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La figura de Franco se agiganta



Por culpa de los actuales políticos españoles, ineptos e incapaces, la figura del general Franco, desprestigiada con la llegada de la democracia, no para de crecer y amenaza con agigantarse y convertirse en un mito y en una alegato permanente contra la actual clase política.
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Retirada de la Cruz franquista de Callosa de Segura
No me lo puedo creer, pero el PSOE acaba de proponer que cualquier mención positiva al régimen de Franco (la seguridad social, la sanidad pública, los pantanos o la creación de la clase media) sea contemplada como delito y castigada con prisión. Una medida como esa, torpe y vengativa, puede convertir a Franco en un héroe adorado por los españoles y demuestra que España es un país dominado por imbeciles, que están logrando resucitar al caudillo y convertirlo en un modelo y un símbolo de eficacia, bienestar, heroísmo y amor a la patria.

El perseguido Franco está siendo elevado sobre el pedestal de los héroes por el odio de las izquierdas y la torpeza de los dos grandes partidos españoles, el PSOE y el PP, que con actos tan inconvenientes como la reciente retirada de la cruz franquista de Callosa de Segura, de madrugada y con incidentes, están convirtiendo a un muerto olvidado en un faro reluciente que podría iluminar más de lo conveniente el horizonte de España.

Errores como la Ley de Memoria Histórica, aprobada por el inepto Zapatero y nunca derogada por el PP de Rajoy, los cambios de nombre de calles y la persecución de símbolos e imágenes del Franquismo, con el imponente Valle de los Caídos al frente, resucitan la nostalgia y la admiración hacia un personaje que para muchos españoles ya es una referencia en política y y un mandatario añorado.

¿Tan difícil es asumir la verdad histórica de que Franco fue un dictador duro en sus primeros años y un dictador blando en la etapa final de su régimen, que hizo cosas buenas y otras condenables?

Basta echar un vistazo a las redes sociales, que son un termómetro del sentir de la sociedad, para comprobar como cada día crecen los textos e imágenes que exaltan la figura de Franco y sus logros.

La izquierda, con su obsesión por Franco, un personaje desaparecido hace casi medio siglo, hace el ridículo y ha hecho posible que muchos españoles la acusen de continuar combatiendo la guerra civil de 1936 y de pretender ganar ahora, en la política y de manera miserable, lo que perdieron en los campos de batalla.

La resurrección del Franquismo es ya un fenómeno del presente español con el que el sistema tiene que convivir, con el riesgo de que el general se convierta en un símbolo idealizado y en un argumento poderoso contra los errores, déficits e injusticias del actual sistema, falsamente democrático.

Quizás la única manera de evitar que Franco se convierta en un gigante añorado sea derogar la ley de Memoria Histórica y las estupideces que a su sombra se están realizando, como es suprimir los símbolos franquistas sin hacer lo mismo con los símbolos de otra tiranía mucho más cruel y asesina: el comunismo, que estuvo a punto de apoderarse de España en los años treinta del pasado siglo.

España tiene que asumir lo que muchos otros pueblos han asumido, que la Historia de cada país es un patrimonio común contra el que no tiene sentido vengarse.


Francisco Rubiales


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Jueves, 1 de Febrero 2018
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