y “redactado con grave acento de verdad” y cree que “se hará referencia en las facultades de Ciencias de la Información” y permitirá reflexionar a los que trabajamos en esta profesión y a muchos otros que se mueven en los entornos de la política y la información.

En la contraportada del libro se destacan dos párrafos:

No hay un solo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte. Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto.”

La democracia es el único sistema que ha conseguido encerrar a los grandes poderes, sobre todo al insaciable poder del Estado, en una jaula con siete cerrojos. La prensa libre es el séptimo sello que cierra esa jaula.”

Francisco Rubiales

Nota:

Creo interesante que os cuente una anécdota que figura en el libro: estábamos sentados en la puerta del Cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, una treintena de periodistas, esperando que Fidel nos recibiera. Un capitán de las FAR se acercó y nos dijo que entrásemos los corresponsales occidentales que estábamos allí, el de EFE (Yo) y el de Reuter (Francois Reitberger). Entramos y los demás se quedaron fuera. Empezó Fidel a contarnos cosas sustanciosas sobre la Guerra de Angola, que entonces (1976) era uno de los grandes temas de la actualidad mundial. En una pausa le dije a Fidel: "Comandante: fuera hay casi treinta periodistas deseando escucharle". Fidel respondió como un resorte: "Los dos únicos periodistas que había sois vosotros y habéis entrado. Los demás son agitadores de masas al servicio de sus partidos comunistas". Tiene un sorprendente valor que el propio Fidel despreciara entonces e a los periodistas sometidos, como los miles que hoy sirven al sanchismo en España, a los que llamaba "agitadores de masas".


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Martes, 16 de Julio 2024
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