Información y Opinión

La metástasis vasca





España está invadida por un temible cáncer ético, cuyos síntomas principales son la alteración de la escala de valores, la degeneración de la vida política y el envilecimiento progresivo. Es una enfermedad que afecta a toda la sociedad, pero las peores metástasis están en los territorios dominados por el nacionalismo extremo: Cataluña y el País Vasco, donde la enfermedad está afectando intensamente la salud de la democracia y de la sociedad.

Sin embargo, algunos observadores y analistas opinan ya que ese mal ha contagiado también al gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

La sociedad catalana, encabezada por un gobierno que destila nacionalismo excluyente, ha protagonizado recientemente páginas sorprendentes de enfermedad política, persiguiendo a los castellanoparlantes, violando el concepto básico de igualdad y pergeñando un Estatuto autoritario e intervencionista que no pasaría el filtro de cualquier democracia moderna.

Pero es la sociedad vasca la que alcanza, una y otra vez, los más preocupantes y generalizados niveles de envilecimiento. Gobernada por un partido nacionalista que gana votos a costa del terrorismo y que permite aberraciones democráticas como la marginación de las víctimas y la elevación de los verdugos al rango de héroes populares, la sociedad vasca soporta ahora sin pestañear algo tan vil como que sus políticos pidan que no se derrote a ETA y que la paz con los terroristas, que probablemente está negociando el gobierno socialista de Zapatero, sea un acuerdo entre iguales, sin que haya vencedores ni vencidos.

Pero, sorprendentemente, cuando los españoles de bien creian que el gobierno saldría en defensa de lo justo o que al menos callaría, la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, sale a la palestra avalando la tesis de que entre los terroristas de ETA y el estado de derecho no debe haber ni vencedores ni vencidos, afirmació nque demuestra que el cáncer de la democracia española no afecta sólo a Cataluña y al País Vadco, sino también al poder político gobernante.

Las víctimas del terrorismo, indignadas, han pedido expresamente al presidente Zapatero que si un día se firma la paz, ésta sea entre un Estado de Derecho, que debe ser el vencedor, y una banda criminal, que debe ser la derrotada y rendida, algo que parece obvio para cualquier demócrata, pero que la enferma sociedad vasca no parece entender. Pero el presidente, interrogado al respecto en la prensa, ha evitado pronunciarse sobre el escabroso tema.

La reacción de ETA, mientras tanto, no se ha hecho esperar y aparece en forma de bombas para amedrentar a los que no pagan el impuesto revolucionario" y en un comunicado que niega la posibilidad de una tregua, todo un jarro de agua fría para el gobierno y para los vendedores de optimismo ciego.

El cáncer vasco, propagado desde el liderazgo político, nubla la mente y envilece tanto a los ciudadanos que ya no pueden distinguir entre asesinos y asesinados, entre verdugos y víctimas. Pero quizás el más evidente síntoma de que los tejidos vascos están ya necrosados sea las palabras recién pronunciadas por Joseba Eguibar, portavoz del PNV, el partido nacionalista gobernante, que define a ETA, cuyo balance histórico es de más de mil cadáveres y estragos incontables, como "una organización política que hace uso de las técnicas modernas de lucha de minorías contra mayorías, que son técnicas terroristas".

Con políticos de esa talla moral es explicable que los familiares de los asesinados por ETA se sientan perseguidos por la sociedad vasca y que esa sociedad trate como héroes a los pistoleros, todo eso con la complicidad del gobierno regional. También explica que la sociedad vasca sea víctima de un colectivo "Sindrome de Estocolmo", que hoy es estudiado como ejemplo extremo de envilecimiento colectivo en decenas de thiks tanks del mundo, una alteración emocional y ética que hace que los ciudadanos, secuestrados por el terror, terminen identificándose con los etarras, porque les perdonan la vida, y odiando a los demócratas, porque, con su actitud libre y rebelde, provocan a los pistoleros.


Franky  
Sábado, 18 de Febrero 2006
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