La rebeldía de los andaluces frente a su triste realidad debe manifestarse en las urnas votando por el cambio. Cualquier voto es digno y decente, salvo el que se otorga a los que han demostrado que solo saben gestionar la miseria, la corrupción y el atraso. Votar socialista en la Andalucía del presente es como dar un puñetazo a la esperanza y revolcarse en el fracaso. Los andaluces tienen derecho a resurgir, pero tienen que lograrlo con su voto, apostando por el cambio y destrozando el bucle terrible que, año tras año, les garantiza pobreza, desempleo, injusticia y un falso concepto de la izquierda, vinculado siempre al atraso y a ser la más africana corrupta y atrasada de las regiones de Europa.
¿Dónde está la inquietud y la rebeldía de los andaluces ante su triste situación política? ¿Dónde está el coraje de los andaluces frente a la vulgaridad y mediocridad que les convierte en el pueblo más miserable de España? ¿Por qué no proliferan los rebeldes que utilizan las urnas para cambiar su destino? ¿Estamos todos los andaluces castrados de cuerpo y de mente?
El derecho a soñar en Andalucía por la dignidad y la esperanza requieren votar cualquier opción que no sea seguir apoyando al viejo y derrengado socialismo corrupto y mediocre, que sólo sabe construir privilegios para los poderosos y sometimiento mediocre para los "súbditos". El día que el sencillo pueblo que les sostiene descubra que sólo son nuevos millonarios expertos en engañar y sin capacidad de gobernar para el bien común, les abandonarán, como merecen.
Que cada cual vote lo que su conciencia le dicte, pero que ningún demócrata o persona de bien con dignidad, rebeldía y coraje vote el pasado. La única certeza que cabe ante las urnas abiertas es que el socialismo reinante es tan mediocre, vulgar e injusto que cualquier cambio será positivo y esperanzador.
Madrid crece, Barcelona también, Valencia sube, Bilbao se carga de potencia, Zaragoza gana pujanza y hasta regiones atrasadas como Galicia y Extremadura avanzan y escapan del pelotón de los torpes y miserables, pero Andalucía permanece en la cola, con indicadores económicos peores que hace tres décadas, sin que los más de 100.000 millones de euros recibidos de Europa hayan servido para impulsar el desarrollo.
Premiar en las urnas tanto fracaso e ineptitud es una apuesta de imbéciles sin esperanza.
Francisco Rubiales
¿Dónde está la inquietud y la rebeldía de los andaluces ante su triste situación política? ¿Dónde está el coraje de los andaluces frente a la vulgaridad y mediocridad que les convierte en el pueblo más miserable de España? ¿Por qué no proliferan los rebeldes que utilizan las urnas para cambiar su destino? ¿Estamos todos los andaluces castrados de cuerpo y de mente?
El derecho a soñar en Andalucía por la dignidad y la esperanza requieren votar cualquier opción que no sea seguir apoyando al viejo y derrengado socialismo corrupto y mediocre, que sólo sabe construir privilegios para los poderosos y sometimiento mediocre para los "súbditos". El día que el sencillo pueblo que les sostiene descubra que sólo son nuevos millonarios expertos en engañar y sin capacidad de gobernar para el bien común, les abandonarán, como merecen.
Que cada cual vote lo que su conciencia le dicte, pero que ningún demócrata o persona de bien con dignidad, rebeldía y coraje vote el pasado. La única certeza que cabe ante las urnas abiertas es que el socialismo reinante es tan mediocre, vulgar e injusto que cualquier cambio será positivo y esperanzador.
Madrid crece, Barcelona también, Valencia sube, Bilbao se carga de potencia, Zaragoza gana pujanza y hasta regiones atrasadas como Galicia y Extremadura avanzan y escapan del pelotón de los torpes y miserables, pero Andalucía permanece en la cola, con indicadores económicos peores que hace tres décadas, sin que los más de 100.000 millones de euros recibidos de Europa hayan servido para impulsar el desarrollo.
Premiar en las urnas tanto fracaso e ineptitud es una apuesta de imbéciles sin esperanza.
Francisco Rubiales