Los últimos que han sido arrojados a la fachosfera española son los agricultores, hartos de ser maltratados por los políticos, incluyendo a los de que gobiernan desde Bruselas, que han convertido la producción agrícola en un infierno de maltrato, burocracia inútil, desigualdad e injusticia, donde los productos de países no europeos, deficientes en calidad y sanidad, tienen ventajas sobre los europeos y donde los empresarios agrícolas, autónomos y obreros del campo son victimas de la sucia corrupción política.
Sánchez, que sólo sabe gobernar dividiendo y enfrentando a unos con otros, como hacen siempre los malvados y los tiranos, ha dividido España en dos bloques que él procura que se odien. A uno, al mayoritario, que no le soporta y pugna por echarlo del poder, le llama "fachosfera" (la esfera de los fachas), mientras que al que le apoya a él, donde dominan el odio y la peor escoria de la nación, Sánchez le considera la España progresista y demócrata.
El campo, que es uno de los sectores más maltratados por los políticos de izquierda y, en especial por el sanchismo, siempre interesado en destrozar España, por fin se ha rebelado y está, con sus tractores, en las carreteras y ciudades de España.
La policía de Sánchez los multa, los golpea y los trata como escoria, cuando sólo son trabajadores que ya no puede resistir más, medio asfixiados por la burocracia, los impuestos, la injusticia del sanchismo y por una Comisión Europea hostil e influida por el marxismo hasta el tuétano.
España está demostrando la inmensa verdad que encierra aquel sabio vaticinio que dice que "los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas". Ya estamos en ese futuro, con un Pedro Sánchez que se parece a Mussolini como dos gotas de agua, llamando "fascistas" a los que quieren en España democracia y regeneración.
El sanchismo es el puro fascismo, como lo demuestran su asalto a la Justicia, su demolición diaria de la democracia, su arbitrariedad e injusticia en el reparto de los recursos públicos, sus nauseabundos cambios de leyes para beneficiar a sus amigos y aliados, sus mentiras, su odio a la verdad, su compra de periodistas y editores, sus estafas y opacidad, su obsesión por gobernar en contra de la voluntad popular, su corrupción brutal y el uso del poder y del dinero público para comprar votos, medios de comunicación y voluntades, copiando el comportamiento de los ganster del Chicago de los años treinta y del nazi Goebbels, maestro en manipulación y opresión.
Si se analiza la "fachosfera" con verdad, se descubre que es ahí donde reside la esperanza de España y que en el sanchismo se concentran la ponzoña y el riesgo creciente de convertir España en una cloaca tiranizada por la izquierda marxista, como Venezuela.
El campo está en rebeldía, ocupando las carreteras y las ciudades, demostrando que España resiste, como también se resisten los agricultores de Europa a la opresión de los políticos corruptos.
Los sanchistas están desesperados e histéricos porque la resistencia a sus abusos y suciedades no para de crecer. La "fachosfera" ya es inmensamente mayoritaria, un océano de resistencia, protesta y crítica a la opresión sanchista-comunita, a la corrupción y al abuso de poder que anidan en el gobierno de España y en sus aliados golpistas, comunistas y amigos del terrorismo.
Que nadie se engañe. En la fachosfera está la gente decente de España, los demócratas, los que ansían la regeneración, los jueces y fiscales decentes e independientes y millones de ciudadanos hartos de soportar a corruptos y sinvergüenzas apoderándose del Estado, destrozando los valores y corrompiéndolo todo.
Francisco Rubiales
Sánchez, que sólo sabe gobernar dividiendo y enfrentando a unos con otros, como hacen siempre los malvados y los tiranos, ha dividido España en dos bloques que él procura que se odien. A uno, al mayoritario, que no le soporta y pugna por echarlo del poder, le llama "fachosfera" (la esfera de los fachas), mientras que al que le apoya a él, donde dominan el odio y la peor escoria de la nación, Sánchez le considera la España progresista y demócrata.
El campo, que es uno de los sectores más maltratados por los políticos de izquierda y, en especial por el sanchismo, siempre interesado en destrozar España, por fin se ha rebelado y está, con sus tractores, en las carreteras y ciudades de España.
La policía de Sánchez los multa, los golpea y los trata como escoria, cuando sólo son trabajadores que ya no puede resistir más, medio asfixiados por la burocracia, los impuestos, la injusticia del sanchismo y por una Comisión Europea hostil e influida por el marxismo hasta el tuétano.
España está demostrando la inmensa verdad que encierra aquel sabio vaticinio que dice que "los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas". Ya estamos en ese futuro, con un Pedro Sánchez que se parece a Mussolini como dos gotas de agua, llamando "fascistas" a los que quieren en España democracia y regeneración.
El sanchismo es el puro fascismo, como lo demuestran su asalto a la Justicia, su demolición diaria de la democracia, su arbitrariedad e injusticia en el reparto de los recursos públicos, sus nauseabundos cambios de leyes para beneficiar a sus amigos y aliados, sus mentiras, su odio a la verdad, su compra de periodistas y editores, sus estafas y opacidad, su obsesión por gobernar en contra de la voluntad popular, su corrupción brutal y el uso del poder y del dinero público para comprar votos, medios de comunicación y voluntades, copiando el comportamiento de los ganster del Chicago de los años treinta y del nazi Goebbels, maestro en manipulación y opresión.
Si se analiza la "fachosfera" con verdad, se descubre que es ahí donde reside la esperanza de España y que en el sanchismo se concentran la ponzoña y el riesgo creciente de convertir España en una cloaca tiranizada por la izquierda marxista, como Venezuela.
El campo está en rebeldía, ocupando las carreteras y las ciudades, demostrando que España resiste, como también se resisten los agricultores de Europa a la opresión de los políticos corruptos.
Los sanchistas están desesperados e histéricos porque la resistencia a sus abusos y suciedades no para de crecer. La "fachosfera" ya es inmensamente mayoritaria, un océano de resistencia, protesta y crítica a la opresión sanchista-comunita, a la corrupción y al abuso de poder que anidan en el gobierno de España y en sus aliados golpistas, comunistas y amigos del terrorismo.
Que nadie se engañe. En la fachosfera está la gente decente de España, los demócratas, los que ansían la regeneración, los jueces y fiscales decentes e independientes y millones de ciudadanos hartos de soportar a corruptos y sinvergüenzas apoderándose del Estado, destrozando los valores y corrompiéndolo todo.
Francisco Rubiales