La familia, en esta España degradada y sometida a una pésima clase dirigente, empeñada en demoler la prosperidad, los valores y la convivencia, es el principal motivo de esperanza para los demócratas y la gente de bien, del mismo modo que el aleccionador espectaculo del mas de medio millon de españoles que, con sus hijos y nietos, llenaron la plaza de Colón de Madrid, el pasado dia 28, soportando el frío gélido, constituye todo un hermoso símbolo de que existe una parte sana de la sociedad española dispuesta a resistir.
Si la "resistencia" está plasmada en el medio millón de españoles congregados en Colón para defender la institución de la familia, la "demolición" y el mal estilo de gobierno están representados "magistralmente" por la figura de Fernando Moraleda, miembro del "sequito" de Zapatero, cuando dijo recientemente en las Cortes que "si quieres tener más hijos, te jodes".
España, como casi siempre, se encuentra dividida, pero hoy la división es más palpable, hiriente y desquiciada que en otras etapas de su historia, una división estúpida y crispada que se parece cada día más a la que llevó a España hasta la ruina durante la II República, en vísperas del capítulo bochornoso de nuestra guerra civil, un episodio siniestro que sólo es achacable al mal gobierno y al déficit de solvencia y ética que el liderazgo español padece hoy y ha padecido durante nueve de cada díez momentos de su larga historia.
Si la "resistencia" está plasmada en el medio millón de españoles congregados en Colón para defender la institución de la familia, la "demolición" y el mal estilo de gobierno están representados "magistralmente" por la figura de Fernando Moraleda, miembro del "sequito" de Zapatero, cuando dijo recientemente en las Cortes que "si quieres tener más hijos, te jodes".
España, como casi siempre, se encuentra dividida, pero hoy la división es más palpable, hiriente y desquiciada que en otras etapas de su historia, una división estúpida y crispada que se parece cada día más a la que llevó a España hasta la ruina durante la II República, en vísperas del capítulo bochornoso de nuestra guerra civil, un episodio siniestro que sólo es achacable al mal gobierno y al déficit de solvencia y ética que el liderazgo español padece hoy y ha padecido durante nueve de cada díez momentos de su larga historia.