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La lengua española, un valioso tesoro maltratado en España



Gran Bretaña obtiene más dinero por la venta de su idioma que por cualquier otro capítulo de su economía, incluyendo las ventas de coches, aviones o material militar. El idioma ingles es una fuente de ingresos espectacular y el español, si se explota con inteligencia, puede ser aun más rentable porque hoy es el idioma más solicitado y cotizado en la mayor parte del mundo, donde se sabe que la comunidad hispanohablante crecerá sin parar en las próximas décadas.

Pero España es un país desquiciado e irracional, donde hay regiones que luchan contra el español, el idioma común de los españoles, sin que el gobierno haga nada por defenderlo.
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La lengua española genera el 16% del PIB y en torno al 15 por ciento del empleo, siendo generalmente un empleo de calidad. Las industrias culturales en español aportan más de 30.000 millones de euros al año. El español es un lenguaje compartido por más de 550 millones de habitantes en todo el mundo y es la segunda lengua preferida en casi la totalidad de los países del mundo.

Los expertos dicen que España puede hasta doblar la riqueza que aporta el idioma español, si consigue realizar una gestión inteligente de ese recurso, pero ese objetivo parece difícil si se tiene en cuenta que muchas instituciones y hasta autonomías de España maltratan al idioma español, penalizando su utilización dentro del territorio español.

El odio al propio idioma y el acoso que sufre en Cataluña, Vascongadas, Baleares, Valencia, Galicia y menos intensamente en otros territorios es una aberración que el Estado español no debería tolerar pues se trata de un atentado contra uno de los pilares de la nación y un valor de alto interés estratégico para España.

La hostilidad contra el propio idioma demuestra que los peores enemigos de España siempre han sido españoles. También demuestra que la actual democracia española no tiene fuerza ni autoridad moral suficiente para imponer respeto a una lengua común, que siempre ha sido y es una condición básica para que una nación exista.

El idioma produce enormes beneficios en sectores como la industria editorial, la enseñanza, el turismo, el cine, el teatro y la comunicación en general. Miles de estudiantes llegan a España cada año para perfeccionar el idioma y los libros en español se demandan cada día con más intensidad, adquiridos por los hispanoparlantes y por los que estudian ese idioma en todo el mundo.

Miles de profesores de español encuentran empleo en decenas de países y el idioma es uno de los atractivos turísticos de mayor eficacia y potencial.

Ante toda esa riqueza, los asesinos del idioma, sobre todo vascos y catalanes, causan a España un daño terrible al hostigar y marginar a los hispanoparlantes, aunque su catetismo y cerrazón les cause a ellos más daños y perjuicios porque están perdiendo oportunidades e ingresos y empobrecen su competitividad y cultura al aferrarse a idiomas minoritarios y sin futuro, como el catán y el vasco.

Para desgracia de España, los asesinos de nuestro idioma son hoy los socios preferenciales del gobierno español que preside Pedro Sánchez, que comete algo parecido a una "traición" a España y a sus principios constitucionales al no impedir que el idioma común sea aplastado en los territorios con gobiernos nacionalistas hostiles a España, que anteponen sus intereses políticos e ideológicos al bien común.

Francisco Rubiales

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Domingo, 26 de Diciembre 2021
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