En España hay demasiado Estado para que podamos ser libres. Los políticos lo invaden todo y apenas quedan resquicios para el ciudadano. Esa situación, en la práctica, siempre se traduce en opresión, ya sea abierta o encubierta, y en escasez de libertades y derechos.
Uno de los métodos más eficaces para medir la libertad de un pueblo es ver la organización, fuerza e independencia de la sociedad civil. Si practicas ese análisis en España se comprueba que apenas existe sociedad civil porque ha sido ocupada, sometida y descuartizada por los partidos políticos.
Libertad es que lo que tu ganes con el sudor de tu frente no te lo quite el Estado para repartirlo entre los suyos; libertad es que el Estado no esté presente en todo lo que hagas, desde montar un negocio y llevarse mas de la mitad hasta tener que cerrarlo porque no te paga o te esclaviza a impuestos; libertad es poder montar mi vida sin depender del Estado; libertad es pagar la mínima cuota de autónomo para poder jubilarme con dignidad; libertad es controlar al poder político para que no incumpla la ley, sea corrupto y gobierne mal; libertad es no tener que alimentar, por obligación, con impuestos y esfuerzos injustos y desproporcionados, al gigantesco ejército de enchufados y parásitos que los políticos han creado y colocado con sueldos públicos.
Cuanto el pueblo teme al gobierno, como ocurre en España, no hay libertad ni democracia. Sólo la hay si es el gobierno el que teme al pueblo. En España, el miedo ha sido elevado al máximo nivel y forma parte del gobierno, mientras que los políticos se sienten impunes y blindados en su abuso e iniquidad ante un pueblo sometido y asustado.
No puede haber libertad en un país en el que la Justicia es desigual y está hecha, como reconocen especialistas y algunos altos magistrados, para castigar más al robagallinas que al delincuente con poder y cuello blanco.
Es imposible la libertad cuando los políticos gobiernan de espaldas a la voluntad popular, como ocurre en España, donde el divorcio entre lo público y lo privado se agranda cada día y donde los políticos son rechazados y hasta odiados, sin que ese rechazo implique perjucio alguno para una clase política tan aislada, arrogante y blindada en sus privilegios que se ha transformado en "casta".
La libertad se produce cuando existe equilibrio y armonía entre los que mandan y los que obedecen, con el pueblo siempre ejerciendo su deber de vigilar y controlar a los grandes poderes.
La libertad germina cuando la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no cuando el sistema se ha viciado y envilecido, transformándose en el gobierno de una clase política privilegiada, que antepone sus intereses al bien común. En ese caldo de cultivo siempre germinan la corrupción, el abuso y la opresión.
La experiencia demuestra que cuanto más grande y poderoso sea el Estado, menos libre es el pueblo. Y España es el país con más Estado de todo el Occidente presuntamente democrático, con más políticos cobrando sueldos públicos, con más políticos y altos cargos aforados, con más coches oficiales y con privilegios más desproporcionados y abundantes.
Francisco Rubiales
Uno de los métodos más eficaces para medir la libertad de un pueblo es ver la organización, fuerza e independencia de la sociedad civil. Si practicas ese análisis en España se comprueba que apenas existe sociedad civil porque ha sido ocupada, sometida y descuartizada por los partidos políticos.
Libertad es que lo que tu ganes con el sudor de tu frente no te lo quite el Estado para repartirlo entre los suyos; libertad es que el Estado no esté presente en todo lo que hagas, desde montar un negocio y llevarse mas de la mitad hasta tener que cerrarlo porque no te paga o te esclaviza a impuestos; libertad es poder montar mi vida sin depender del Estado; libertad es pagar la mínima cuota de autónomo para poder jubilarme con dignidad; libertad es controlar al poder político para que no incumpla la ley, sea corrupto y gobierne mal; libertad es no tener que alimentar, por obligación, con impuestos y esfuerzos injustos y desproporcionados, al gigantesco ejército de enchufados y parásitos que los políticos han creado y colocado con sueldos públicos.
Cuanto el pueblo teme al gobierno, como ocurre en España, no hay libertad ni democracia. Sólo la hay si es el gobierno el que teme al pueblo. En España, el miedo ha sido elevado al máximo nivel y forma parte del gobierno, mientras que los políticos se sienten impunes y blindados en su abuso e iniquidad ante un pueblo sometido y asustado.
No puede haber libertad en un país en el que la Justicia es desigual y está hecha, como reconocen especialistas y algunos altos magistrados, para castigar más al robagallinas que al delincuente con poder y cuello blanco.
Es imposible la libertad cuando los políticos gobiernan de espaldas a la voluntad popular, como ocurre en España, donde el divorcio entre lo público y lo privado se agranda cada día y donde los políticos son rechazados y hasta odiados, sin que ese rechazo implique perjucio alguno para una clase política tan aislada, arrogante y blindada en sus privilegios que se ha transformado en "casta".
La libertad se produce cuando existe equilibrio y armonía entre los que mandan y los que obedecen, con el pueblo siempre ejerciendo su deber de vigilar y controlar a los grandes poderes.
La libertad germina cuando la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no cuando el sistema se ha viciado y envilecido, transformándose en el gobierno de una clase política privilegiada, que antepone sus intereses al bien común. En ese caldo de cultivo siempre germinan la corrupción, el abuso y la opresión.
La experiencia demuestra que cuanto más grande y poderoso sea el Estado, menos libre es el pueblo. Y España es el país con más Estado de todo el Occidente presuntamente democrático, con más políticos cobrando sueldos públicos, con más políticos y altos cargos aforados, con más coches oficiales y con privilegios más desproporcionados y abundantes.
Francisco Rubiales