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La gigantesca e impagable deuda pública mundial debe condonarse y el sistema financiero tiene que resetearse



La deuda mundial aumenta y en 2020 era ya un 322% del PIB del planeta, una cantidad aterradora y quizás impagable.

La deuda pública era ya una pesada losa de plomo que lastraba la economía mundial, pero después del desastre de la pandemia, esa deuda, disparada porque los países necesitan financiar el hundimiento de su economía, ya es tan gigantesca que no puede pagarse.

Ante esa realidad, el sistema financiero mundial tendrá que resetearse y empezar de nuevo, después de una condonación generalizada de las deudas, o de una gran parte de ellas.

El tema, que era tabú hasta ahora, comienza ya a ser tratado públicamente e incluso tiene reflejo en los grandes foros mundiales y en los medios especializados.
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Quien no lo crea que investigue en Internet, donde puede leer artículos como el que publica el Financial Times, titulado "Es hora de un gran reinicio del sistema financiero".

Países como Italia y España, entre otros muchos, nunca podrían pagar su deuda, lo que constituye una realidad dramática, hasta ahora ocultada por miedo, pero que algún día debe afrontarse. Los bancos centrales, para salvar a los países de la bancarrota, se han dedicado a fabricar dinero, a comprar bonos y acciones de empresas en proceso de ruina y a prestar dinero a Estados que ya están quebrados.

Aunque suene a gran escándalo, de lo que se trata es de empezar de nuevo con una economía más racional y acorde con los tiempos, todo un proceso aventurado del que nadie sabe que surgiría.

Países como China, que se han dedicado a comprar deuda extranjera con sus cuantiosos excedentes comerciales, con ánimo de controlar al mundo entero, se opondrán a la condonación, pero tal vez China no tenga otro remedio que ceder si se demuestra, como es bastante posible, su gran culpa en la expansión mundial de la pandemia, lo que implica ser responsable de la ruina del mundo y de cientos de millones de muertos.

En Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y otros países ya se trabaja plenamente en culpar a China del origen y primera expansión del coronavirus. El presidente Biden ha ordenado a sus servicios de inteligencia que busquen pruebas. Detrás de esas investigaciones, no sólo está el deseo de conocer el origen y la causa del desastre vírico, sino también la intención de doblegar a China e impedir su fulgurante avance hacia el liderazgo económico mundial.

Algunos creen que la condonación de la deuda mundial, total o parcialmente, será el principal argumento para el cambio de sistema y para imponer el gran reseteo que las elites mundiales pretenden. Empezar de cero sería una tentación irresistible para países tan arruinados como España, Italia y muchos otros.

Francisco Rubiales


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Domingo, 6 de Junio 2021
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