La mayoría de los españoles cree que los inmigrantes han disparado la delincuencia en España porque lo ven con sus propios ojos y padecen ya acoso, marginación, miedo y otros problemas en los barrios donde se concentran los inmigrantes ilegales, sobre todo los marroquíes y argelinos, que suelen ser los más violentos.
Pero el gobierno, empeñado en la mentira y la estafa a los ciudadanos, niega la evidencia porque se sabe cómplice y culpable de esa invasión de delincuentes, producto de un caos migratorio donde los extranjeros entran sin ser investigados y filtrados y sin castigo a pesar de que violan las fronteras, que el gobierno está obligado a defender por la Constitución.
A través de amigos policías hemos investigado en comisarías de Madrid, Valladolid, Barcelona y Sevilla y en todas ellas los delitos de inmigrantes superan a los de los españoles en una alta proporción. Teniendo en cuenta que la población inmigrante es pequeña comparada con la española, el dato refleja un índice de delincuencia pavoroso, concentrado en los extranjeros.
El gobierno ha conseguido que la mayoría de los medios de comunicación oculten la nacionalidad y la identidad de ladrones, violadores, pandilleros violentos y asesinos, dicen que para no provocar xenofobia, pero en realidad la ocultan porque no quieren que los españoles, con toda la razón, culpen a socialistas y podemitas de llenar el país de delincuentes peligroso, vagos y maleantes que no quieren trabajar ni integrarse, toda una desgracia que pudre y envilece la nación.
La inmigración alocada y descontrolada es una de las peores agresiones del gobierno socialista contra España. Es tan peligrosa, corrupta y rastrera la invasión de delincuentes que parece estimulada adrede para intimidar a la ciudadanía y destrozar el país.
Los magrebíes son los mas agresivos y los menos interesados en el trabajo y la integración, seguidos de los europeos orientales, organizados en bandas sumamente violentas, y los latinoamericanos, por ese orden.
Es incomprensible que las fuerzas de izquierda estén encubriendo los delitos de la inmigración, hasta el punto de que hasta se protege la identidad de asesinos y violadores, sin que ni siquiera protesten las feministas cuando una mujer es salvajemente vejada.
La protección de socialista y comunistas a los delincuentes extranjeros no sólo demuestra que las izquierdas marxistas anteponen la permanencia en el poder y el reparto del botín del Estado a todo lo demás, incluso a la ley y a la salud del pueblo, sino que también constituye un delito punible por los tribunales de Justicia que resta legitimidad al poder.
Francisco Rubiales
Pero el gobierno, empeñado en la mentira y la estafa a los ciudadanos, niega la evidencia porque se sabe cómplice y culpable de esa invasión de delincuentes, producto de un caos migratorio donde los extranjeros entran sin ser investigados y filtrados y sin castigo a pesar de que violan las fronteras, que el gobierno está obligado a defender por la Constitución.
A través de amigos policías hemos investigado en comisarías de Madrid, Valladolid, Barcelona y Sevilla y en todas ellas los delitos de inmigrantes superan a los de los españoles en una alta proporción. Teniendo en cuenta que la población inmigrante es pequeña comparada con la española, el dato refleja un índice de delincuencia pavoroso, concentrado en los extranjeros.
El gobierno ha conseguido que la mayoría de los medios de comunicación oculten la nacionalidad y la identidad de ladrones, violadores, pandilleros violentos y asesinos, dicen que para no provocar xenofobia, pero en realidad la ocultan porque no quieren que los españoles, con toda la razón, culpen a socialistas y podemitas de llenar el país de delincuentes peligroso, vagos y maleantes que no quieren trabajar ni integrarse, toda una desgracia que pudre y envilece la nación.
La inmigración alocada y descontrolada es una de las peores agresiones del gobierno socialista contra España. Es tan peligrosa, corrupta y rastrera la invasión de delincuentes que parece estimulada adrede para intimidar a la ciudadanía y destrozar el país.
Los magrebíes son los mas agresivos y los menos interesados en el trabajo y la integración, seguidos de los europeos orientales, organizados en bandas sumamente violentas, y los latinoamericanos, por ese orden.
Es incomprensible que las fuerzas de izquierda estén encubriendo los delitos de la inmigración, hasta el punto de que hasta se protege la identidad de asesinos y violadores, sin que ni siquiera protesten las feministas cuando una mujer es salvajemente vejada.
La protección de socialista y comunistas a los delincuentes extranjeros no sólo demuestra que las izquierdas marxistas anteponen la permanencia en el poder y el reparto del botín del Estado a todo lo demás, incluso a la ley y a la salud del pueblo, sino que también constituye un delito punible por los tribunales de Justicia que resta legitimidad al poder.
Francisco Rubiales