Los "Jinetes del Apocalipsis" ya son cinco, tras haberse agregado a los cuatro de siempre (Guerra, hambre, enfermedad y muerte) el quinto jinete de la desinformación.
El problema de la guerra de Ucrania es que ha estallado en un mal momento, cuando el mundo anda escaso de valores, está dominado por poderes ocultos que carecen de ética y piedad y muchos de los gobiernos están en manos de delincuentes. Gobernados por esa chusma indecente, el exterminio total que representaría una guerra nuclear es posible.
Según una encuesta publicada por la agencia Reuters un 74 % de estadounidenses apoyaría que su gobierno junto con la OTAN aplique una zona de exclusión aérea sobre Ucrania. Este tipo de medida sería según la Casa Blanca motivo suficiente para un enfrentamiento armado con Rusia, propiciando una guerra entre dos potencias nucleares.
En el otro bando está Putin, un autócrata enloquecido y con aires de nuevo zar que sigue la senda de Stalin, inestable, rencoroso, entrenado para odiar y más que capaz de apretar el botón rojo del apocalipsis en cualquier momento, si se siente acorralado.
En este momento de nuestra historia, no hay valores suficientes, ni influencias positivas poderosas en el mundo que tengan fuerza para impedir la locura del holocausto nuclear.
El gran objetivo de los poderes ocultos que promueven el Nuevo Orden Mundial es resetear el mundo y hacerlo más acorde con sus intereses, lo que significa, entre otras cosas, menos democracia, un poder único sobre la tierra y una población mundial mucho mas reducida que la actual. Para estos poderes sombríos, sobramos más de 5.000 millones de habitantes de la Tierra y sobran también gobiernos como el ruso, que no se someten a los designios del sanedrín oculto de los multimillonarios que mueven los hilos del mundo.
Para esta gente depravada y sin alma, que cree que puede sobrevivir al holocausto nuclear refugiados en sus cómodos bunkers de hormigón y acero, la opción de una guerra atómica que acabe con Rusia y media Humanidad no es descartable porque ese conflicto terrible allanaría el camino para lograr lo que ellos ansían: un mundo nuevo, sin libertades, disciplinado y completamente dominado por las élites.
Por el momento, parece que no ha llegado todavía la hora de que el botón rojo del apocalipsis sea pulsado, pero se camina hacia ese momento con rapidez aplicando sanciones cada vez más dura, convirtiendo la economía rusa en un páramo desierto, realizando un frívola y temeraria escalada informativa que estimula el odio y ayuda a los ucranianos a que mueran resistiendo, todo lo que está configurando un cóctel altamente peligroso que conduce al odio extremo, la desesperación y la locura.
¿Qué podemos hacer para evitar el desastre? Por desgracia, el pueblo ha sido tan castrado, sometido y desposeído de poder por la chusma que gobierna el mundo que lo único eficaz que nos queda es orar.
Francisco Rubiales
Según una encuesta publicada por la agencia Reuters un 74 % de estadounidenses apoyaría que su gobierno junto con la OTAN aplique una zona de exclusión aérea sobre Ucrania. Este tipo de medida sería según la Casa Blanca motivo suficiente para un enfrentamiento armado con Rusia, propiciando una guerra entre dos potencias nucleares.
En el otro bando está Putin, un autócrata enloquecido y con aires de nuevo zar que sigue la senda de Stalin, inestable, rencoroso, entrenado para odiar y más que capaz de apretar el botón rojo del apocalipsis en cualquier momento, si se siente acorralado.
En este momento de nuestra historia, no hay valores suficientes, ni influencias positivas poderosas en el mundo que tengan fuerza para impedir la locura del holocausto nuclear.
El gran objetivo de los poderes ocultos que promueven el Nuevo Orden Mundial es resetear el mundo y hacerlo más acorde con sus intereses, lo que significa, entre otras cosas, menos democracia, un poder único sobre la tierra y una población mundial mucho mas reducida que la actual. Para estos poderes sombríos, sobramos más de 5.000 millones de habitantes de la Tierra y sobran también gobiernos como el ruso, que no se someten a los designios del sanedrín oculto de los multimillonarios que mueven los hilos del mundo.
Para esta gente depravada y sin alma, que cree que puede sobrevivir al holocausto nuclear refugiados en sus cómodos bunkers de hormigón y acero, la opción de una guerra atómica que acabe con Rusia y media Humanidad no es descartable porque ese conflicto terrible allanaría el camino para lograr lo que ellos ansían: un mundo nuevo, sin libertades, disciplinado y completamente dominado por las élites.
Por el momento, parece que no ha llegado todavía la hora de que el botón rojo del apocalipsis sea pulsado, pero se camina hacia ese momento con rapidez aplicando sanciones cada vez más dura, convirtiendo la economía rusa en un páramo desierto, realizando un frívola y temeraria escalada informativa que estimula el odio y ayuda a los ucranianos a que mueran resistiendo, todo lo que está configurando un cóctel altamente peligroso que conduce al odio extremo, la desesperación y la locura.
¿Qué podemos hacer para evitar el desastre? Por desgracia, el pueblo ha sido tan castrado, sometido y desposeído de poder por la chusma que gobierna el mundo que lo único eficaz que nos queda es orar.
Francisco Rubiales