Las "Noticias Falsas" (Fake News) han irrumpido en nuestras vidas de manera violenta, inundándolo todo y acabando con la escasa credibilidad que le quedaba a Internet y a los medios de comunicación en general. Representan un fenómeno importante de nuestro tiempo que ejercerá una gran influencia en la vida humana, sobre todo en los ámbitos de la información y el poder.
Su origen, como el de otras muchas desgracias, está en los partidos políticos, que, sin escrúpulos, han apostado por la mentira y por la destrucción del adversario creando factorías de ideas y noticias falsas a las que muchos denominan "picadoras de carne" porque cuando colocan a alguien en la mira queda hecho picadillo.
Los ciudadanos del siglo XXI hemos heredado de nuestros mayores un gran respeto por los medios de comunicación. La gente decía: "Es verdad porque lo ha dicho el periódico" o "lo he visto en la tele". Eso bastaba para dar credibilidad porque se partía del principio de que lo que se publica ha sido previamente contrastado. Pero la irrupción de Internet y la explosión de las noticias e imágenes amateur han traído consigo la falsedad y el engaño, plasmados en informaciones e imágenes que resultan atractivas y de fácil digestión, pero falsas y creadas en factorías con fines desconocidos, pero que siempre se orientan hacia el engaño, la lucha por el poder y el marketing.
Nada hay más rentable que una noticia falsa que golpea al enemigo en la línea de flotación. Si logras publicar que una persona encontró una cucaracha dentro de una hamburguesa de las que vende una gran cadena de comida rápida, puedes causar daños considerables a tu competidor, valorados en millones de euros. Si logras fijar en la opinión pública que un líder político determinado esnifa cocaína, le habrás arrebatado a ese partido cientos de miles de votos.
Los dos ejemplos citados son reales y ocurrieron en la realidad, causando daños terribles, pero hay muchos otros disponibles y cada día son más.
Las falsas noticias incluyen también rumores, falsas imágenes y otros recursos, como la interpretación torticera de datos e informaciones veraces. Es una mundo siniestro donde la información es utilizada para lograr poder para unos y destrucción para otros. Las "Fake News" son la exaltación de aquel famoso principio sucio de que "En política vale todo" o "Al enemigo ni agua", una filosofía que en España fue ampliamente difundida, desgraciadamente, por Alfonso Guerra, cuando él era vicepresidente del gobierno, pero que rápidamente fue adoptada por los partidos políticos, que son maquinarias de poder y no maquinarias de defensa del bien común, para ganar votos y debilitar o destruir al adversario.
Las noticias falsas y su capacidad destructiva han entrado ya, de lleno, en la agenda del poder y ocupa espacios en los consejos de ministros y en los de administración de las grandes empresas. Se asegura que esas noticias falsas son ya utilizadas en la lucha mundial por los mercados y la hegemonía con miles de piratas informáticos colocando rumores, filtraciones y falsedades en los canales para influir, incluso en los procesos electorales. Los jueces de Estados Unidos analizan ya si la victoria de Donald Trump estuvo influida por miles de noticias falsas e interesadas llegadas desde Rusia y el gobierno español ha denunciado esa invasión de fake news en el proceso independentista catalán, procedentes de Rusia y de Venezuela.
La irrupción de las "Fake News" va a marcar también el destino de los grandes medios de comunicación, que tendrán que convertirse en referentes fiables y en factorías de informaciones veraces y contrastadas. Es el único camino que les queda a los grandes medios para recuperar su antiguo prestigio y popularidad. Frente a la invasión de lo falso, el New York Times, Le Monde, The Wall Street Journal, el ABC, el País y las grandes cadenas de radio y TV, si quieren sobrevivir y triunfar, tendrán que convertirse en garantes de la veracidad en un mundo donde demasiada gente juega a engañar y ha hacer trampas.
El origen de las Fake News es viejo, pero es ahora cuando se han hecho fuertes y lo invaden todo. Nadie conoce cómo y dónde nacieron, pero la mayoría de los expertos cree que al menos su actual explosión se la debemos, como muchas otras explosiones, entre ellas la corrupción, a los partidos políticos, que han contratado especialistas y agencias expertas para que produzcan munición para abatir y destruir a los partidos adversarios.
Esa "picadoras de carne", dedicadas al engaño y la destrucción, fabrican sin descanso portadas falsas, imágenes trucadas, documentos falsificados, montajes, noticias atractivas falsas, ideas destructivas y rumores con capacidad de hacerse virales e inundar la opinión pública y utilizan cualquier recurso para destruir, engañar, atraer, convencer y esclavizar. Y lo hacen sin un gramo de ética, militando abiertamente en las filas del mal.
Francisco Rubiales
Su origen, como el de otras muchas desgracias, está en los partidos políticos, que, sin escrúpulos, han apostado por la mentira y por la destrucción del adversario creando factorías de ideas y noticias falsas a las que muchos denominan "picadoras de carne" porque cuando colocan a alguien en la mira queda hecho picadillo.
Los ciudadanos del siglo XXI hemos heredado de nuestros mayores un gran respeto por los medios de comunicación. La gente decía: "Es verdad porque lo ha dicho el periódico" o "lo he visto en la tele". Eso bastaba para dar credibilidad porque se partía del principio de que lo que se publica ha sido previamente contrastado. Pero la irrupción de Internet y la explosión de las noticias e imágenes amateur han traído consigo la falsedad y el engaño, plasmados en informaciones e imágenes que resultan atractivas y de fácil digestión, pero falsas y creadas en factorías con fines desconocidos, pero que siempre se orientan hacia el engaño, la lucha por el poder y el marketing.
Nada hay más rentable que una noticia falsa que golpea al enemigo en la línea de flotación. Si logras publicar que una persona encontró una cucaracha dentro de una hamburguesa de las que vende una gran cadena de comida rápida, puedes causar daños considerables a tu competidor, valorados en millones de euros. Si logras fijar en la opinión pública que un líder político determinado esnifa cocaína, le habrás arrebatado a ese partido cientos de miles de votos.
Los dos ejemplos citados son reales y ocurrieron en la realidad, causando daños terribles, pero hay muchos otros disponibles y cada día son más.
Las falsas noticias incluyen también rumores, falsas imágenes y otros recursos, como la interpretación torticera de datos e informaciones veraces. Es una mundo siniestro donde la información es utilizada para lograr poder para unos y destrucción para otros. Las "Fake News" son la exaltación de aquel famoso principio sucio de que "En política vale todo" o "Al enemigo ni agua", una filosofía que en España fue ampliamente difundida, desgraciadamente, por Alfonso Guerra, cuando él era vicepresidente del gobierno, pero que rápidamente fue adoptada por los partidos políticos, que son maquinarias de poder y no maquinarias de defensa del bien común, para ganar votos y debilitar o destruir al adversario.
Las noticias falsas y su capacidad destructiva han entrado ya, de lleno, en la agenda del poder y ocupa espacios en los consejos de ministros y en los de administración de las grandes empresas. Se asegura que esas noticias falsas son ya utilizadas en la lucha mundial por los mercados y la hegemonía con miles de piratas informáticos colocando rumores, filtraciones y falsedades en los canales para influir, incluso en los procesos electorales. Los jueces de Estados Unidos analizan ya si la victoria de Donald Trump estuvo influida por miles de noticias falsas e interesadas llegadas desde Rusia y el gobierno español ha denunciado esa invasión de fake news en el proceso independentista catalán, procedentes de Rusia y de Venezuela.
La irrupción de las "Fake News" va a marcar también el destino de los grandes medios de comunicación, que tendrán que convertirse en referentes fiables y en factorías de informaciones veraces y contrastadas. Es el único camino que les queda a los grandes medios para recuperar su antiguo prestigio y popularidad. Frente a la invasión de lo falso, el New York Times, Le Monde, The Wall Street Journal, el ABC, el País y las grandes cadenas de radio y TV, si quieren sobrevivir y triunfar, tendrán que convertirse en garantes de la veracidad en un mundo donde demasiada gente juega a engañar y ha hacer trampas.
El origen de las Fake News es viejo, pero es ahora cuando se han hecho fuertes y lo invaden todo. Nadie conoce cómo y dónde nacieron, pero la mayoría de los expertos cree que al menos su actual explosión se la debemos, como muchas otras explosiones, entre ellas la corrupción, a los partidos políticos, que han contratado especialistas y agencias expertas para que produzcan munición para abatir y destruir a los partidos adversarios.
Esa "picadoras de carne", dedicadas al engaño y la destrucción, fabrican sin descanso portadas falsas, imágenes trucadas, documentos falsificados, montajes, noticias atractivas falsas, ideas destructivas y rumores con capacidad de hacerse virales e inundar la opinión pública y utilizan cualquier recurso para destruir, engañar, atraer, convencer y esclavizar. Y lo hacen sin un gramo de ética, militando abiertamente en las filas del mal.
Francisco Rubiales