Información y Opinión

La estrategia secreta del independentismo



El nacionalismo catalán, bajo la batuta de Puigdemont y Quim Torra, ha emprendido una ruta sin retorno que conduce a los primeros episodios de violencia y al enfrentamiento abierto con España.

Convencidos de que las rutas pacíficas no conducen a nada y de que las decisiones contrarias a la Constitución serán frenadas por los tribunales, la estrategia secreta impuesta por el ala más dura, cuyo líder indiscutible es Puigdemont, compartida de forma entusiasta por el radical Quim Torra y apoyada por el establishment empresarial y burgués catalán, consiste en provocar a España hasta el extremo, obligando al gobierno a imponer un nuevo 155 más duro y estimular el descontento de las masas independentistas hasta provocar una revuelta popular de grandes proporciones en las calles, que conmueva a la opinión pública mundial. Es una versión adaptada a Cataluña de las revoluciones de la primavera árabe, de la revolución checa de Terciopelo y de otros movimientos populares que han logrado doblegar a los gobiernos.

Todos los pasos previstos a partir de ahora son provocaciones y desafíos, diseñados para exasperar los ánimos, calentar el ambiente y disparar el odio. Es así como hay que entender los textos fascistas de Quim Torra, la decisión de restituir en sus puestos a los consejeros y cargos destituidos y encarcelados, de investir a Puigdemont como único presidente legítimo y de construir la República Catalana, ladrillo sobre ladrillo.

El diseño, que ha contado con asesoría extranjera, está pensado para que el Estado español, haga lo que haga, precipite el estallido que permitirá una independencia "negociada" y forzada por la comunidad internacional
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El planteamiento es inteligente y sofisticado porque supone una trampa para el gobierno de Mariano Rajoy, que haga lo que haga sólo conseguirá precipitar el desenlace previsto.

Pero los mismos diseñadores reconocen que el plan tiene dos puntos débiles: el primero es la impresionante fuerza del boicot ciudadano español y sus efectos sobre la moral de los independentistas y la opinión pública catalana, y el segundo es la temida organización y reacción de la parte de la población catalana que rechaza la independencia y quiere seguir vinculada a España.

El boicot es el arma más temida por el independentismo porque actúa secretamente, sin aspavientos, pero causando daños enormes en la economía, provocando la huida de las empresas y lanzando a los ciudadanos, con gran fuerza, el mensaje de que la independencia trae consigo la ruína.

El segundo gran riesgo de la estrategia independentista es la organización y reacción de los catalanes que desean seguir siendo españoles. Si éstos, en lugar de amedrentarse se organizan y salen a las calles, plantando cara a los rebeldes, el mundo interpretará que el catalán es un conflicto entre dos bandos y no una rebelión popular mayoritaria y entenderá que España trate el drama catalán como un asunto interno.

Al gobierno de Rajoy le conviene conocer al dedillo esta estrategia diseñada por el ala dura del independentismo para poder frenarla con inteligencia y eficacia. Debe abandonar la indolencia y los miramientos actuales ante los desafíos catalanistas y asumir con plenitud que el independentismo ha declarado la guerra al Estado español y a los españoles, a los que odia y con los que no quiere compartir su existencia futura.

Francisco Rubiales


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Miércoles, 16 de Mayo 2018
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