Información y Opinión

La izquierda desgarrada (1)





La “izquierda”, tras la muerte del “socialismo” ocurrida en 1989, cuando el Muro de Berlín fue derrumbado, es apenas un concepto, una etiqueta plagada de confusiones y desgarros, que unos continúan entendiendo como una vía hacia la revolución, mientras que otros la conciben como una gestión justa de la riqueza o como la mejor ruta hacia la verdadera democracia. En la “izquierda” conviven hoy demócratas y totalitarios, partidarios de la libertad y gente que sólo cree en la fuerza del Estado y del poder político. En ella coexisten populistas, socialistas, marxistas, indigenistas y hasta dictadores férreos y sanguinarios que controlan con puño de hierro países como China, Vietnam, Irán, Siria o Cuba. Algunos pensamos que el contenedor que encierra hoy a la “Izquierda” mundial es tan grande y disparatado que más que para acoger una ideología parece más apropiado para cocinar el caos y la ambición de poder.

Julio Anguita se escandaliza ante lo que el interpreta como una pérdida masiva de valores por parte de la izquierda. En su artículo publicado en Mundo Obrero, titulado “La izquierda en el 2006”, el ya viejo comunista cordobés recuerda que “Durante el último debate del Estado de la Nación el Presidente de Gobierno se dirigió a Gaspar Llamazares: ‘Somos de izquierda pero del 2006’. Esta camelística expresión se suele utilizar por aquellas personas y grupos que llaman modernidad al abandono de los principios, políticas y programas de izquierda”.

Siempre ha existido una izquierda revolucionaria y otra reformista. La primera no cree que la sociedad pudiera transformarse por la vía democrática, con métodos parlamentarios, sino mediante la toma del poder y la transformación del Estado desde el gobierno, como predica Ralph Miliband. La segunda, seguidora de las tesis de Eduard Bernstein, sí cree que puede cambiarse la sociedad a través del Parlamento, la libertad y la democracia.

La izquierda reformista es democrática y admisible en un sistema de libertades, pero la izquierda revolucionaria es inadmisible en democracia porque su intención, claramente, es destruir la democracia desde el gobierno, ocupando el Estado y transformándolo en otra cosa, seguramente en una maquinaria de poder controlada por un partido único, es decir, una dictadura.

(sigue)



Franky  
Lunes, 11 de Septiembre 2006
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