A Sanchez le colocaron la bandera de España al revés en la cena oficial con el monarca de Marruecos. Dicen que no se dio cuenta. No sabemos si aquello fue gilipollez, sumisión, ignorancia o cobardía.
Hay personas en la cárcel porque se han defendido de ladrones que penetraron armados en sus hogares, mientras que los golpistas catalanes que pretendían nada menos que romper España han sido indultados por el gobierno de los loqueros sádicos.
Hay gente que inunda las redes sociales con locuras incomprensibles e insoportables. Unas hablan de que los gallos violan a las gallinas y otros dicen que los hombres deben ser exterminados porque no son ya necesarios para procrear. La última imbecilidad es la de una mujer que recrimina a su madre por haberle amamantado con leche materna durante los primeros seis meses de vida, a pesar de que elle era "vegana". Otra podemita quiere prohibir los helados de chupar porque dice que son machistas. Otra feminista radical que milita en el PSOE afirma que el sujetador es una prensa impuesta por el patriarcado. En los estadios de atletismo y de deportes los transexuales que antes eran hombres y ahora dicen que son mujeres arrasan a las mujeres de verdad y baten todos los récords deportivos.
Dos altos responsables del gobierno han tenido que dimitir, cosa insólita en España, porque han fabricado trenes que no caben por los túneles y han provocado que el mundo entero se ría de la imbecilidad española. Casi 300 millones de euros costará la gilipollez. Mientras, por el horizonte despunta otra imbecilidad ridícula típica de la izquierda española, la de trenes que pesan demasiado para atravesar puentes en servicio.
El colmo de la locura española es que si la hija menor del rey Felipe dice ahora que se siente hombre, automáticamente se convertiría en heredera de la Corona, desplazando a su hermana mayor. Lógicamente, la hermana, para no ser desposeída, tendría que declara que también se siente hombre.
Pero es curioso que ninguno de los locos sádicos reconozca que ellos han hecho la ley más machista de la democracia española, la de paridad, que sitúa a la mujer como un ser inferior a la que hay que ayudar para que llegue arriba, porque ella sola no puede.
El país está lleno de majaras, papafritas, lelos y atontaos, pero por muchos locos y gilipollas que estén sueltos por el territorio, nunca podrán superar a los imbéciles que gobiernan.
Las leyes aprobadas por el gobierno consagran la imbecilidad como la ley suprema de los españoles Un niño de doce años puede cambiar de sexo sólo con el permiso de un juez y cualquier español cambia automáticamente de hombre a mujer o viceversa con sólo decirlo en el registro.
Pero todas esas locuras no son nada si se las compara con el mismo gobierno, que conduce la nave España acompañado de comunistas totalitarios y en complicidad con golpistas y amigos del terrorismo, todos ellos unidos por el sentimiento común del odio a España.
Todavía más imbéciles y gilipollas que el gobierno son los ciudadanos, que permiten ser gobernados por esa patulea de ineptos que día tras día destrozan su nación sin que ellos hagan nada, sin defenderse de los ultrajes y abusos, permitiendo que despilfarren, les saqueen con impuestos abusivos y los pateen con leyes inicuas y perversas que ningún país civilizado y decente soportaría.
Destrozan España y parecen imbéciles, pero no paran de gastar dinero, arrebatado a los ciudadanos y a las empresas con impuestos brutales y endeudándose como locos en los mercados. Una gran empresa, Ferrovial, ha decidido irse del infierno fiscal español y el jefe de los loqueros, un tal Sánchez, los ha puesto a parir y les acusa de ser antipatriotas. ¿Acusar él de antipatriotismo a una empresa, cuando él gobierna con golpistas y amigos del terrorismo, que reconocen el publico querer destruir el Estado español? Cosas de locos sin solución y con mucha mala leche.
Y lo peor de todo, lo que ya alcanza la cúspide de la imbecilidad suprema, es que los ineptos loqueros locos que gobiernan a golpe de gilipolleces e injusticias, pueden volver a ganar porque oleadas de españoles lobotomizados, desinformados, perplejos, aborregados e idiotizados parecen dispuestos a votarlos para que sigan aplastando la nación a martillazos y mediante bombardeo de imbecilidades.
Francisco Rubiales
Hay gente que inunda las redes sociales con locuras incomprensibles e insoportables. Unas hablan de que los gallos violan a las gallinas y otros dicen que los hombres deben ser exterminados porque no son ya necesarios para procrear. La última imbecilidad es la de una mujer que recrimina a su madre por haberle amamantado con leche materna durante los primeros seis meses de vida, a pesar de que elle era "vegana". Otra podemita quiere prohibir los helados de chupar porque dice que son machistas. Otra feminista radical que milita en el PSOE afirma que el sujetador es una prensa impuesta por el patriarcado. En los estadios de atletismo y de deportes los transexuales que antes eran hombres y ahora dicen que son mujeres arrasan a las mujeres de verdad y baten todos los récords deportivos.
Dos altos responsables del gobierno han tenido que dimitir, cosa insólita en España, porque han fabricado trenes que no caben por los túneles y han provocado que el mundo entero se ría de la imbecilidad española. Casi 300 millones de euros costará la gilipollez. Mientras, por el horizonte despunta otra imbecilidad ridícula típica de la izquierda española, la de trenes que pesan demasiado para atravesar puentes en servicio.
El colmo de la locura española es que si la hija menor del rey Felipe dice ahora que se siente hombre, automáticamente se convertiría en heredera de la Corona, desplazando a su hermana mayor. Lógicamente, la hermana, para no ser desposeída, tendría que declara que también se siente hombre.
Pero es curioso que ninguno de los locos sádicos reconozca que ellos han hecho la ley más machista de la democracia española, la de paridad, que sitúa a la mujer como un ser inferior a la que hay que ayudar para que llegue arriba, porque ella sola no puede.
El país está lleno de majaras, papafritas, lelos y atontaos, pero por muchos locos y gilipollas que estén sueltos por el territorio, nunca podrán superar a los imbéciles que gobiernan.
Las leyes aprobadas por el gobierno consagran la imbecilidad como la ley suprema de los españoles Un niño de doce años puede cambiar de sexo sólo con el permiso de un juez y cualquier español cambia automáticamente de hombre a mujer o viceversa con sólo decirlo en el registro.
Pero todas esas locuras no son nada si se las compara con el mismo gobierno, que conduce la nave España acompañado de comunistas totalitarios y en complicidad con golpistas y amigos del terrorismo, todos ellos unidos por el sentimiento común del odio a España.
Todavía más imbéciles y gilipollas que el gobierno son los ciudadanos, que permiten ser gobernados por esa patulea de ineptos que día tras día destrozan su nación sin que ellos hagan nada, sin defenderse de los ultrajes y abusos, permitiendo que despilfarren, les saqueen con impuestos abusivos y los pateen con leyes inicuas y perversas que ningún país civilizado y decente soportaría.
Destrozan España y parecen imbéciles, pero no paran de gastar dinero, arrebatado a los ciudadanos y a las empresas con impuestos brutales y endeudándose como locos en los mercados. Una gran empresa, Ferrovial, ha decidido irse del infierno fiscal español y el jefe de los loqueros, un tal Sánchez, los ha puesto a parir y les acusa de ser antipatriotas. ¿Acusar él de antipatriotismo a una empresa, cuando él gobierna con golpistas y amigos del terrorismo, que reconocen el publico querer destruir el Estado español? Cosas de locos sin solución y con mucha mala leche.
Y lo peor de todo, lo que ya alcanza la cúspide de la imbecilidad suprema, es que los ineptos loqueros locos que gobiernan a golpe de gilipolleces e injusticias, pueden volver a ganar porque oleadas de españoles lobotomizados, desinformados, perplejos, aborregados e idiotizados parecen dispuestos a votarlos para que sigan aplastando la nación a martillazos y mediante bombardeo de imbecilidades.
Francisco Rubiales