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La porquería sale a flote en Andalucía después de las elecciones



La porquería que siempre se esconde en los partidos políticos, una mezcla de corrupción, tiranía y desprecio al ciudadano, está saliendo a flote en Andalucía, una vez cerradas las urnas con la pérdida de la hegemonía por parte del socialismo.

El PSOE de Pedro Sánchez, que ha sido el causante del enorme retroceso del socialismo en las urnas, quiere que Susana Díaz dimita, pero Susana quiere seguir mandando a pesar de haber perdido la mayoría. Ciudadanos que es un partido de alma frágil y con profundas tendencias a la traición y las componendas, está dudando si pone a su líder Juan Marían como presidente de la Junta, con el apoyo del PSOE, en lugar de pactar con el PP y VOX.

Todo esto ocurre mientras los cachorros de Podemos, que son los verdaderos fascistas, salen a las calles para intimidar a los miembros y partidarios de VOX bajo el argumento canalla de que los que han votado a ese partido se han equivocado.

Susana Díaz, de manera irresponsable y demostrando que la democracia es para ella un sistema ajeno y desconocido, predica que es necesario construir un muro o un cinturón sanitario para asfixiar a VOX e impedir a la "extrema derecha" que siga subiendo.
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Andalucía arde después de la enorme conmoción de la noche electoral, en la que el socialismo eterno perdió la mayoría después de cuatro décadas de dominio y control absoluto. La Historia ha demostrado muchas veces que la caída de los imperios siempre es traumática y en Andalucía se está produciendo el hundimiento del trasatlántico socialista, un imperio clientelar, corrupto y ambicioso que parecía invencible y que al hundirse amenaza con destrozar muchas cosas con sus estertores histéricos y agónicos.

Nervios y miedo entre los que controlaban el poder, terror a un futuro fuera del útero de la Junta de Andalucía, miedo a perder los privilegios y ventajas con las que el socialismo premiaba a los suyos, odio a los que han llegado para desalojarlos del cielo socialista y decisiones histéricas por todas partes, acompañadas de borrado masivo de correos electrónicos y destrucción de documentos comprometedores, que arrojen luz en el futuro sobre los grandes robos y suciedades protagonizadas por el régimen.

Curiosamente, el partido acusado de ser la temida "extrema derecha" fascista es el partido más silencioso y pacífico en estos momentos. Los de VOX quieren demostrar que ellos no son extremistas de derecha, sino sólo miembros de una nueva derecha que dice la verdad, afronta los problemas con verdad y valentía, ama a España y está libre de los vicios y maldades de los partidos viejos y podridos: corrupción, abuso de poder, codicia, falsedades y desprecio al pueblo.

Los verdadero fascistas y los totalitarios que se fingen demócratas están dando la cara en estos momentos de nervios y traumas: los socialistas maniobran para mantenerse en el poder, a pesar de que el pueblo les grita que se marchen de una vez, mientras los verdaderos fascistas, los rojos de Podemos, azuzados por el irresponsable y peligroso Pablo Iglesias, se lanzan a las calles llenos de odio, gritando barbaridades como la de "Sin piernas, sin brazos, los fachas a pedazos", y colocándose a un paso de la caza de los de VOX. Esas tribus de la izquierda radical temen en el fondo que el pueblo descubra su gran mentira y asuma que ellos, junto con los nacionalistas radicales de Cataluña y el País Vaco, ahora unidos en la alianza que sostiene al torvo y peligroso Pedro Sánchez, son los grandes fascistas violentos de la nación española.

Las dudas miserables de Ciudadanos están enturbiando la victoria de la derecha y las reacciones histéricas y antidemocráticas de Podemos llenan de bajeza a la izquierda, mientras Susana se resiste a morir y hace lo que siempre ha sabido hacer mejor que nadie: maniobrar, manipular, asustar, tentar y sembrar división y rencillas entre sus adversarios para dominar ella.

El panorama en la Andalucía que creía haber tocado el cielo en la noche electoral, alcanzando la liberación después de cuatro décadas soportando a un partido que succionaba el jugo de la sociedad, manteniéndola en el atraso, sometida y al borde de la pobreza, es preocupante porque los que han perdido no saben perder y los que han ganado no saben gestionar la victoria.

Detrás de todo está la naturaleza corrupta y pervertida que se esconde en los partidos políticos, que son el instrumento más antidemocrático diseñado por el ser humano para gestionar precisamente la democracia. Los partidos no son asociaciones para la defensa del ciudadano y la promoción del bien común, sino cofradías de defensa mutua, de ambición y aprovechamiento egoísta del poder y de sus ventajas. Son auténticas formaciones depredadoras disfrazadas de corderos demócratas.

¿Que va a ocurrir en Andalucía mientras se hunde el imperio socialista? Nadie lo sabe con certeza, pero la realidad será traumática y de una dureza extrema, con las navajas hiriendo, los conspiradores desatados, los odios rezumando y las venganzas asolando. Lo que quedará claro como el agua es que el verdadero fascismo es siempre patrimonio de las izquierdas, raíces de las que nacieron todos los grandes asesinos de la Historia: Hítler, Mussolini, Stalin, Mao, Pol Pot, Fidel y otros, con la única excepción del rey belga Leopoldo, que era un asesino de la realeza más despreciable.

Pero pueden ocurrir más cosas, algunas sorprendentes, entre ellas que la parte más miserable que anida en Ciudadanos se decante por la traición y pacte con el socialismo para que su hundimiento sea suave y sin levantar las alfombras, a cambio de colocar al mediocre Juan Marín, experto en transfuguismo político, como presidente de la Junta, una maniobra que interesa mucho al socialismo porque lograría tres objetivos: colocar en la presidencia a un tipo que podría hacer buena a Susana; evitar que se levanten las alfombras del socialismo, donde pueden esconderse secretos y miserias aterradoras; y cerrar el paso del poder a sus dos grandes enemigos, que son la derecha de siempre, representada por el PP, y la nueva fuerza pujante de VOX, dispuesta a hacer una nueva política decente, llena de amor a España, orientada hacia la regeneración y capaz de identificar con valentía los grandes males que los viejos partidos siempre han ocultado, sobre todo la ruina que representan las autonomías y el peligro mortal que trae consigo la invasión descontrolada de inmigrantes, entre los que se cuelan legiones de ladrones, violadores y asesinos.

Francisco Rubiales

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Martes, 4 de Diciembre 2018
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