Información y Opinión

La hora de las armas y del triunfo de la barbarie



El siglo XXI será el siglo de las armas, El que tiene las armas tiene el poder y el que tiene el poder tiene las armas.

De nada sirven ya el derecho, las constituciones, las instituciones y el ordenamiento jurídico. Estamos ya en la barbarie, donde lo único importante es el poder.

En Venezuela se acaba de demostrar: Maduro, tras haber perdido las elecciones con el 70 por ciento de votos en contra, se mantiene en el poder porque controla las armas.
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Para gente como Maduro y otros dictadores de su calaña lo único que vale es el poder y el poder lo tiene quien tiene las armas. Para esa mugre podrida de políticos tiranos, el derecho, los votos y las leyes no valen nada. Solo respetan las armas. Por eso envilecen y esclavizan a los ejércitos y a las fuerzas policiales. Los socialistas lo saben y lo primero que hacen cuando toman el poder es controlar la milicia.

Fidel Castro se lo dijo a su amigo venezolano, el gorila Hugo Chávez: "Controla el Ejército y tendrás el poder para siempre".

Los autócratas y los gobernantes envilecidos y tiranos ya ni siquiera necesitan ganar las elecciones. Hacen trampas en los escrutinios con la misma impunidad que roban. Como tienen maniatados y bajo control a sus ejércitos, sólo necesitan que la comunidad internacional no haga nada para mantenerse en el poder. Ha ocurrido en Venezuela y esa es la tendencia mundial en este siglo.

Cuando las leyes les estorban, las cambian, como está haciendo el español Pedro Sánchez, modelo mundial de autócrata descarado y sin remisión que también ha conseguido castrar a sus fuerzas armadas y policiales.

El mundo está dominado por los que tienen las armas: Estados Unidos,China, Rusia y un poco por el club de los países con bombas atómicas, como Gran Bretaña, Francia, Israel, Pakistán, la India y probablemente Irán.

No hay más ley que la de la fuerza y el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo sabe. Por eso exige que sus aliados inviertan al menos el 5 por ciento del PIB en armamento y por esa misma razón quiere controlar Groenlandia, Canadá, el Canal de Panamá y quien sabe si también otros territorios con alto valor estratégico.

¿Quién le va a decirle NO a un pendenciero que puede aplastarte con sus armas? ¿Quién defenderá a los débiles en un mundo de matones?

El nuevo mundo se construye sobre las ruinas y el fracaso de la democracia, que imponía un orden, del mundo del derecho y del respeto mutuo. Las fronteras, la independencia de los estados, las leyes, las constituciones y los organismos y foros internacionales pronto no valdrán nada y todo estará dominado por la ley del más fuerte.

No hay duda de que el mundo ha retrocedido a partir de la Revolución Francesa y que el siglo XX, con la crueldad de los estados y las ideologías, asesinando a decenas de millones de seres y destruyendo el mundo con guerras y exterminios, creó las bases para que el siglo XXI sea un siglo de estados y gobiernos piratas y sicarios.

Quizás la clave de todos estos males y desgracias del planeta sean la pérdida de los valores y derechos fundamentales, el olvido de Dios y el auge de una clase política sin alma e infectada de maldad y brutalidad.

El hecho de que tipos como el español Pedro Sánchez amenacen a sus pueblos con permanecer eternamente en el poder es claro exponente de la barbarie que se abre paso, como también lo es el de las miles de niñas violadas en Gran Bretaña sin que las autoridades hagan nada o la desprotección que padecen los ciudadanos ante la inundación de delincuentes en las ciudades.

Pronto estará claro que si quieres sobrevivir en este mundo tendrás que comprarte dos pistolas. Pero si tardas mucho es probable que cuando vayas a la armería las pistolas y los rifles ya no estén a la venta porque el Estado los habrá prohibido y comprado todos.

El salvaje Oeste nos ha invadido, amenaza el mundo como nunca antes y quizás ese sea el preludio del Apocalipsis.

Francisco Rubiales

(Artículo de Colaboración con la Fundación Tercer Milenio)

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Sábado, 11 de Enero 2025
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