Los partidos políticos que no se sinceren y confiesen sus maldades y traiciones ante el pueblo español no tendrán futuro. Los españoles han reflexionado durante el confinamiento por el coronavirus y han crecido mucho en exigencia a los políticos y en ganas de hacer pagar a los canallas sus abusos y daños causados. Ese sentimiento es el principio y la base para la regeneración de la vida política en España, que hoy es el país más podrido de Europa y uno de los mas corrompidos del planeta.
De la carta de PIO MOA a Carmen Calvo, extraigo el siguiente párrafo:
"Las deudas del PSOE son inmensas, económicas y morales. Durante la guerra el PSOE organizó el robo sistemático a particulares, al patrimonio histórico y cultural, y hasta a los montes de piedad donde depositaban sus alhajas las gentes humildes. Parte de esos tesoros dieron lugar a la sórdida y repugnante disputa entre sus dirigentes Prieto y Negrín en el exilio y sirvieron para que algunos vivieran a sus anchas y otros se corrompieran. Hablando de deudas, ¿no podría el PSOE tratar de devolverlas al país, o al menos reconocer públicamente el expolio? Y la otra gran deuda moral fue con los miles de personas que, siguiendo sus políticas, asesinaron, robaron e incendiaron a mansalva, ya desde bastante antes de la guerra. Esos seguidores de su partido fueron abandonados por sus jefes expoliadores y cayeron en manos de los nacionales, que ciertamente no iban a premiarles con medallas. Si fueron víctimas, fue precisamente de sus líderes".
Pero la lista de escándalos y robos perpetrados por el PSOE es inmensa y la cantidad final robada ha sido calculada por algunos medios en mas de 125.000 millones de euros, mas del 10 por ciento del PIB nacional, una cantidad aterradora por la que el partido socialista nunca fue condenado como organización de malhechores, ni ese partido ha pedido perdón a sus víctimas, que son los ciudadanos de España, vejados, empobrecidos y humillados por esa inmensa rapiña.
A la lista de robos, estafas y desfalcos hay que añadir un paquete enorme de operaciones delictivas, entre las que sobresalen el saqueo de las cajas de ahorro, perpetrado por el PSOE en colaboración con políticos de otros partidos, sobre todo del PP, el otro gran ladrón corrupto de España, y de los nacionalistas vascos y catalanes, que han cimentado su crecimiento en el chantaje, las comisiones y robos de dinero público.
La primera condición para regenerarse es conocer y reconocer los delitos cometidos; la segunda es pedir perdón; la tercera es pagar por ello, si hubiera que saldar deudas con la Justicia. Sin esas premisas, toda regeneración de la política en España será falsa porque en asuntos de corrupción y robo, el "borrón y cuenta nueva" no sirve y representa un peligroso cierra en falso que tarde o temprano volverá a abrirse y que será cimiento de nuevas corrupciones y robos.
Los robos del socialismo y de otros partidos no son casos aislado o de manzanas podridas, como ellos sostienen, ni tampoco producto de la aventura de algunos chorizos infiltrados en los partidos, sino un saqueo sistemático de España, concienzudamente preparado y adoptado como comportamiento habitual por los partidos, que han utilizado el dinero robado para comprar voluntades y votos y para enriquecer a muchos de sus militantes destacados y altos cargos.
La hipocresía del PSOE es sobrecogedora. Pedro Sánchez se apoyó en la corrupción del PP, condenada por los tribunales, para echar a Rajoy con una victoriosa moción de censura, pero al mismo tiempo ocultó los cientos de casos de corrupción de su partido, que es, sin duda, el campeón de España en suciedad y delitos.
Después de los robos perpetrados durante la Guerra Civil, que ocupan por su alcance y maldad la cumbre de la historia corrupta del socialismo español, figura Andalucía como segunda gran operación ladrona y corrupta de ese partido. Durante casi cuatro décadas, el socialismo saqueó Andalucía de manera sistemática, impidiendo a su pueblo crecer y prosperar, manteniendo a la región en la pobreza, controlada férreamente por un partido que se creía dueño de todo, incluso de la vida de los andaluces, convertidos en súbditos de una maquinaria implacable dedicada al dominio y explotación.
Todavía ningún socialista ha pedido perdón por esa canallada, sino todo lo contrario. Como venganza por haber votado en contra de los socialistas y expulsarlos del poder andaluz, Pedro Sánchez está castigando a esa región marginándola en los repartos y acosándola para impedir su despegue económico y saneamiento moral.
Francisco Rubiales
De la carta de PIO MOA a Carmen Calvo, extraigo el siguiente párrafo:
"Las deudas del PSOE son inmensas, económicas y morales. Durante la guerra el PSOE organizó el robo sistemático a particulares, al patrimonio histórico y cultural, y hasta a los montes de piedad donde depositaban sus alhajas las gentes humildes. Parte de esos tesoros dieron lugar a la sórdida y repugnante disputa entre sus dirigentes Prieto y Negrín en el exilio y sirvieron para que algunos vivieran a sus anchas y otros se corrompieran. Hablando de deudas, ¿no podría el PSOE tratar de devolverlas al país, o al menos reconocer públicamente el expolio? Y la otra gran deuda moral fue con los miles de personas que, siguiendo sus políticas, asesinaron, robaron e incendiaron a mansalva, ya desde bastante antes de la guerra. Esos seguidores de su partido fueron abandonados por sus jefes expoliadores y cayeron en manos de los nacionales, que ciertamente no iban a premiarles con medallas. Si fueron víctimas, fue precisamente de sus líderes".
Pero la lista de escándalos y robos perpetrados por el PSOE es inmensa y la cantidad final robada ha sido calculada por algunos medios en mas de 125.000 millones de euros, mas del 10 por ciento del PIB nacional, una cantidad aterradora por la que el partido socialista nunca fue condenado como organización de malhechores, ni ese partido ha pedido perdón a sus víctimas, que son los ciudadanos de España, vejados, empobrecidos y humillados por esa inmensa rapiña.
A la lista de robos, estafas y desfalcos hay que añadir un paquete enorme de operaciones delictivas, entre las que sobresalen el saqueo de las cajas de ahorro, perpetrado por el PSOE en colaboración con políticos de otros partidos, sobre todo del PP, el otro gran ladrón corrupto de España, y de los nacionalistas vascos y catalanes, que han cimentado su crecimiento en el chantaje, las comisiones y robos de dinero público.
La primera condición para regenerarse es conocer y reconocer los delitos cometidos; la segunda es pedir perdón; la tercera es pagar por ello, si hubiera que saldar deudas con la Justicia. Sin esas premisas, toda regeneración de la política en España será falsa porque en asuntos de corrupción y robo, el "borrón y cuenta nueva" no sirve y representa un peligroso cierra en falso que tarde o temprano volverá a abrirse y que será cimiento de nuevas corrupciones y robos.
Los robos del socialismo y de otros partidos no son casos aislado o de manzanas podridas, como ellos sostienen, ni tampoco producto de la aventura de algunos chorizos infiltrados en los partidos, sino un saqueo sistemático de España, concienzudamente preparado y adoptado como comportamiento habitual por los partidos, que han utilizado el dinero robado para comprar voluntades y votos y para enriquecer a muchos de sus militantes destacados y altos cargos.
La hipocresía del PSOE es sobrecogedora. Pedro Sánchez se apoyó en la corrupción del PP, condenada por los tribunales, para echar a Rajoy con una victoriosa moción de censura, pero al mismo tiempo ocultó los cientos de casos de corrupción de su partido, que es, sin duda, el campeón de España en suciedad y delitos.
Después de los robos perpetrados durante la Guerra Civil, que ocupan por su alcance y maldad la cumbre de la historia corrupta del socialismo español, figura Andalucía como segunda gran operación ladrona y corrupta de ese partido. Durante casi cuatro décadas, el socialismo saqueó Andalucía de manera sistemática, impidiendo a su pueblo crecer y prosperar, manteniendo a la región en la pobreza, controlada férreamente por un partido que se creía dueño de todo, incluso de la vida de los andaluces, convertidos en súbditos de una maquinaria implacable dedicada al dominio y explotación.
Todavía ningún socialista ha pedido perdón por esa canallada, sino todo lo contrario. Como venganza por haber votado en contra de los socialistas y expulsarlos del poder andaluz, Pedro Sánchez está castigando a esa región marginándola en los repartos y acosándola para impedir su despegue económico y saneamiento moral.
Francisco Rubiales