En estas circunstancias de dura lucha entre partidos, cuando están en juego los destinos de España y se está rediseñando el mapa de la política española, conviene recordar que el Partido Popular tendría hoy mayor peso en el proceso estatal de toma de decisiones y podría haber evitado muchos de los actuales problemas y cambios que afectan al país si el gobierno de José María Aznar hubiera cumplido con su deber de nombrar dos miembros en el Tribunal Constitucional en los últimos meses de su mandato, lo que habría proporcionado a ese decisivo órgano de la democracia española una mayoría conservadora, algo que el Partido Popular no hizo por frívola dejadez.
Confiado ciegamente en que ganaría las elecciones, Aznar no nombró a los dos magistrados del Tribunal Constitucional que tenía derecho a designar. Cuando perdió las elecciones, siendo ya un gobierno derrotado y en funciones, quiso ejercer ese derecho, pero ya era tarde.
Muchos de los cambios drásticos que se están produciendo ahora en España son materia que compete al Tribunal Constitucional, a donde llegarán también, en los próximos meses, otros asuntos de gran importancia para España, relacionados con la unidad territorial, el estatus de Batasuna, la negociación con ETA, los distintos estatutos autonómicos y otras reformas que afectan a la estructura del Estado.
En esos asuntos decisivos, los puntos de vista de la actual oposición popular habrían estado mejor defendidos si el PP de Aznar no hubiera cometido aquel fallo frívolo y torpe. Muchos de esos dramas y atropellos que el PP denuncia hoy en su lucha contra el gobierno Zapatero quizás podrían haberlos evitado si ellos, en su momento, hubieran sido más diligentes, responsables y consecuentes.
Que conste que Voto en Blanco considera una violación de lasreglas democráticas el nombramiento de jueces y magistrados por parte de los partidos políticos.
Confiado ciegamente en que ganaría las elecciones, Aznar no nombró a los dos magistrados del Tribunal Constitucional que tenía derecho a designar. Cuando perdió las elecciones, siendo ya un gobierno derrotado y en funciones, quiso ejercer ese derecho, pero ya era tarde.
Muchos de los cambios drásticos que se están produciendo ahora en España son materia que compete al Tribunal Constitucional, a donde llegarán también, en los próximos meses, otros asuntos de gran importancia para España, relacionados con la unidad territorial, el estatus de Batasuna, la negociación con ETA, los distintos estatutos autonómicos y otras reformas que afectan a la estructura del Estado.
En esos asuntos decisivos, los puntos de vista de la actual oposición popular habrían estado mejor defendidos si el PP de Aznar no hubiera cometido aquel fallo frívolo y torpe. Muchos de esos dramas y atropellos que el PP denuncia hoy en su lucha contra el gobierno Zapatero quizás podrían haberlos evitado si ellos, en su momento, hubieran sido más diligentes, responsables y consecuentes.
Que conste que Voto en Blanco considera una violación de lasreglas democráticas el nombramiento de jueces y magistrados por parte de los partidos políticos.