La Humanidad nunca ha tenido a su alcance tantas y tan eficaces herramientas como hoy tiene para educar a los seres humanos y hacerlos mejores. La televisión es un educador poderoso, sutil e incansable que penetra en los hogares y transforma las mentes con mas fuerza que la educación familiar y escolar. Si se hubiera utilizado para reforzar los valores y crear ciudadanos libres y pensantes, el mundo actual sería muy parecido al paraíso perdido, pero el poder es tan mezquino e indecente que la está utilizando solo para atontar, adormecer y envilecer, para fabricar ganado atolondrado y fácil de dominar, en lugar de hombres y mujeres pensantes, valiosos y dotados para el autogobierno.
A los que mandan y controlan la política y la riqueza no les interesa un mundo poblado por seres armados de valores, libres y pensantes, sino un mundo degradado, dividido, envilecido y poblado por seres acobardados, confundidos y con alma de esclavos. En consecuencia, están asesinando poco a poco esos valores, costumbres y derechos conquistados que constituyen el alma del mundo.
Son auténticos desalmados y asesinos de almas.
Para degradar a los humanos, el poder estimula la aculturizacion mundial, el desarme ético y el asesinato de los grandes valores y de la democracia como sistema de gobierno y de convivencia.
El gran objetivo del poder es desarmar y degradar tanto a los seres humanos que, acosados por la inseguridad y el miedo, busquen voluntariamente refugiarse en la autoridad de los que gobiernan. A través de la propagación del miedo y del asesinato de la cultura y los grandes valores, los poderosos están construyendo un mundo sin alma, tan injusto y depravado como plenamente dominado por ellos.
La meta de los grandes poderes de la Tierra no es otra que conseguir lo antes posible que la Humanidad tenga un gobierno único, todopoderoso e invulnerable, que consagre y garantice el dominio seguro de las élites y del establishment sobre rebaños acobardados de ciudadanos sin alma.
La filosofía de la clase dominante siempre ha sido el control del poder y el sometimiento del pueblo a las élites. Durante algunas etapas de la Historia, el poder ha tenido que retroceder y conceder a los ciudadanos algunos derechos y ventajas, pero han sido siempre conquistas temporales porque su sueño siempre ha sido apropiarse del Estado y de la riqueza, liquidar toda organización ciudadana capaz de desafiar el orden constituido, reducir cada vez más el peso y la fuerza del pueblo y despojar al ciudadano de sus derechos y conquistas.
El poder es un camaleón sanguinario que evoluciona y se adapta, siempre con la obsesión de dominarlo todo. En el pasado, los poderosos tuvieron que soportar la existencia de algunos obstáculos a su poder (sindicatos, iglesias, universidades libres, medios de comunicación independientes, derechos humanos, doctrinas anti-poder, como el liberalismo y la democracia auténtica, etc.) porque no tenían otro remedio, pero la mayoría de esos obstáculos han sido ya demolidos y el poder de la casta es ahora mas fuerte que nunca.
El liberalismo es una reliquia que ha sido concienzudamente desprestigiada y adulterada y la democracia ha quedado degradada por una clase política depravada que se ha incrustado en el Estado, ha dado la espalda al ciudadano y se ha puesto al servicio de las élites, mientras liquidaba las grandes conquistas históricas del pueblo, como la libertad individual, la cultura, los valores, la dignidad, la salud pública, la educación de calidad, el Estado de Bienestar y otras. Los grandes valores y garantías del pueblo están siendo dinamitados por un poder inmoral que cada día se siente mas osado y invulnerable, rodeado de escuderos tan poderosos como los jueces bajo control, los legisladores encuadrados en los partidos, los políticos corruptos, los periodistas comprados y los policías robotizados y sin principios.
A los que mandan y controlan la política y la riqueza no les interesa un mundo poblado por seres armados de valores, libres y pensantes, sino un mundo degradado, dividido, envilecido y poblado por seres acobardados, confundidos y con alma de esclavos. En consecuencia, están asesinando poco a poco esos valores, costumbres y derechos conquistados que constituyen el alma del mundo.
Son auténticos desalmados y asesinos de almas.
Para degradar a los humanos, el poder estimula la aculturizacion mundial, el desarme ético y el asesinato de los grandes valores y de la democracia como sistema de gobierno y de convivencia.
El gran objetivo del poder es desarmar y degradar tanto a los seres humanos que, acosados por la inseguridad y el miedo, busquen voluntariamente refugiarse en la autoridad de los que gobiernan. A través de la propagación del miedo y del asesinato de la cultura y los grandes valores, los poderosos están construyendo un mundo sin alma, tan injusto y depravado como plenamente dominado por ellos.
La meta de los grandes poderes de la Tierra no es otra que conseguir lo antes posible que la Humanidad tenga un gobierno único, todopoderoso e invulnerable, que consagre y garantice el dominio seguro de las élites y del establishment sobre rebaños acobardados de ciudadanos sin alma.
La filosofía de la clase dominante siempre ha sido el control del poder y el sometimiento del pueblo a las élites. Durante algunas etapas de la Historia, el poder ha tenido que retroceder y conceder a los ciudadanos algunos derechos y ventajas, pero han sido siempre conquistas temporales porque su sueño siempre ha sido apropiarse del Estado y de la riqueza, liquidar toda organización ciudadana capaz de desafiar el orden constituido, reducir cada vez más el peso y la fuerza del pueblo y despojar al ciudadano de sus derechos y conquistas.
El poder es un camaleón sanguinario que evoluciona y se adapta, siempre con la obsesión de dominarlo todo. En el pasado, los poderosos tuvieron que soportar la existencia de algunos obstáculos a su poder (sindicatos, iglesias, universidades libres, medios de comunicación independientes, derechos humanos, doctrinas anti-poder, como el liberalismo y la democracia auténtica, etc.) porque no tenían otro remedio, pero la mayoría de esos obstáculos han sido ya demolidos y el poder de la casta es ahora mas fuerte que nunca.
El liberalismo es una reliquia que ha sido concienzudamente desprestigiada y adulterada y la democracia ha quedado degradada por una clase política depravada que se ha incrustado en el Estado, ha dado la espalda al ciudadano y se ha puesto al servicio de las élites, mientras liquidaba las grandes conquistas históricas del pueblo, como la libertad individual, la cultura, los valores, la dignidad, la salud pública, la educación de calidad, el Estado de Bienestar y otras. Los grandes valores y garantías del pueblo están siendo dinamitados por un poder inmoral que cada día se siente mas osado y invulnerable, rodeado de escuderos tan poderosos como los jueces bajo control, los legisladores encuadrados en los partidos, los políticos corruptos, los periodistas comprados y los policías robotizados y sin principios.