Información y Opinión

La esperada ampliación del Canal de Panamá





El general Omar Torrijos Herrera, "hombre fuerte" (dictador) de Panamá, sorprendió al mundo al final de la década de los 70, al firmar con la primera potencia mundial, Estados Unidos, representada por el presidente Jimmy Carter, los famosos "Tratados Torrijos-Carter", mediante los cuales, Panamá recuperaba el control del estratégico Canal de Panamá.

Ayudé informativamente a Panamá a conseguir aquella gesta, que Torrijos gestionó con habilidad e inteligencia. Yo era entonces director de la agencia EFE en Centroamérica y, por aquel trabajo informativo, fui condecorado como "Comendador" de la orden panameña Nuñez de Balboa. Viví muy cerca de Torrijos y de su equipo de negociadores aquella gran aventura que consistió en convencer a la poderosa Casa Blanca de que el gesto de entregar a Panamá el control del estratégico canal interoceánico sería entendido por todo el mundo como un acto generoso y valioso de Estados Unidos en favor de la independencia y la responsabilidad de los pueblos, sobre todo de los latinoamericanos.

Hoy, casi treinta años después, el hijo del general Torrijos, el presidente Martín Torrijos, encabeza otro movimiento de gran nervio y osadía, como gusta protagonizar a los activos y hábiles panameños, cuyo objetivo es ampliar el actual canal, que ha quedado desfasado, permitiendo el paso de buques con mayor tonelaje. Piensa construir una nueva línea de esclusas, mucho mayores que las existentes, que seguirían funcionando en su longitud de 82 km. Las nuevas esclusas medirán 427 metros de largo, con una anchura de 55 metros y una profundidad de 15 metros, lo que permitirá el tránsito de barcos con hasta 12.000 contenedores, duplicando la actual capacidad del canal.

El coste del proyecto ha sido estimado en 5.250 millones de dólares (4.300 millones de euros), que se financiarán con las tarifas de los usuarios, que últimamente se han elevado considerablemente.

El joven presidente panameño quiere hacer su obra con urgencia para anticiparse al proyecto mexicano de construir un canal ferroviario a través de su istmo de Tenhuantepec, altamente eficiente para el trasvase de contenedores entre los dos oceéanos, que representaría una dura competencia parael actual canal de Panamá.

Sin embargo, Torrijos y Panamá deben ser cuidadosos en estos momentos cruciales y cuidar que el proceso sea democrático y pulcro, como solicitan incansables luchadores democratas panameños como el abogado Miguel Antonio Bernal, según el cual "... el referéndum no debe, bajo ningún motivo, celebrarse a la carrera o a tambor batiente, como todo parece indicar".

El proyecto es polémico porque existen dudas serias sobre el impacto medioambiental de la obra, pero la sociedad panameña está reaccionando con su tradicional fuerza y solvencia, presionando al gobierno para que el proceso sea transparente y ampliamente debatido en la nación, ya que la ampliación es portadora de grandes incognitas, entre ellas los enormes recursos hídricos que necesita, que también demandan los agricultores, o las que se refieren a la financiación de la obra, que algunos consideran imposible, aunque se incrementen las actuales tarifas de tránsito.

Pero lo importante es que la ampliación del canal está sirviendo a Panamá para reforzar su sociedad civil, su debate , su cohesión como nación y, ojalá que también su estructura democrática.

Panamá, cuya historia está unida al canal, va a adoptar las decisiones claves sobre el canal como hay que hacerlo en democracia, primero por decisión del Parlamento; y después, con un referéndum nacional que se celebrará dentro de este mismo año 2006.

Esperamos que ese proceso sea limpio y que el gran debate que protagonizará Panamá en los próximos meses, el cual será seguido con interés por los medios de comunicación internacionales, sea democráticamente ejemplar.



Franky  
Miércoles, 3 de Mayo 2006
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