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La lucidez democrática del voto en blanco





Las elecciones se aproximan y con ellas se acerca el día decisivo, el único en el que los ciudadanos tienen poder. Como decía Rousseau, el único momento en que un ciudadano tiene poder es cuando deposita su voto en la urna. Una vez depositado, el ciudadano, si ha optado por un partido u otro, se convierte automáticamente en esclavo porque ha entregado a una formación política su representación, renunciando a su libertad.

El mismo Rousseau lo dejaba claro cuando decía que "la voluntad política es indelegable" y que "en el momento en que un ciudadano acepta ser representado, deja de ser libre".

Pero hay una forma de evitar esa esclavitud vergonzosa, ese suicidio del ciudadano: emitiendo un voto en blanco, equivalente a una censura directa de la partitocracia, a un mensaje claro y conciso dirigido a la clase política: "no me gustan ustedes, ni sus programas, ni sus propuestas, ni sus mentiras y corrupciones", pero acuso a votar porque el voto es una de las grandes conquistas de la historia de la libertad y la esencia de la democracia, en la que creo".

Cuando la democracia, como ocurre en España, ha sido pervertida y degradada, cuando los partidos políticos abusan del poder y han convertido la democracia en una sucia partitocracia, cuando la casta política practica el despilfarro y la corrupción y cuando los políticos han instaurado la manipulación y la mentira en la sociedad, no existe entonces un acto más lúcido y decente en política que votar en blanco.

Hay otras opciones también decentes y democráticas, como emitir un voto nulo con un mensaje de reproche incluido, algo así como escribir en la papeleta "Chorizos" o "más cárceles para los políticos". Ese voto nulo con reproche no cuenta, ni reporta dinero alguno a la "casta" política, ni apuesta por la esclavitud. Otra opción es votar a partidos minoritarios y testimoniales que nos conste que sean limpios y que no se hayan corrompido todavía. Una opción de gran interés en España es votar a Ciudadanos en Blanco, una especie de partido que se define como "No Partido" y que propone que los escaños que ganen en las urnas se queden vacíos, como denuncia visible de las miserias e indecencias del sistema.

Otros defienden la abstención como gesto de lucha contra el sistema corrompido y degradado, pero el problema de esa opción es que la abastención activa y consciente se confunde con los que se abstienen por desidia o desinterés. Además, abstenerse significa renuncia al voto ciudadano, un derecho vital, generador de libertad, conquistado con sangre a lo largo de la Historia.

Cualquier opción de las mencionadas está a años luz de distancia de la vileza que representa votar a partidos políticos que no son demócratas, que no creen en la separación de poderes, que han asesinado la democracia sustituyéndola por una sucia partitocracia, que han instaurado en el sistema la mentira, el despilfarro y el abuso de poder, que han minado de corrupción y de desvergüenza la sociedad española y que alimentan el fanatismo, la incultura y la intolerancia entre la ciudadanía porque les es más fácil gobernar a un rebaño de borregos torpes y asustados que a una comunidad de hombres y mujeres libres, responsables y pensantes.

Hay suficiente literatura en el mundo que defiende la grandeza democrática del voto en blanco. Hay muchos tratados sesudos y libros de divulgación política que explican y defienden la fuerza liberadora y cívica del Voto en Blanco. La novela "Ensayo sobre la Lucidez", de Saramago, ofrece una inquietante tesis sobre la grandeza del voto en blanco. En este mismo blog "Voto en Blanco" hay muchos artículos que defienden con argumentos sólidos esa opción.

En todos esos libros y artículos siempre destaca un argumento central de gran fuerza: votar a corruptos, a gente que daña la democoracia, es la peor opción porque se vote al partido que se vote, se alimenta el sistema corrompido, en el que tanto el partido que gana como el que pierde salen ganando y el único que pierde es el ciudadano, que pasa a ser un esclavo marginado desde el momento en que deposita su voto en la urna. En España, todos los partidos políticos reciben dinero público por cada voto que obtienen y tanto el que gana el poder como el que se instala en la oposición obtienen cuantiosas y valiosas compensaciones en dinero, puestos, privilegios y asignaciones. La obsesión de los pro-etarras por acceder a las instituciones no es otra cosa que el deseo de obtener el dinero y los beneficios que se ha reservado para si mismo la casta política española, una de las más privilegiadas del planeta, a pesar de que la Historia demuestra que ha sido también de las más ineptas y dañinas para los intereses de sus ciudadanos y de la nación.

En España, la desfachatez de los partidos es tan grande que sólo es comparable con su inmensa y antidemocrática corrupción. Tanto el PSOE como el PP e IU presentan a imputados por corrupción en sus filas, despreciando así, de manera fehaciente y clara, la limpieza, un valor imprescindible en democracia. Desprecian tanto al ciudadano que presentan listas donde figuran presuntos chorizos y sinvergüenzas. Mayor desprecio a la democracia no cabe.

Hoy os proponemos la lectura de dos artículos interesantes sobre el voto en blanco y su grandeza.

Pulse AQUÍ para acceder al primero.


El segundo no lo compartimos por completo, pero contiene reflexiones de auténtico interés : Pulse AQUÏ si desea leerlo.


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Jueves, 12 de Mayo 2011
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