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La muerte de Adolfo Suárez está siendo utilizada para revitalizar la desprestigiada y falsa democracia española





La muerte de Adolfo Suárez está siendo utilizada profusamente para revitalizar a la clase política y la falsa democracia española, ambas fracasadas, desprestigiadas y rechazadas por gran parte de la ciudadanía.

Con un descaro indigno y sin apego alguno a la verdad, los grandes medios de comunicación están desplegando toda su artillería para convencer a los españoles de la gran mentira de que viven en una democracia, ocultándoles que el sistema está en crisis, que no puede haber democracia sin justicia y sin el apoyo de la ciudadanía y que en España no se respeta ni siquiera una sola de las reglas básicas del auténtico sistema democrático.

Presentan a Suárez como el artífice principal, junto con el rey, de un sistema al que llaman democracia, pero ocultan demasiadas cosas, entre ellas que los partidos políticos y la monarquía carecen de prestigio y aparecen en las encuestas rechazados por los ciudadanos.

También esconden la realidad de que los mismos políticos y partidos que hoy gobiernan son los herederos directos de aquellos que denigraron y acorralaron a Suárez, obligándole a dimitir en 1981 porque la honradez y decencia del presidente les impedía convertir el sistema en lo que hoy es: una democracia secuestrada y una dictadura de partidos y de políticos impunes.

Con Suárez en el poder habrían sido imposibles los rápidos y profundos deslizamientos de España hacia la corrupción, el dominio de la Justicia por parte de los partidos, la manipulación de la información, la compra masiva de periodistas, el abuso de poder y la marginación del ciudadano, al que Suárez sí respetaba y trataba como verdadero "soberano" del sistema.

Parece mentira que Suárez, con un pasado falangista y admirador del franquismo, haya sido mas demócrata y decente que todos los políticos que han manejado a su antojo la vida española en los últimos 30 años, ya sean de derecha, de izquierda o nacionalistas.

La sucia naturaleza de la política española actual queda patente con la utilización de la muerte de Suárez para lavar el rostro a un sistema podrido, que ocupa puestos de cabeza en el ranking mundial de todo lo indigno: corrupción institucional, desempleo, avance de la pobreza, desigualdad, manipulación de la Justicia, uso de la mentira desde el poder, blanqueo de dinero, prostitución, tráfico y consumo de drogas y otras miserias que han convertido a España en uno de los paraísos preferidos para el hampa internacional y la delincuencia organizada.

La única verdad irrefutable es que Suárez quiso construir un sistema de libertades y derechos ciudadanos que se parecía mucho a las democracias del mundo occidental, pero que sus sucesores politicastros se encargaron de desvirtuar y degradar hasta convertirlo en una pocilga donde no tiene vigencia ni una sola de las reglas básicas del sistema, donde no existe separación de poderes, ni una ley igual para todos y asumida por los ciudadanos, ni una sociedad civil fuerte que sirva de contrapeso al poder político, ni controles y contrapesos que limiten el poder de los partidos y de los políticos, ni una prensa libre capaz de fiscalizar a los grandes poderes, ni un sistema electoral justo y equilibrado, donde los ciudadanos puedan elegir libremente a sus representantes, ni una representación verdadera de los ciudadanos, desconocedores de unos diputados y senadores que solo responden ante sus respectivos partidos... y un largo etcétera de abusos, arbitrariedades y traiciones que hacen de España un país divorciado de su clase dirigente, económicamente arruinado, injusto, sin prestigio internacional y con parte de sus territorios deseando independizarse.



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Lunes, 24 de Marzo 2014
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